miércoles, 17 de febrero de 2010

Valdés Vivó: el último bolchevique

Valdés Vivó: el último bolchevique
Personajes épicos, románticos, abnegados, prestos al máximo sacrificio por un ideal de justicia, esos son los bolcheviques. Los hacedores de la utopía.
La hermosa novelística rusa los describe en La Madre, de Máximo Gorki; Así se templó el acero, de Nicolai Ostroski; La joven guardia, de Fadeiev. Se llaman Pável Korchaguin, Oleg Kochevoi, Pelagia Nilokna, Sasha, Tania, Pavka. La historia real los nombra Lenin, Gramsci, Rosa, Engels, Marx, Fidel.
La Revolución Cubana ha parido muchos de estos seres sencillos pero trascendentes. Gente extremadamente parca en cuestión de posesiones materiales. Pero radicalmente exigentes en materia de principios y deberes.
De esa raza superior es mi octogenario amigo Raúl Valdés Vivó, quien aún se considera a sí mismo “una gota en el torrente”, un “aspirante a revolucionario”, ese escalón más alto de la especie humana del que habló El Che.
Lo conocí durante los años 1988 y 1989, cuando tuve el privilegio de participar en el Curso de Superación Política-Ideológica de la gloriosa Escuela Superior del Partido Comunista de Cuba, donde Raúl ejercía reciamente su rectoría. Debo esa extraordinaria e imborrable vivencia al Comandante Fausto, mejor conocido como Alí Rodríguez Araque, apreciado jefe político del pequeño destacamento Tendencia Revolucionaria, cosecha de grandes afectos y experiencias.
Fue Valdés Vivó el que primero nos alertó de la reversibilidad del experimento socialista en Europa del Este y particularmente de la Unión Soviética. No lo creíamos, pero sucedió. Luego, con dos años de antelación, también fue Raúl quien predijo la actual crisis del capitalismo mundial Y no es que tenga el maestro una esfera de cristal con poderes sobrenaturales, no; es que cuenta con dos herramientas infalibles del saber científico: la dialéctica materialista y el materialismo histórico. Amén de sesenta años de fértil militancia comunista.
Habiendo cumplido peligrosas y delicadas misiones otorgadas a él directamente por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, como ser Embajador en el Viet Nam en guerra por diez años, o líder por dos años de la secreta Operación Baraguá durante la lucha revolucionaria en Etiopía, Valdés Vivó nunca descuidó su vocación de periodista y escritor. Allí quedaron esas magistrales crónicas de vida que son Embajada en la selva y Etiopía: la revolución desconocida, libro éste que Fidel ordenó editar en masa y en varios idiomas dada su profundidad pedagógica para entender el asunto etíope.
Pluma inquieta, vigorosa y arriesgada, Valdés se enamora de las revoluciones en marcha por Nuestra América, como Martí lo haría por las independencias, y, siguiendo los trazos del Apóstol se hace amante del andar bolivariano: su antológica obra La dos vidas de Bolívar lo coloca en la primera trinchera caraqueña al lado de Chávez y el bravo pueblo que el yugo lanzó. Por eso fue justamente galardonada con el premio Gustavo Machado de pensamiento político, entre otros laureles internacionales.
Esos manantiales de luz desembocaron en esta nueva aventura creadora del querido Rector de La Ñico, Libertadoras, presentado el 12 de febrero en la Feria del Libro de La Habana, que ya es todo un suceso y que habrá que leer obligatoriamente, porque en sus doscientas páginas Raúl nos propone un plan liberador para salir de la crisis, con el exótico concurso de una inédita e inesperada Revolución Japonesa.
La gota de rocío en el torrente del pueblo, es savia de la victoria eterna que germina; de la resurrección del bolchevismo, del renacer de la esperanza.
Ildefonso Finol
Constituyente de 1999

"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador.

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