lunes, 6 de septiembre de 2010

Fidel, siempre, y por siempre, Fidel


Fidel, siempre, y por siempre, Fidel
Enviado por Daniel Carrillo
“La cuarta enseñanza de Fidel, se resume en la actitud rebelde, irreverente de ese pueblo capaz de rescatar a Elián, entender carencias, de pararse firme frente al monstruo del norte en la crisis de los misiles, de ser solidario con los demás pueblos del mundo, de pelear las guerras justas como propias, o mejor, sabiendo que una guerra justa pertenece a toda la humanidad.
Fidel y su obra, La Revolución Cubana son ejemplo para el resto de la humanidad, son una muestra de que la Revolución es posible y es necesaria …. son faro de esperanza.
La Revolución no es un proceso fácil, los revolucionarios deben entenderlo así. Se trata de un desgarramiento, de un separarse de sí mismo, de correr el riesgo de la soledad.
El que tenga miedo de la soledad nunca será revolucionario, siempre estará buscando el acompañamiento de una mayoría que es esquiva e ingrata.
Los revolucionarios, por definición, son la vanguardia de la sociedad. Son los que primero perciben y sienten la necesidad de un salto y, planteándolo, corren el riesgo de la incomprensión. Contra ellos se confabulan las fuerzas de la costumbre, de la parsimonia, el cambio perjudica a los acomodados, que son muchos, y es incomprendido por los beneficiados, intoxicados de manipulaciones de dominación.
Proponer lo diferente es un gran riesgo, contra lo nuevo que cuestiona se confabulan todas las armas de la costumbre. La esclavitud mental tiene cadenas poderosísimas.
Cuando finalmente las ideas de la vanguardia son entendidas, respaldadas, para esto pueden pasar muchos años, toda una vida, entonces llegó el momento de nuevas ideas que rompen con el nuevo acomodamiento. Surge nueva vanguardia, nuevas incomprensiones, nuevo aislamiento, otra búsqueda de mayoría.
Así el ciclo se repite interminablemente. Ese es el motor de una revolución, las revoluciones que se olvidan de esta fisiología, se adormilan, se pasman, perecen. No saben crear nuevas rutas de avance, al contrario, toman atajos al pasado.
La seguridad acostumbra, deja para después el salto indispensable para la salud revolucionaria, ve con malos ojos a quien pida correr el riesgo de seguir caminando, la seguridad aconseja permanecer en el terreno ya conocido, con las acciones que dieron resultado ayer, no salirse de la rutina, no inventar, no hacer olas. Frente al camino necesario siempre ven barrancos.
La pequeña burguesía en funciones de vanguardia revolucionaria se aposenta con facilidad, al primer éxito proponen teoría para justificar quedarse en el remanso, evitar la turbulencia, disfrutar lo alcanzado.
En estos países nuestros, donde las primeras etapas de la Revolución resuelven las reivindicaciones burguesas y por tanto son acompañadas por capas y dirigentes pequeños burgueses, es importante entender la necesidad de correr el riesgo de siempre estar avanzando. Si una revolución se estanca, irremediablemente perece, ese es el principal enemigo.
Ahora bien, el avance de una revolución no se mide por el avance económico, auque por supuesto es importantísimo, el avance de una Revolución lo determina la elevación de la Conciencia del Deber Social. Sólo los pueblos con altos niveles de esta conciencia son capaces de resistir los embates de los enemigos que intentan yugularla.
La prosperidad económica debe estar al servicio de la Conciencia Social, o mejor, sólo la economía al servicio de esta conciencia será en verdad prosperidad. Los altos índices de economía capitalista son ilusiones que producen miseria a su alrededor. Toda economía capitalista, esto es: de propiedad nosocial, del tamaño que sea y de la forma que adquiera, producirá siempre conciencia capitalista y miseria espiritual y material.
En nuestra Revolución, que es pacífica, convivimos con lógicas heredadas del punto fijismo, es necesario hacer grandes esfuerzos para con nuestras acciones elevar la Conciencia del Deber Social. Esto es fundamental: no podemos caer en la tentación de logros fáciles usando los métodos, las herramientas melladas, así obtendremos triunfos que siempre serán efímeros.
Ahí están las enseñanzas de Fidel para guiar a los Revolucionarios.
Hay una enseñanza final:
Fidel es un estudioso, lee y medita con la pasión del que sabe que el conocimiento es indispensable para ser un buen dirigente, que lo espontáneo no es suficiente”.
Referencia: Fidel: La audacia que funda. Por: Neftalí Reyes. Página 5. Debate Socialista.20 y 22 de agosto de 2010. Año 2 Número 110

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