Fabricio Ojeda aparece ahorcado en un calabozo del SIFA después de ser detenido por las bandas armadas de AD
Tal día como hoy, el 21 de junio de 1966, Fabricio Ojeda apareció ahorcado en un calabozo en el edificio del entonces Servicio de Inteligencia de la Fuerzas Armadas (SIFA). Un comunicado del Ministerio de Defensa informó a la prensa que se trataba de un “suicidio”. Sin embargo, las circunstancias que rodearon el hecho no favorecen la versión oficial. Todos quienes conocieron a Fabricio Ojeda coinciden en que nunca dio señales de tendencias suicidas. Al contrario, era un hombre sereno, razonador, equilibrado, con los nervios bien puestos y con un gran optimismo sobre el curso del proceso revolucionario.
No era la primera vez que caía preso. En 1962, cuando ingresó al movimiento guerrillero, fue hecho prisionero por el Ejército cerca de Acarigua (Portuguesa), después de un combate contra unidades militares. Tomó las cosas con calma y pasó casi un año entre los calabozos del cuartel San Carlos (Caracas) y la cárcel de Trujillo. Nunca dio muestras de depresión o falta de ánimo. Se fugó de la cárcel de Trujillo junto con Gregorio Lunar Márquez, Luben Petkoff y los capitanes Jesús Teodoro Molina Villegas y Omar Echeverría, el mayor Pedro Vegas Castejón y el teniente Octavio Acosta Bello. Inmediatamente se reincorporó al frente guerrillero Simón Bolívar en las montañas de Portuguesa.
El 19 de junio fue detenido en una casa en el Litoral Central (Vargas). Había venido a una reunión con los mandos urbanos de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN). El lugar fue rodeado por soldados y policías sin dejar ninguna posibilidad de escapar. La última persona que lo vio fue Anajantzi Jiménez Arráiz Febres, detenida junto con Mario Matute Bravo y Fabricio Ojeda en la misma reunión. Fabricio fue esposado y conducido a una celda de aislamiento.
La derecha odiaba a Fabricio Ojeda porque, siendo dirigente del partido Unión Republicana Democrática (URD) y diputado al Congreso Nacional, había renunciado públicamente a su curul para incorporarse a la guerrilla; porque era amigo de Fidel Castro y defendía la revolución cubana; y porque había sido uno de los fundadores de la Junta Patriótica que derrocó la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. El pueblo venezolano mantendrá siempre en alto la memoria de Fabricio Ojeda, de su sacrificio y abnegación.
Tal día como hoy, el 21 de junio de 1966, Fabricio Ojeda apareció ahorcado en un calabozo en el edificio del entonces Servicio de Inteligencia de la Fuerzas Armadas (SIFA). Un comunicado del Ministerio de Defensa informó a la prensa que se trataba de un “suicidio”. Sin embargo, las circunstancias que rodearon el hecho no favorecen la versión oficial. Todos quienes conocieron a Fabricio Ojeda coinciden en que nunca dio señales de tendencias suicidas. Al contrario, era un hombre sereno, razonador, equilibrado, con los nervios bien puestos y con un gran optimismo sobre el curso del proceso revolucionario.
No era la primera vez que caía preso. En 1962, cuando ingresó al movimiento guerrillero, fue hecho prisionero por el Ejército cerca de Acarigua (Portuguesa), después de un combate contra unidades militares. Tomó las cosas con calma y pasó casi un año entre los calabozos del cuartel San Carlos (Caracas) y la cárcel de Trujillo. Nunca dio muestras de depresión o falta de ánimo. Se fugó de la cárcel de Trujillo junto con Gregorio Lunar Márquez, Luben Petkoff y los capitanes Jesús Teodoro Molina Villegas y Omar Echeverría, el mayor Pedro Vegas Castejón y el teniente Octavio Acosta Bello. Inmediatamente se reincorporó al frente guerrillero Simón Bolívar en las montañas de Portuguesa.
El 19 de junio fue detenido en una casa en el Litoral Central (Vargas). Había venido a una reunión con los mandos urbanos de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN). El lugar fue rodeado por soldados y policías sin dejar ninguna posibilidad de escapar. La última persona que lo vio fue Anajantzi Jiménez Arráiz Febres, detenida junto con Mario Matute Bravo y Fabricio Ojeda en la misma reunión. Fabricio fue esposado y conducido a una celda de aislamiento.
La derecha odiaba a Fabricio Ojeda porque, siendo dirigente del partido Unión Republicana Democrática (URD) y diputado al Congreso Nacional, había renunciado públicamente a su curul para incorporarse a la guerrilla; porque era amigo de Fidel Castro y defendía la revolución cubana; y porque había sido uno de los fundadores de la Junta Patriótica que derrocó la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. El pueblo venezolano mantendrá siempre en alto la memoria de Fabricio Ojeda, de su sacrificio y abnegación.
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