Hace 16 años estalla el segundo intento de Golpe de Estado contra el Gobierno de Carlos Andrés Pérez denominado Movimiento 5 de Julio.
En primer termino se tomo la sede del Canal 8 y en una jornada de ocho horas, en la que participó la Aviación Militar se desarrolló la intentona comandada por Hernán Gruber Odreman, Luis Enrique Cabrera Aguirre, el general de la Fuerza Aérea Francisco Visconti Osorio y el coronel Higinio Castro.
Después de la rebelión del 27 de noviembre era imposible mantener a C.A. Pérez en la Presidencia. La vieja política lo sacrificó en un desesperado intento por salvar los intereses norteamericanos y el régimen de AD-COPEI
El movimiento tuvo el respaldo de oficiales de todas las jerarquías y de los cuatro componentes de las Fuerzas Armadas. Participó también un grupo de la Policía Metropolitana de Caracas denominado Grupo Zeta. El mayor contingente lo aportó la Fuerza Aérea.
Además de los efectivos militares involucrados de civiles y Tercer Camino, en las acciones también participaron 35 miembros del grupo Zeta, la organización de comando táctico más especializada de la Policía Metropolitana. Aunque en la jefatura del movimiento había representantes de las cuatro ramas, la Fuerza Aérea tuvo una participación decisiva en este intento.
El comando se estableció en el Museo Histórico Militar (Caracas); desde allí, Grüber Odremán y Cabrera Aguirre, junto con un grupo numerosos de oficiales dirigieron las operaciones. El general Visconti tomó la base aérea de La Carlota. Aviones Bronco y Mirage atacaron las posiciones del Gobierno hasta agotar los recursos.
La rebelión del 27 de noviembre tampoco logró derrocar al gobierno de Carlos Andrés Pérez, pero éste se debilitó profundamente. La mayoría de los oficiales rebeldes fueron encarcelados en el cuartel San Carlos, aunque 93 oficiales lograron ponerse a salvo trasladándose en un avión Hércules a Perú.
Después del 27 de noviembre ya fue imposible mantener el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Sus propios aliados lo culparon de corrupto a fin de librarse de él, creyendo que de esta manera salvarían al régimen dominado por Acción Democrática (AD) y el Comité de Organización Partidista Electoral Independiente (COPEI). Unos meses más tarde, Pérez fue encontrado culpable y destituido.
“Las consecuencias de aquel 27 de noviembre las estamos viviendo, caminamos sobre eso, estamos viviendo una unidad cívico-militar, una nueva forma de vida, una nueva forma de hacer gobierno, inspirada en el 4 de febrero y el 27 de noviembre. Esa vivencia dio pie a la unidad cívico-militar, a una Fuerza Armada abierta al pueblo que participa activamente en el desarrollo económico y social del país.
Eso se ve y está vigente desde 27 de noviembre del 92 hasta el día de hoy”.
Herrera reconoce la importancia de los acontecimientos de 1989 como paso previo a lo que vivimos actualmente. “Los antecedentes claves son el 27 y 28 de febrero de 1989, cuando las Fuerzas Armadas fueron empleadas para oprimir al pueblo, para masacrarlo. La reacción en contra de ese hecho empezó el 4 de febrero y se prolongó hasta el 27 de noviembre, pero con el agregado de que fue un movimiento cívico-militar. Participaron muchos grupos sociales.
Es la experiencia que dio vida a lo que hoy es el gobierno revolucionario que preside Hugo Chávez. Cada día más está reivindicada esa reacción de los militares jóvenes de aquella vez y de la unidad con el pueblo para decirle basta al neoliberalismo y al capitalismo salvaje.
La lección aprendida es muy buena, vamos avanzando de una forma firme, con una dirección estratégica orientada hacia el triunfo. Tenemos que sentirnos orgullosos del 27 de noviembre de 1992, cuando la unidad cívico militar dijo basta ya”.
En primer termino se tomo la sede del Canal 8 y en una jornada de ocho horas, en la que participó la Aviación Militar se desarrolló la intentona comandada por Hernán Gruber Odreman, Luis Enrique Cabrera Aguirre, el general de la Fuerza Aérea Francisco Visconti Osorio y el coronel Higinio Castro.
Después de la rebelión del 27 de noviembre era imposible mantener a C.A. Pérez en la Presidencia. La vieja política lo sacrificó en un desesperado intento por salvar los intereses norteamericanos y el régimen de AD-COPEI
El movimiento tuvo el respaldo de oficiales de todas las jerarquías y de los cuatro componentes de las Fuerzas Armadas. Participó también un grupo de la Policía Metropolitana de Caracas denominado Grupo Zeta. El mayor contingente lo aportó la Fuerza Aérea.
Además de los efectivos militares involucrados de civiles y Tercer Camino, en las acciones también participaron 35 miembros del grupo Zeta, la organización de comando táctico más especializada de la Policía Metropolitana. Aunque en la jefatura del movimiento había representantes de las cuatro ramas, la Fuerza Aérea tuvo una participación decisiva en este intento.
El comando se estableció en el Museo Histórico Militar (Caracas); desde allí, Grüber Odremán y Cabrera Aguirre, junto con un grupo numerosos de oficiales dirigieron las operaciones. El general Visconti tomó la base aérea de La Carlota. Aviones Bronco y Mirage atacaron las posiciones del Gobierno hasta agotar los recursos.
La rebelión del 27 de noviembre tampoco logró derrocar al gobierno de Carlos Andrés Pérez, pero éste se debilitó profundamente. La mayoría de los oficiales rebeldes fueron encarcelados en el cuartel San Carlos, aunque 93 oficiales lograron ponerse a salvo trasladándose en un avión Hércules a Perú.
Después del 27 de noviembre ya fue imposible mantener el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Sus propios aliados lo culparon de corrupto a fin de librarse de él, creyendo que de esta manera salvarían al régimen dominado por Acción Democrática (AD) y el Comité de Organización Partidista Electoral Independiente (COPEI). Unos meses más tarde, Pérez fue encontrado culpable y destituido.
“Las consecuencias de aquel 27 de noviembre las estamos viviendo, caminamos sobre eso, estamos viviendo una unidad cívico-militar, una nueva forma de vida, una nueva forma de hacer gobierno, inspirada en el 4 de febrero y el 27 de noviembre. Esa vivencia dio pie a la unidad cívico-militar, a una Fuerza Armada abierta al pueblo que participa activamente en el desarrollo económico y social del país.
Eso se ve y está vigente desde 27 de noviembre del 92 hasta el día de hoy”.
Herrera reconoce la importancia de los acontecimientos de 1989 como paso previo a lo que vivimos actualmente. “Los antecedentes claves son el 27 y 28 de febrero de 1989, cuando las Fuerzas Armadas fueron empleadas para oprimir al pueblo, para masacrarlo. La reacción en contra de ese hecho empezó el 4 de febrero y se prolongó hasta el 27 de noviembre, pero con el agregado de que fue un movimiento cívico-militar. Participaron muchos grupos sociales.
Es la experiencia que dio vida a lo que hoy es el gobierno revolucionario que preside Hugo Chávez. Cada día más está reivindicada esa reacción de los militares jóvenes de aquella vez y de la unidad con el pueblo para decirle basta al neoliberalismo y al capitalismo salvaje.
La lección aprendida es muy buena, vamos avanzando de una forma firme, con una dirección estratégica orientada hacia el triunfo. Tenemos que sentirnos orgullosos del 27 de noviembre de 1992, cuando la unidad cívico militar dijo basta ya”.
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