Por unanimidad, la Cámara Municipal de Guaicaipuro dio el visto bueno al decreto del alcalde tequense Raúl Salmerón de declarar patrimonio histórico al Túnel de Garabato que en los años 60 fungió como asentamiento de guerrilleros en la década de los sesenta, además de ser centro de fabricación de artefactos explosivos y armamentos.
La información fue suministrada por el concejal Hugo Figueroa, quien manifestó que el túnel ubicado en el sector Garabato de la población de San Pedro de los Altos será centro de investigación histórica y arqueológica porque allí falleció un químico español que en esa época era candidato al Premio Nobel.
"Se realizará una inspección en la zona con un equipo multidisciplinario para determinar si aún persisten elementos contaminantes en el lugar por tratarse de un lugar donde fabricaban armas de guerra y posteriormente el lugar será sometido a trabajos de recuperación por parte del Ayuntamiento local para abrirlo a los visitantes. Durante las labores de rescate del espacio histórico, no se alterará la estructura original del túnel".
La declaratoria de patrimonio fue hecha a raíz de una visita que dispensó la semana pasada el ministro de Ciencia y Tecnología, Héctor Navarro, quien realizó una inspección en el lugar y destacó su importancia histórica.
La información fue suministrada por el concejal Hugo Figueroa, quien manifestó que el túnel ubicado en el sector Garabato de la población de San Pedro de los Altos será centro de investigación histórica y arqueológica porque allí falleció un químico español que en esa época era candidato al Premio Nobel.
"Se realizará una inspección en la zona con un equipo multidisciplinario para determinar si aún persisten elementos contaminantes en el lugar por tratarse de un lugar donde fabricaban armas de guerra y posteriormente el lugar será sometido a trabajos de recuperación por parte del Ayuntamiento local para abrirlo a los visitantes. Durante las labores de rescate del espacio histórico, no se alterará la estructura original del túnel".
La declaratoria de patrimonio fue hecha a raíz de una visita que dispensó la semana pasada el ministro de Ciencia y Tecnología, Héctor Navarro, quien realizó una inspección en el lugar y destacó su importancia histórica.
Jose Vicente Scorza en su libro dice:
"Para la producción de explosivos, después de muchas pruebas y estar seguros de su calidad; alquilamos una casa en un campo de Acarigua; allí montamos bancos de madera; el torno y las estanterías para la fabricación en serie.
El resto de los materiales que necesitábamos para la fabricación de explosivos lo metimos en la doble carga de un viejo Mercedes que yo tenía y partimos a iniciar nuestra empresa.
La primera producción del torno fue de perinolas, trompos y piezas de ajedrez como una manera de disfrazar todo de cotidianidad y también para acostumbrar a los vecinos más cercanos al ruido del torno.
Para ese entonces contábamos con esta fábrica y con El Garabato, que quedaba en los Teques.
El Garabato fue una operación propuesta por Vicente García Ucejo; Fruto Vivas y otros compañeros. A Fruto le correspondía diseñar el techo de la estructura del local bajo tierra; en la construcción y el montaje trabajaron arduamente varios hombres.
Consiguieron una parcela en la que había una granja de pollos en Los Teques; la cual se utilizaba para despistar a los habitantes del caserío cercano a la zona y creo que por un buen tiempo eso funcionó.
García Ucejo vivió unos meses con nosotros. Con él me inicié en el quehacer de explosivos; más tarde lo perfeccionaría en Pekín.
Este compañero, cuyo seudónimo era Luís estaba muy comprometido no sólo con nuestra lucha, sino con la lucha revolucionaria de toda la América Latina. Vicente pasaba semanas encerrado en El Garabato y algunas veces, sufría y se angustiaba mucho con el encierro; siempre creímos que sufría de claustrofobia; por lo que valorábamos aún más su sacrificio.
Algunas veces se veía obligado a salir. En ese receso, nos visitaba. Creo que también su intención era respirar aire fresco y recrearse, luego de esa hazaña tan peligrosa, hecha bajo tierra.
Yo pude conocer el interior de El Garabato porque un día el partido planificó un curso sobre explosivos, dirigido a los militantes que ya habíamos comenzado a trabajar en esa área.
Recuerdo que un compañero que se encontraba en el frente de Oriente, quien también había sido elegido para participar en ese entrenamiento, en lugar de asumir personalmente la responsabilidad; la delegó en un compañero que había sido Guardia Nacional, cuyo apellido era Chirinos y optó por dar riendas sueltas a su amor por una de las camaradas. El ex guardia nacional desde hace tiempo había decidido pasarse a las filas de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional.
Esa irresponsabilidad del compañero de oriente, al pasar el tiempo, se revertiría en contra de nosotros y de la organización.
Este entrenamiento fue en los espacios de El Garabato, nunca se me olvida que como garantía y seguridad especial del lugar donde se encontraba este sótano, fuimos trasladados con los ojos vendados.
Una de las cosas ingeniosas que allí hizo el camarada Vicente, fue una red de tubos de vidrios para la destilación durante la fabricación del ácido nítrico; pues el que se vende es un ácido muy diluido y, para el uso militar y para la preparación de explosivos se necesita un ácido nítrico de alta concentración.
A esa fábrica la volvieron añicos en un allanamiento, lo más valioso que había allí era el sistema construido para la producción de ácido nítrico.
Con las ráfagas rompieron toda la red de tubos de vidrio para destilar.
Cuando cayó herido Ucejo, en el bolsillo de su pantalón, encontraron una libreta con todas nuestras direcciones.
Aquellas ráfagas también volvieron añicos nuestros sueños de transformación y cambio. Recuerdo que en mis interminables horas de insomnio en la cárcel, pasaba la película de nuestras experiencias revolucionarias y en ella, parafraseando al poeta Neruda: digo que con una gota de sangre en su sonrisa veía yo al camarada García Ucejo."
“Cuando la guerrilla ha alcanzado un poderío respetable en armas y números de combatientes, debe irse a la formación de nuevas columnas”…Ché Guevara
El resto de los materiales que necesitábamos para la fabricación de explosivos lo metimos en la doble carga de un viejo Mercedes que yo tenía y partimos a iniciar nuestra empresa.
La primera producción del torno fue de perinolas, trompos y piezas de ajedrez como una manera de disfrazar todo de cotidianidad y también para acostumbrar a los vecinos más cercanos al ruido del torno.
Para ese entonces contábamos con esta fábrica y con El Garabato, que quedaba en los Teques.
El Garabato fue una operación propuesta por Vicente García Ucejo; Fruto Vivas y otros compañeros. A Fruto le correspondía diseñar el techo de la estructura del local bajo tierra; en la construcción y el montaje trabajaron arduamente varios hombres.
Consiguieron una parcela en la que había una granja de pollos en Los Teques; la cual se utilizaba para despistar a los habitantes del caserío cercano a la zona y creo que por un buen tiempo eso funcionó.
García Ucejo vivió unos meses con nosotros. Con él me inicié en el quehacer de explosivos; más tarde lo perfeccionaría en Pekín.
Este compañero, cuyo seudónimo era Luís estaba muy comprometido no sólo con nuestra lucha, sino con la lucha revolucionaria de toda la América Latina. Vicente pasaba semanas encerrado en El Garabato y algunas veces, sufría y se angustiaba mucho con el encierro; siempre creímos que sufría de claustrofobia; por lo que valorábamos aún más su sacrificio.
Algunas veces se veía obligado a salir. En ese receso, nos visitaba. Creo que también su intención era respirar aire fresco y recrearse, luego de esa hazaña tan peligrosa, hecha bajo tierra.
Yo pude conocer el interior de El Garabato porque un día el partido planificó un curso sobre explosivos, dirigido a los militantes que ya habíamos comenzado a trabajar en esa área.
Recuerdo que un compañero que se encontraba en el frente de Oriente, quien también había sido elegido para participar en ese entrenamiento, en lugar de asumir personalmente la responsabilidad; la delegó en un compañero que había sido Guardia Nacional, cuyo apellido era Chirinos y optó por dar riendas sueltas a su amor por una de las camaradas. El ex guardia nacional desde hace tiempo había decidido pasarse a las filas de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional.
Esa irresponsabilidad del compañero de oriente, al pasar el tiempo, se revertiría en contra de nosotros y de la organización.
Este entrenamiento fue en los espacios de El Garabato, nunca se me olvida que como garantía y seguridad especial del lugar donde se encontraba este sótano, fuimos trasladados con los ojos vendados.
Una de las cosas ingeniosas que allí hizo el camarada Vicente, fue una red de tubos de vidrios para la destilación durante la fabricación del ácido nítrico; pues el que se vende es un ácido muy diluido y, para el uso militar y para la preparación de explosivos se necesita un ácido nítrico de alta concentración.
A esa fábrica la volvieron añicos en un allanamiento, lo más valioso que había allí era el sistema construido para la producción de ácido nítrico.
Con las ráfagas rompieron toda la red de tubos de vidrio para destilar.
Cuando cayó herido Ucejo, en el bolsillo de su pantalón, encontraron una libreta con todas nuestras direcciones.
Aquellas ráfagas también volvieron añicos nuestros sueños de transformación y cambio. Recuerdo que en mis interminables horas de insomnio en la cárcel, pasaba la película de nuestras experiencias revolucionarias y en ella, parafraseando al poeta Neruda: digo que con una gota de sangre en su sonrisa veía yo al camarada García Ucejo."
“Cuando la guerrilla ha alcanzado un poderío respetable en armas y números de combatientes, debe irse a la formación de nuevas columnas”…Ché Guevara
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