El placer que provoca destruir los ambientes naturales en este planeta, pareciera tener en los seres humanos profundas raíces genéticas que se remontan a la era prediluviana.
En estos tiempos, con cultura del ocio, voracidad mercantilista, y satisfacción consumista, algunos estratos sociales con disponibilidad económica, financiados por marcas comerciales, y mucho tiempo libre, aparecen en entrevistas y documentales en la televisión privada y a veces en la pública, en Internet, revistas especializadas, y programas radiales, como los nuevos héroes que cabalgando máquinas rusticas, vencen la naturaleza salvaje e indómita, con amplias sonrisas y blancos rostros salpicados por el barro, son los nuevos conquistadores de la salvaje selva y ríos profundos, llenando de admiración a los nativos.
No importa cuanta naturaleza se destruya, cuantos animales mueran. Espacios naturales que tardaron miles de años en construirse se destruyen en horas.
Que importa, que viva la depredación, acabemos con todo, para poder sustituirlos por obra limpia, cristales ámbar, ambientes controlados con aire acondicionado, donde nuestros hijos con miles de vacunas desde el vientre de la madre en sus cuerpos, sean inmunizados a las enfermedades y no toquen la inmunda tierra llena de microbios y bacterias.
Que viva el consumismo.
En estos tiempos, con cultura del ocio, voracidad mercantilista, y satisfacción consumista, algunos estratos sociales con disponibilidad económica, financiados por marcas comerciales, y mucho tiempo libre, aparecen en entrevistas y documentales en la televisión privada y a veces en la pública, en Internet, revistas especializadas, y programas radiales, como los nuevos héroes que cabalgando máquinas rusticas, vencen la naturaleza salvaje e indómita, con amplias sonrisas y blancos rostros salpicados por el barro, son los nuevos conquistadores de la salvaje selva y ríos profundos, llenando de admiración a los nativos.
No importa cuanta naturaleza se destruya, cuantos animales mueran. Espacios naturales que tardaron miles de años en construirse se destruyen en horas.
Que importa, que viva la depredación, acabemos con todo, para poder sustituirlos por obra limpia, cristales ámbar, ambientes controlados con aire acondicionado, donde nuestros hijos con miles de vacunas desde el vientre de la madre en sus cuerpos, sean inmunizados a las enfermedades y no toquen la inmunda tierra llena de microbios y bacterias.
Que viva el consumismo.
Que vivan las marcas comerciales.
Un Hurra grandísimo por los vehículos rústicos y sus heroicos pilotos
3 comentarios:
Las carreras de rùsticos dañan nuestro ambiente, atraviesan rios,lagunas y destruyen la flora y la fauna que les estorba `para llegar a la meta, dejan residuos de aceites y combustibles de los vehiculos, asi como basura,esto se puede constatar.Estas carreras con disfraz de "deporte" causan serios daños a nuestros ecosistemas y es momento de detenerlos.Ya existe mucha gente tomando conciencia de esta grave situaciòn.Alto al FUN RACE!
Amigo, esas fotos son de un viejo evento llamado AWA 4x4, si usa imagenes fiejese de que sean las adecuadas....
Pana esas fotos no son del fun race no levantes testimanios falsos esas fotos son de una competencia llamada AWA 4X4 que no tiene que ver con las del fun race
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