A lo largo de 265 páginas, Castro hace referencias a varios momentos de la historia colombiana, comenzando desde el 7 de abril de 1948, dos días antes del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.
Estas son algunas de las principales revelaciones contenida en el libro 'La Paz en Colombia' del ex jefe del gobierno cubano.
Apoyado en los diálogos que sostuvo con Pastrana y miembros de su gobierno en varias oportunidades, mensajes de los líderes guerrilleros y reportes de José Arbesú, hombre de su plena confianza y "responsable de los vínculos con la izquierda de América Latina", Castro presenta su propia visión de ese momento de la historia colombiana.
La información que despierta el mayor interés sobre este asunto se origina en dos conversaciones que el emisario cubano (Arbesú) sostuvo con 'Manuel Marulanda' el 8 de enero y el 18 de febrero de 1999, cuando apenas comenzaban los diálogos del Caguán, y que son incorporados en el libro.
Apenas el día siguiente a la iniciación de los diálogos (el 7 de enero de 199), según se desprende del reporte de Arbesú al comandante Fidel, ya se notaba una gran desconfianza de las Farc en el éxito del proceso.
Aunque Marulanda "reconocía la buena voluntad del Presidente (Pastrana) por buscar una salida al conflicto armado, así como su audacia y valor", no confiaban en que tuviera la "capacidad de resolver las fuertes contradicciones al intrior de las clases dominantes, principalmente los grandes oligargas, las fuerzas militares, e incluso, la presión de sectores en el Gobierno y el Congreso norteamericanos", a los que considerabana con "una fuerte incidencia en la administración Pastrana".
Desde ese mismo día 'Marulanda' le confesó al emisario cubano que "la única forma de presionar al Gobierno es continuar la guerra", que no aceptaría "un cese del fuego", y que "por el contrario, en breve iniciarán una fuerte ofensiva militar que pretenden generalizar a todo lo largo del país".
Ese día 'Marulanda' también explicó que no consideraba que le hubiera "incumplido" a Pastrana al no hacerse presente en la instalación del proceso, porque nunca garantizó su presencia. Y aseguró que su inasistencia se debió a que descubrió un plan para asesinarlo a él y al mismo Pastrana. No obstante, le admitió a Arbesú que "perdió una ocasión histórica de presentarse ante el mundo" y dijo que lo haría en otra oportunidad.
Fidel confiesa en su libro que al recibir el primer reporte sobre la situación de EL Caguán, le pidió a Arbesú que regresara a Colombia y le llevara nuevos mensajes a Marulanda.
Y en efecto, la segunda visita de Arbesú a El Caguán, se produjo el 21 de febrero siguiente. En esa oportunidad el enviado de Fidel logró hablar con 'Marulanda' durante dos días, mientras 'Raúl Reyes' tomaba apuntes.
En esa nueva oportunidad el entonces jefe de las Farc le hizo varias consideraciones al emisario de La Habana sobre la suerte del proceso. Parecía más desconfiado que un mes antes. Dice por ejemplo que Pastrana "está mal asesorado", que parece más débil, que debe despejar un área al Eln y que debe "cesar la cobertura de prensa positiva sobre los paramilitares".
La ofensiva final
En ese segundo encuentro con el enviado de Castro, 'Marulanda' habló sobre un "Plan Estratégico Militar'" de las Farc para la "ofensiva final" y la toma del poder.
"En el Plan Estratégico Militar trabajarán por continuar la guerra y los combates lejos de los municipios despejados e ir acercando los frentes guerrilleros a las grandes ciudades, activando el accionar de la propaganda armada en las ciudades, a la vez que preparan una fuerte ofensiva militar en el curso de estos meses para continuar golpeando a las fuerzas armadas e ir creando las condiciones para una ofensiva final. Eso explicaba la ausencia de otros miembros del Secretariado en la reunión con Nosotros", le reportó Arbesú a Fidel.
En su marcha hacia la "ofensiva final" las Farc daban por descontado que el gobierno de Pastrana se iría "desgastando por la crisis económica y financiera", que lo haría "más impopular", lo que a su vez favorecería su "alianza con otros sectores sociales".
Antes de la "ofensiva final", las Farc pretendían lograr el control de por lo menos tres departamentos del sur del país: Caquetá, Putumayo y Meta. Así relata el libro de Castro este propósito: "Antes de esa ofensiva final, tienen previsto como alternativa dividir el país en dos, tomando el poder en dos o tres departamentos del Sur (Caquetá, Putumayo, Meta),mientras que en el Norte mantendrán cercadas y bloqueadas a las grandes ciudades. En ese caso buscarían una solución negociada sobre la base de los 10 puntos programáticos de las Farc y estarían en mayor ventaja de negociar; en caso esto no sea posible, continuarán la guerra hasta la toma del poder, que se ejercerá convirtiendo a los 80 frentes guerrilleros en la columna medular de un poder popular y que los mejores comandantes asuman la conducción de las fuerzas armadas".
Lo que devela el doble propósito de las Farc con Pastrana, queda claro en el relato que Arbesú le hizo al jefe del gobierno de La Habana, y que se recoge en el libro. 'Marulanda' le dice a Arbesú, que le cuente a Pastrana parte de sus conversaciones, pero que no le revele lo del "Plan Estratégico" que implicaba avanzar en los diálogos, pero a la vez, preparar la "ofensiva final".
"Finalmente nos dijo podíamos transmitirle a Pastrana todo lo que habíamos conversado, salvo lo relativo al Plan Estratégico Político-Militar", relata el libro del comandante Castro.
Según Castro, su emisario le dijo a 'Marulanda' que "no se le podían pedir más concesiones a Pastrana, que quizá con él se podría lograr una solución Sui Generis", que "inclusive una victoria sería muy difícil de sostener" y que "ganar tiempo es oro".
Según el libro, 'Marulanda' había acordado viajar a La Habana, a hablar con Fidel. Había anunciado que iría con alias 'El Mono Jojoy' (este último con el fin de hacerse un tratamiento médico) pero no se explican las causas del fracaso del viaje.
Estas son algunas de las principales revelaciones contenida en el libro 'La Paz en Colombia' del ex jefe del gobierno cubano.
Apoyado en los diálogos que sostuvo con Pastrana y miembros de su gobierno en varias oportunidades, mensajes de los líderes guerrilleros y reportes de José Arbesú, hombre de su plena confianza y "responsable de los vínculos con la izquierda de América Latina", Castro presenta su propia visión de ese momento de la historia colombiana.
La información que despierta el mayor interés sobre este asunto se origina en dos conversaciones que el emisario cubano (Arbesú) sostuvo con 'Manuel Marulanda' el 8 de enero y el 18 de febrero de 1999, cuando apenas comenzaban los diálogos del Caguán, y que son incorporados en el libro.
Apenas el día siguiente a la iniciación de los diálogos (el 7 de enero de 199), según se desprende del reporte de Arbesú al comandante Fidel, ya se notaba una gran desconfianza de las Farc en el éxito del proceso.
Aunque Marulanda "reconocía la buena voluntad del Presidente (Pastrana) por buscar una salida al conflicto armado, así como su audacia y valor", no confiaban en que tuviera la "capacidad de resolver las fuertes contradicciones al intrior de las clases dominantes, principalmente los grandes oligargas, las fuerzas militares, e incluso, la presión de sectores en el Gobierno y el Congreso norteamericanos", a los que considerabana con "una fuerte incidencia en la administración Pastrana".
Desde ese mismo día 'Marulanda' le confesó al emisario cubano que "la única forma de presionar al Gobierno es continuar la guerra", que no aceptaría "un cese del fuego", y que "por el contrario, en breve iniciarán una fuerte ofensiva militar que pretenden generalizar a todo lo largo del país".
Ese día 'Marulanda' también explicó que no consideraba que le hubiera "incumplido" a Pastrana al no hacerse presente en la instalación del proceso, porque nunca garantizó su presencia. Y aseguró que su inasistencia se debió a que descubrió un plan para asesinarlo a él y al mismo Pastrana. No obstante, le admitió a Arbesú que "perdió una ocasión histórica de presentarse ante el mundo" y dijo que lo haría en otra oportunidad.
Fidel confiesa en su libro que al recibir el primer reporte sobre la situación de EL Caguán, le pidió a Arbesú que regresara a Colombia y le llevara nuevos mensajes a Marulanda.
Y en efecto, la segunda visita de Arbesú a El Caguán, se produjo el 21 de febrero siguiente. En esa oportunidad el enviado de Fidel logró hablar con 'Marulanda' durante dos días, mientras 'Raúl Reyes' tomaba apuntes.
En esa nueva oportunidad el entonces jefe de las Farc le hizo varias consideraciones al emisario de La Habana sobre la suerte del proceso. Parecía más desconfiado que un mes antes. Dice por ejemplo que Pastrana "está mal asesorado", que parece más débil, que debe despejar un área al Eln y que debe "cesar la cobertura de prensa positiva sobre los paramilitares".
La ofensiva final
En ese segundo encuentro con el enviado de Castro, 'Marulanda' habló sobre un "Plan Estratégico Militar'" de las Farc para la "ofensiva final" y la toma del poder.
"En el Plan Estratégico Militar trabajarán por continuar la guerra y los combates lejos de los municipios despejados e ir acercando los frentes guerrilleros a las grandes ciudades, activando el accionar de la propaganda armada en las ciudades, a la vez que preparan una fuerte ofensiva militar en el curso de estos meses para continuar golpeando a las fuerzas armadas e ir creando las condiciones para una ofensiva final. Eso explicaba la ausencia de otros miembros del Secretariado en la reunión con Nosotros", le reportó Arbesú a Fidel.
En su marcha hacia la "ofensiva final" las Farc daban por descontado que el gobierno de Pastrana se iría "desgastando por la crisis económica y financiera", que lo haría "más impopular", lo que a su vez favorecería su "alianza con otros sectores sociales".
Antes de la "ofensiva final", las Farc pretendían lograr el control de por lo menos tres departamentos del sur del país: Caquetá, Putumayo y Meta. Así relata el libro de Castro este propósito: "Antes de esa ofensiva final, tienen previsto como alternativa dividir el país en dos, tomando el poder en dos o tres departamentos del Sur (Caquetá, Putumayo, Meta),mientras que en el Norte mantendrán cercadas y bloqueadas a las grandes ciudades. En ese caso buscarían una solución negociada sobre la base de los 10 puntos programáticos de las Farc y estarían en mayor ventaja de negociar; en caso esto no sea posible, continuarán la guerra hasta la toma del poder, que se ejercerá convirtiendo a los 80 frentes guerrilleros en la columna medular de un poder popular y que los mejores comandantes asuman la conducción de las fuerzas armadas".
Lo que devela el doble propósito de las Farc con Pastrana, queda claro en el relato que Arbesú le hizo al jefe del gobierno de La Habana, y que se recoge en el libro. 'Marulanda' le dice a Arbesú, que le cuente a Pastrana parte de sus conversaciones, pero que no le revele lo del "Plan Estratégico" que implicaba avanzar en los diálogos, pero a la vez, preparar la "ofensiva final".
"Finalmente nos dijo podíamos transmitirle a Pastrana todo lo que habíamos conversado, salvo lo relativo al Plan Estratégico Político-Militar", relata el libro del comandante Castro.
Según Castro, su emisario le dijo a 'Marulanda' que "no se le podían pedir más concesiones a Pastrana, que quizá con él se podría lograr una solución Sui Generis", que "inclusive una victoria sería muy difícil de sostener" y que "ganar tiempo es oro".
Según el libro, 'Marulanda' había acordado viajar a La Habana, a hablar con Fidel. Había anunciado que iría con alias 'El Mono Jojoy' (este último con el fin de hacerse un tratamiento médico) pero no se explican las causas del fracaso del viaje.
1 comentario:
La paz en Colombia
Es un tema sobre el que prometí escribir. No era fácil hacerlo. Otros asuntos han ocupado mi tiempo. Ahora cumplo la promesa. ¿Fue objetivo y justo mi análisis sobre Marulanda y el Partido Comunista de Colombia en las Reflexiones publicadas el pasado 5 de julio de 2008? Nadie puede asegurar nunca que sus puntos de vista carecen de subjetivismo; siempre se puede correr el riesgo de parecer injusto. Quien afirma algo, debe estar dispuesto a demostrar lo que dice y por qué lo dice. Mi desacuerdo con la concepción de Marulanda se fundamenta en la experiencia vivida, no como teórico sino como político que enfrentó y debió resolver problemas muy parecidos como ciudadano y como guerrillero, solo que los suyos fueron más complejos y difíciles.
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