Envía: Congreso Cultural Cabimas 2008Caracas, Enero 8, 2008
Distinguidos Diputados y Diputadas:
Un 30 de junio del año 1962, haciendo uso de mi derecho de palabra, expresé mi decisión de dejar este Parlamento, recinto al cual, igual que ustedes llegué por voluntad popular. Mi decisión trajo consigo, una más digna, "subir a las montañas e incorporarme a los compañeros que ya han iniciado el combate y con ellos continuar la lucha revolucionaria para la liberación de Venezuela".
Concientes de los riesgos, peligros y sacrificios que esta decisión significaba, como revolucionario verdadero, no podía entonces seguir otro que ese camino. Diversas fueron las causas que motivaron aquella renuncia; "Venezuela lo sabemos y sentimos todos necesitaba un cambio a fondo, para recobrar su perfil de nación soberana, recuperar los medios de riquezas hoy en manos del capital extranjero, necesitamos un cambio a fondo para liberar al trabajador de la miseria, la ignorancia y la explotación, para poner la enseñanza, la técnica y la ciencia al alcance del pueblo, para que el obrero tenga trabajo permanente y sus hijos amparo y protección, Venezuela en fin, necesitaba un cambio profundo, para que los derechos democráticos del pueblo, no sean letra muerta en el texto de las leyes; para que la libertad exista y la justicia impere; para que el derecho a la educación, al trabajo, a la salud y al bienestar sean verdaderos derechos para las mayorías populares y no privilegios de escasas minorías".
Como pueden observar señores Diputados y Diputadas, hoy, a casi 45 años de mi renuncia, es inevitable admitir, que aún muchas de las causas que motivaron aquella decisión, se mantienen, otras se han profundizado o han adquirido nuevas formas de presentarse, los actuales modelos de dominación y opresión, también han conseguido mantener y cautivar a sus aliados de siempre, e incorporar a nuevos actores, que al igual que en el pasado, sirven de instrumento desde el poder, para confiscar la soberanía nacional y popular, para en nombre de ésta servir a otros intereses contrarios a la patria y al pueblo.
Acertado fue, haber asumido con dignidad, la decisión correcta, como correcta ha de ser la postura que han de asumir muchos de ustedes, que desde el seno de este Parlamento, en un gesto de desprendimiento y profunda convicción revolucionaria, asuman con igual valentía los designios libertarios que hoy la patria y el pueblo demanda.
Muchos de ustedes al igual que nosotros ingenuamente, experimentan hoy el falso espejismo que ha significado transitar hacia los cambios profundos y verdaderos, desde dentro de la estructura de este viejo y fracasado Estado y sus instituciones. Conscientes pues, y desechadas esas ilusiones, "fuimos a las armas con fe, con alegría, como quien va al reencuentro de la patria"; "Igual camino han tomado en épocas y países distintos los más notables hombres de la humanidad. Igual ellos, los forjadores de nuestra nacionalidad, nos trazaron el camino y nosotros hemos de continuarlo, con iguales sacrificios, con los mismos riesgos y la misma fe, para despedazar las nuevas cadenas del dominio extranjero y garantizar la plena independencia nacional".
Hoy está en sus manos romper con los esquemas de este Estado burgués y sus Instituciones, vencer el reformismo, crear los nuevos valores que se contrapongan a los valores del capitalismo, para avanzar a la construcción de un nuevo modelo civilizatorio. Para esto, es fundamental comenzar a enfrentar a quienes en defensa de sus intereses y privilegios, pretenden el simple cambio de unos hombres por otros, experiencia que ya hemos transitado y que solo ha permitido el reacomodo de la oligarquía explotadora y el surgimiento de una nueva elite paraestatal, quedando así, el poder político en manos de los mismos intereses y los instrumentos de ese poder al servicio de esa clase.
Para ustedes camaradas Diputados y Diputadas, que hoy conforman este Parlamento, a ustedes los que no forman parte de este nuevo reacomodo de poder, a Ustedes que por diversos intereses o sumisión, hacen posible esta unidad silente y cómplice, al servicio que una minoría les impone, ustedes que aún anidan en sus corazones la llama encendida de la justicia y la constancia revolucionaria, están obligados a dar la lectura correcta, que este noble y bravo pueblo les ha dado, como un ejemplo de irreverencia el pasado 2 de diciembre, dejando clara su voluntad de no volver al pasado y detuvo la profundización de las desviaciones del presente, demarcando sin duda alguna el camino hacia la emancipación integral. Muchos de ustedes, que son revolucionarios, fueron liberados con ese hermoso acto por nuestro digno pueblo venezolano. Ahora les corresponde a ustedes junto a este pueblo que les ha depositado su confianza, asumir la resistencia.
No entender esta acción liberadora y mantenerse en este Parlamento de manera obediente bajo la sumisión de un sector que evidentemente desvirtúa la voluntad popular y permanecer allí en esas condiciones, es como repetir la conducta de aquellos esclavos que una vez liberados, se negaban a abandonar las haciendas de sus amos.
Les corresponde entonces a ustedes dar un viraje histórico a esta Asamblea que conlleve a liberar su pensamiento y acción política, porque no hay nada que atemorice más a quien impone su dominación, que la diversidad del pensamiento, el debate de las ideas, la confrontación ideológica, y la postura decidida de quien asume sin miedo la libertad.
Vayan ustedes hoy al reencuentro de la patria y el pueblo, con las condiciones y formas de luchas que el momento hoy impone, caminen junto a este pueblo que jamás a claudicado y que resiste pese a las falsas esperanzas, tomen de él su optimismo, su sabiduría; acaricien sus sueños, compartan sus angustias y alegrías, su poesía, su cultura, religiosidad y espiritualidad. Salgan camaradas de los palacios de poder, porque no es allí donde se ha de consolidar la emancipación de este pueblo que está decidido a ser libre, es por los caminos de la patria donde esta sembrada esa locura creadora y libertaria, que fue regada con sangre de resistencia indígena, de esclavos, de libertadores, de guerrilleros, de hombres y mujeres hacedores de sueños emancipadores.
Cuentan ustedes para esto con el respaldo del pueblo, "el mismo que en todas las épocas memorables ha dicho presente ante lo noble, ante lo justo, ante lo bueno".
No quisiera concluir sin antes recordarles lo que una vez dije en momentos transcendentales parecido al que ustedes hoy enfrentan:
Un 30 de junio del año 1962, haciendo uso de mi derecho de palabra, expresé mi decisión de dejar este Parlamento, recinto al cual, igual que ustedes llegué por voluntad popular. Mi decisión trajo consigo, una más digna, "subir a las montañas e incorporarme a los compañeros que ya han iniciado el combate y con ellos continuar la lucha revolucionaria para la liberación de Venezuela".
Concientes de los riesgos, peligros y sacrificios que esta decisión significaba, como revolucionario verdadero, no podía entonces seguir otro que ese camino. Diversas fueron las causas que motivaron aquella renuncia; "Venezuela lo sabemos y sentimos todos necesitaba un cambio a fondo, para recobrar su perfil de nación soberana, recuperar los medios de riquezas hoy en manos del capital extranjero, necesitamos un cambio a fondo para liberar al trabajador de la miseria, la ignorancia y la explotación, para poner la enseñanza, la técnica y la ciencia al alcance del pueblo, para que el obrero tenga trabajo permanente y sus hijos amparo y protección, Venezuela en fin, necesitaba un cambio profundo, para que los derechos democráticos del pueblo, no sean letra muerta en el texto de las leyes; para que la libertad exista y la justicia impere; para que el derecho a la educación, al trabajo, a la salud y al bienestar sean verdaderos derechos para las mayorías populares y no privilegios de escasas minorías".
Como pueden observar señores Diputados y Diputadas, hoy, a casi 45 años de mi renuncia, es inevitable admitir, que aún muchas de las causas que motivaron aquella decisión, se mantienen, otras se han profundizado o han adquirido nuevas formas de presentarse, los actuales modelos de dominación y opresión, también han conseguido mantener y cautivar a sus aliados de siempre, e incorporar a nuevos actores, que al igual que en el pasado, sirven de instrumento desde el poder, para confiscar la soberanía nacional y popular, para en nombre de ésta servir a otros intereses contrarios a la patria y al pueblo.
Acertado fue, haber asumido con dignidad, la decisión correcta, como correcta ha de ser la postura que han de asumir muchos de ustedes, que desde el seno de este Parlamento, en un gesto de desprendimiento y profunda convicción revolucionaria, asuman con igual valentía los designios libertarios que hoy la patria y el pueblo demanda.
Muchos de ustedes al igual que nosotros ingenuamente, experimentan hoy el falso espejismo que ha significado transitar hacia los cambios profundos y verdaderos, desde dentro de la estructura de este viejo y fracasado Estado y sus instituciones. Conscientes pues, y desechadas esas ilusiones, "fuimos a las armas con fe, con alegría, como quien va al reencuentro de la patria"; "Igual camino han tomado en épocas y países distintos los más notables hombres de la humanidad. Igual ellos, los forjadores de nuestra nacionalidad, nos trazaron el camino y nosotros hemos de continuarlo, con iguales sacrificios, con los mismos riesgos y la misma fe, para despedazar las nuevas cadenas del dominio extranjero y garantizar la plena independencia nacional".
Hoy está en sus manos romper con los esquemas de este Estado burgués y sus Instituciones, vencer el reformismo, crear los nuevos valores que se contrapongan a los valores del capitalismo, para avanzar a la construcción de un nuevo modelo civilizatorio. Para esto, es fundamental comenzar a enfrentar a quienes en defensa de sus intereses y privilegios, pretenden el simple cambio de unos hombres por otros, experiencia que ya hemos transitado y que solo ha permitido el reacomodo de la oligarquía explotadora y el surgimiento de una nueva elite paraestatal, quedando así, el poder político en manos de los mismos intereses y los instrumentos de ese poder al servicio de esa clase.
Para ustedes camaradas Diputados y Diputadas, que hoy conforman este Parlamento, a ustedes los que no forman parte de este nuevo reacomodo de poder, a Ustedes que por diversos intereses o sumisión, hacen posible esta unidad silente y cómplice, al servicio que una minoría les impone, ustedes que aún anidan en sus corazones la llama encendida de la justicia y la constancia revolucionaria, están obligados a dar la lectura correcta, que este noble y bravo pueblo les ha dado, como un ejemplo de irreverencia el pasado 2 de diciembre, dejando clara su voluntad de no volver al pasado y detuvo la profundización de las desviaciones del presente, demarcando sin duda alguna el camino hacia la emancipación integral. Muchos de ustedes, que son revolucionarios, fueron liberados con ese hermoso acto por nuestro digno pueblo venezolano. Ahora les corresponde a ustedes junto a este pueblo que les ha depositado su confianza, asumir la resistencia.
No entender esta acción liberadora y mantenerse en este Parlamento de manera obediente bajo la sumisión de un sector que evidentemente desvirtúa la voluntad popular y permanecer allí en esas condiciones, es como repetir la conducta de aquellos esclavos que una vez liberados, se negaban a abandonar las haciendas de sus amos.
Les corresponde entonces a ustedes dar un viraje histórico a esta Asamblea que conlleve a liberar su pensamiento y acción política, porque no hay nada que atemorice más a quien impone su dominación, que la diversidad del pensamiento, el debate de las ideas, la confrontación ideológica, y la postura decidida de quien asume sin miedo la libertad.
Vayan ustedes hoy al reencuentro de la patria y el pueblo, con las condiciones y formas de luchas que el momento hoy impone, caminen junto a este pueblo que jamás a claudicado y que resiste pese a las falsas esperanzas, tomen de él su optimismo, su sabiduría; acaricien sus sueños, compartan sus angustias y alegrías, su poesía, su cultura, religiosidad y espiritualidad. Salgan camaradas de los palacios de poder, porque no es allí donde se ha de consolidar la emancipación de este pueblo que está decidido a ser libre, es por los caminos de la patria donde esta sembrada esa locura creadora y libertaria, que fue regada con sangre de resistencia indígena, de esclavos, de libertadores, de guerrilleros, de hombres y mujeres hacedores de sueños emancipadores.
Cuentan ustedes para esto con el respaldo del pueblo, "el mismo que en todas las épocas memorables ha dicho presente ante lo noble, ante lo justo, ante lo bueno".
No quisiera concluir sin antes recordarles lo que una vez dije en momentos transcendentales parecido al que ustedes hoy enfrentan:
"Abandonar el campo reformista y tomar el revolucionario, significa decidirse a la lucha sin temor alguno. Tener seguridad en la victoria y desafiar, cual David, al gigantesco poderío reaccionario, como han hecho todos los verdaderos revolucionarios de la historia".
¡Abajo las cadenas! ¡Muera la opresión! ¡Por la Patria y por el Pueblo! ¡Viva la Revolución!»
FABRICIO OJEDA
¡Abajo las cadenas! ¡Muera la opresión! ¡Por la Patria y por el Pueblo! ¡Viva la Revolución!»
FABRICIO OJEDA
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