Radio Globo, “se te ha pasado la mano”
El general de cinco estrellas se dirige hacia una camioneta rodeado de militares armados, mira hacia el dueño de Radio Globo y le hace un gesto con la mano; ambos se suben el vehículo y, ya sentados, el todopoderoso jefe del Estado Mayor hondureño, Romeo Vásquez, le dice que se le ha pasado la mano.
La escena tuvo lugar hoy ante los ojos de periodistas que presenciaron cómo el general aparecía con su impecable uniforme militar “de bonito” a la entrada de un céntrico hotel de Tegucigalpa en el que se encuentra alojada buena parte de la prensa internacional en Honduras.
“Me ha dicho que se nos había pasado la mano”, explicó a periodistas el propietario de Radio Globo, Alejandro Villatoro, poco después de bajar del vehículo.
Villatoro y Vásquez comparten quinta -los dos rondan los 55 años- y pueblo de nacimiento: Siguatepeque, una ciudad a unos 115 kilómetros al norte de Tegucigalpa, donde ambos crecieron y que abandonaron a temprana edad para ir a estudiar a la capital del país.
Hoy Vásquez manda en las Fuerzas Armadas y Villatoro dirige el medio más importante de la resistencia favorable al depuesto presidente, Manuel Zelaya, pero no habían hablado desde el pasado 29 de junio, al día siguiente del golpe de Estado.
En aquella ocasión, según Villatoro, el general le llamó para que “bajara el tono” en las informaciones que salían de su medio.
La conversación de hoy tuvo lugar también 24 horas después de otro acontecimiento, en este caso, un operativo militar y policial que ingresó de madrugada en las instalaciones de la emisora de Villatoro y del canal 36 de televisión Cholusat Sur, para clausurar dos medios muy críticos con el Gobierno de facto y favorables a Zelaya.
El asalto militar traducía en la práctica un decreto publicado el fin de semana que suspende durante 45 días varias garantías constitucionales y que contempla la prohibición de “emitir publicaciones por cualquier medio hablado, escrito o televisado, que ofendan la dignidad humana, a los funcionarios públicos”, entre otras cosas.
“Le he pedido que interponga sus buenos oficios”, indicó Villatoro.
“Voy a poner de mi parte, no es mi intención que ustedes salgan del aire”, respondió Vásquez, siempre de acuerdo al relato del empresario hondureño.
Villatoro y Vásquez conversaron unos pocos minutos, en un “tono bueno” que no impidió al general acusar a la emisora de ser “la voz de la resistencia” en el país.
“Yo le he dicho que no somos la voz de la resistencia, que somos la voz del pueblo“, narró, no sin dejar de añadir que el general “no escucha Radio Globo”.
El propietario de la emisora dice que los dos “han sido amigos” y habla con respeto de Vásquez, un “hombre muy inteligente”, dice, e incluso señala que si el general acaba en la cárcel cuando todo esto acabe, él le visitará.
El lunes a esa misma hora trataba de poner en el aire la emisora a través de Internet, donde sigue operando y trasmitiendo de forma clandestina desde una casa situada, de acuerdo con el propio medio, en las afueras de Tegucigalpa.
La clausura de los dos medios ha sido condenada unánimemente fuera de Honduras y en el país cuestionada por figuras políticas y deplorada por los seguidores de Zelaya.
El propio Zelaya le dijo a Efe que el decreto fue “una trampa” para clausurar los medios.
El presidente depuesto el pasado 28 de junio indicó que con el cierre de Radio Globo y Cholusat Sur, los “únicos dos medios opositores al régimen”, comentó, “ahora tienen en silencio obligado al pueblo y, además, tienen silenciada a la resistencia pacífica de Honduras”.
Por su parte, el mandatario de facto, Roberto Micheletti, abrió la posibilidad de derogar el decreto tras hacer consultas con otros poderes y si eso ocurre tanto Radio Globo como Cholusat Sur podrán acudir a los tribunales para presentar las demandas que consideren oportunas.
Las declaraciones de Micheletti fueron ayer. Villatoro bajó hoy de la camioneta del general Vásquez sonriendo.
“Sentí en él el ambiente para que podamos recuperar el equipo”, dijo, en alusión al general compueblano y a su radio clausurada.
El general de cinco estrellas se dirige hacia una camioneta rodeado de militares armados, mira hacia el dueño de Radio Globo y le hace un gesto con la mano; ambos se suben el vehículo y, ya sentados, el todopoderoso jefe del Estado Mayor hondureño, Romeo Vásquez, le dice que se le ha pasado la mano.
La escena tuvo lugar hoy ante los ojos de periodistas que presenciaron cómo el general aparecía con su impecable uniforme militar “de bonito” a la entrada de un céntrico hotel de Tegucigalpa en el que se encuentra alojada buena parte de la prensa internacional en Honduras.
“Me ha dicho que se nos había pasado la mano”, explicó a periodistas el propietario de Radio Globo, Alejandro Villatoro, poco después de bajar del vehículo.
Villatoro y Vásquez comparten quinta -los dos rondan los 55 años- y pueblo de nacimiento: Siguatepeque, una ciudad a unos 115 kilómetros al norte de Tegucigalpa, donde ambos crecieron y que abandonaron a temprana edad para ir a estudiar a la capital del país.
Hoy Vásquez manda en las Fuerzas Armadas y Villatoro dirige el medio más importante de la resistencia favorable al depuesto presidente, Manuel Zelaya, pero no habían hablado desde el pasado 29 de junio, al día siguiente del golpe de Estado.
En aquella ocasión, según Villatoro, el general le llamó para que “bajara el tono” en las informaciones que salían de su medio.
La conversación de hoy tuvo lugar también 24 horas después de otro acontecimiento, en este caso, un operativo militar y policial que ingresó de madrugada en las instalaciones de la emisora de Villatoro y del canal 36 de televisión Cholusat Sur, para clausurar dos medios muy críticos con el Gobierno de facto y favorables a Zelaya.
El asalto militar traducía en la práctica un decreto publicado el fin de semana que suspende durante 45 días varias garantías constitucionales y que contempla la prohibición de “emitir publicaciones por cualquier medio hablado, escrito o televisado, que ofendan la dignidad humana, a los funcionarios públicos”, entre otras cosas.
“Le he pedido que interponga sus buenos oficios”, indicó Villatoro.
“Voy a poner de mi parte, no es mi intención que ustedes salgan del aire”, respondió Vásquez, siempre de acuerdo al relato del empresario hondureño.
Villatoro y Vásquez conversaron unos pocos minutos, en un “tono bueno” que no impidió al general acusar a la emisora de ser “la voz de la resistencia” en el país.
“Yo le he dicho que no somos la voz de la resistencia, que somos la voz del pueblo“, narró, no sin dejar de añadir que el general “no escucha Radio Globo”.
El propietario de la emisora dice que los dos “han sido amigos” y habla con respeto de Vásquez, un “hombre muy inteligente”, dice, e incluso señala que si el general acaba en la cárcel cuando todo esto acabe, él le visitará.
El lunes a esa misma hora trataba de poner en el aire la emisora a través de Internet, donde sigue operando y trasmitiendo de forma clandestina desde una casa situada, de acuerdo con el propio medio, en las afueras de Tegucigalpa.
La clausura de los dos medios ha sido condenada unánimemente fuera de Honduras y en el país cuestionada por figuras políticas y deplorada por los seguidores de Zelaya.
El propio Zelaya le dijo a Efe que el decreto fue “una trampa” para clausurar los medios.
El presidente depuesto el pasado 28 de junio indicó que con el cierre de Radio Globo y Cholusat Sur, los “únicos dos medios opositores al régimen”, comentó, “ahora tienen en silencio obligado al pueblo y, además, tienen silenciada a la resistencia pacífica de Honduras”.
Por su parte, el mandatario de facto, Roberto Micheletti, abrió la posibilidad de derogar el decreto tras hacer consultas con otros poderes y si eso ocurre tanto Radio Globo como Cholusat Sur podrán acudir a los tribunales para presentar las demandas que consideren oportunas.
Las declaraciones de Micheletti fueron ayer. Villatoro bajó hoy de la camioneta del general Vásquez sonriendo.
“Sentí en él el ambiente para que podamos recuperar el equipo”, dijo, en alusión al general compueblano y a su radio clausurada.
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