Polarización y hegemonía
Por: Miguel Ugas
La sociedad venezolana esta polarizada. Y que bueno que así sea. Esta afirmación expresa una realidad político – social que, sencillamente, no se puede eludir. Sectores de la oposición intentan demonizarla atribuyéndole al comandante Chávez la responsabilidad de la situación.¡ Cuan falsos no son con esa apreciación como lo son en buena parte de sus aseveraciones¡. Lo cierto, según nuestro punto de vista, es que en Venezuela se ha venido manifestando, en el aspecto político electoral, una tendencia que oscila poco más o menos entre el 60% a favor del cambio social, que representa Chávez, y un 40% que se inclina por la opción opositora (los resultados del 2 de diciembre pasado, adversos para el chavismo, sirven para reflejar la tendencia estadística mas aun cuando las encuestas de los últimos meses vienen arrojando unos resultados que indican señaladamente que la popularidad de Chávez se ubica por encima del 60%).
Históricamente las sociedades nuestramericanas, signadas por la dominación, por la explotación del hombre por el hombre y por la expoliación neocolonial, se han caracterizado por la polarización sólo que la tendencia había sido (salvo contados momentos estelares) marcadamente favorable para el polo dominador, para los sectores usufructuadores de los privilegios y riquezas que generaban nuestros pueblos. Valiéndose de múltiples mecanismos (religiosos, culturales, represivos, tradicionales, comunicacionales, educacionales, etc.) - incluyendo, claro esta, la intervención directa o indirecta estadounidense cuando así lo exigían las circunstancias - mantenían la hegemonía cultural y control político. Es así como, las expresiones militaristas, liberales, conservadoras, socialdemócratas o socialcristianas se turnaban en el ejercicio del poder, siempre con la finalidad, de mantener y preservar el orden de dominación.
Mientras que Cuba, liderada por el comandante Fidel Castro, se libró de esa suerte hace ya 5 décadas, para transitar los senderos de la dignidad y de la soberanía nacional, de la solidaridad y la integración de los pueblos. Venezuela, y los otros países hermanos, marcaba la tendencia predominante, que se acentúo durante los años de enseñoramiento del neoliberalismo cuando los grilletes de la opresión económica, social y cultural se hicieron sentir en su máxima expresión. En este período de los años 80 y 90 la polarización política electoral se manifiesta claramente a favor de los sectores dominantes que contaban con dos representaciones (la socialdemócrata y la socialcristiana) claramente diferenciadas en lo formal pero planamente identificadas en sus propósitos programáticos.
En este transito se fue perfilando en nuestro país, producto del resquebrajamiento del entramado político partidista y de los efectos perversos de las medidas neoliberales, una nueva realidad político – social que entraña, por supuesto, una nueva polarización no solo política sino también social. Si, estamos ante una sociedad polarizada, escindida en dos polos en la que no hay cabida para posiciones ambiguas ni tercerizadas por muy elocuentes que sean los revestimientos con que se les presente.
Son dos polos, uno que añora el pasado de privilegios para unos pocos y de exclusión para las grandes mayorías y otro que pretende construir una nueva patria con nuevas relaciones sociales, con espíritu auténticamente incluyente, en paz y auspicioso de vínculos de solidaridad y cooperación con los pueblos hermanos.
Ciertamente esta polarización esta presente en todas las esferas de la vida nacional. Ningún ámbito esta exento del efecto polarizador. Son dos concepciones confrontadas de país que se expresan tanto en lo público como en lo privado. No hay iniciativa que adelante el gobierno bolivariano que no reciba la respectiva andanada de rechazo y tergiversación mediática del campo opositor. Sean las leyes de la Habilitante, sea la política petrolera, militar o deportiva, como en el caso de la competencia olímpica, siempre se tendrá la misma postura obstruccionista y manipuladora de la oposición. Es decir, no hay cuartel en la lucha planteada.
Y entendemos que no puede ser de otra manera, son dos concepciones de la vida en juego. Hay quienes sostienen que la polarización no debe ser alimentada porque nos conduce a la guerra civil. Creemos que esto no es inevitable. Hay que luchar día a día por construir una nueva hegemonía, que nos permita ampliar progresivamente la proporción porcentual proclive al cambio social. Esta es una lucha en la que lo ideológico comunicacional ocupa un papel muy importante, de allí la propuesta de la Misión Comunicación que formula el Movimiento Social de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC) que se sintetiza en la idea – fuerza Construyendo un país de comunicadores.
Sin descuidar por supuesto la variante imperialista. Observando el desenvolvimiento de los acontecimientos políticos, económicos, sociales y morales que se suscitan en la sociedad cuna del imperio.
Por: Miguel Ugas
La sociedad venezolana esta polarizada. Y que bueno que así sea. Esta afirmación expresa una realidad político – social que, sencillamente, no se puede eludir. Sectores de la oposición intentan demonizarla atribuyéndole al comandante Chávez la responsabilidad de la situación.¡ Cuan falsos no son con esa apreciación como lo son en buena parte de sus aseveraciones¡. Lo cierto, según nuestro punto de vista, es que en Venezuela se ha venido manifestando, en el aspecto político electoral, una tendencia que oscila poco más o menos entre el 60% a favor del cambio social, que representa Chávez, y un 40% que se inclina por la opción opositora (los resultados del 2 de diciembre pasado, adversos para el chavismo, sirven para reflejar la tendencia estadística mas aun cuando las encuestas de los últimos meses vienen arrojando unos resultados que indican señaladamente que la popularidad de Chávez se ubica por encima del 60%).
Históricamente las sociedades nuestramericanas, signadas por la dominación, por la explotación del hombre por el hombre y por la expoliación neocolonial, se han caracterizado por la polarización sólo que la tendencia había sido (salvo contados momentos estelares) marcadamente favorable para el polo dominador, para los sectores usufructuadores de los privilegios y riquezas que generaban nuestros pueblos. Valiéndose de múltiples mecanismos (religiosos, culturales, represivos, tradicionales, comunicacionales, educacionales, etc.) - incluyendo, claro esta, la intervención directa o indirecta estadounidense cuando así lo exigían las circunstancias - mantenían la hegemonía cultural y control político. Es así como, las expresiones militaristas, liberales, conservadoras, socialdemócratas o socialcristianas se turnaban en el ejercicio del poder, siempre con la finalidad, de mantener y preservar el orden de dominación.
Mientras que Cuba, liderada por el comandante Fidel Castro, se libró de esa suerte hace ya 5 décadas, para transitar los senderos de la dignidad y de la soberanía nacional, de la solidaridad y la integración de los pueblos. Venezuela, y los otros países hermanos, marcaba la tendencia predominante, que se acentúo durante los años de enseñoramiento del neoliberalismo cuando los grilletes de la opresión económica, social y cultural se hicieron sentir en su máxima expresión. En este período de los años 80 y 90 la polarización política electoral se manifiesta claramente a favor de los sectores dominantes que contaban con dos representaciones (la socialdemócrata y la socialcristiana) claramente diferenciadas en lo formal pero planamente identificadas en sus propósitos programáticos.
En este transito se fue perfilando en nuestro país, producto del resquebrajamiento del entramado político partidista y de los efectos perversos de las medidas neoliberales, una nueva realidad político – social que entraña, por supuesto, una nueva polarización no solo política sino también social. Si, estamos ante una sociedad polarizada, escindida en dos polos en la que no hay cabida para posiciones ambiguas ni tercerizadas por muy elocuentes que sean los revestimientos con que se les presente.
Son dos polos, uno que añora el pasado de privilegios para unos pocos y de exclusión para las grandes mayorías y otro que pretende construir una nueva patria con nuevas relaciones sociales, con espíritu auténticamente incluyente, en paz y auspicioso de vínculos de solidaridad y cooperación con los pueblos hermanos.
Ciertamente esta polarización esta presente en todas las esferas de la vida nacional. Ningún ámbito esta exento del efecto polarizador. Son dos concepciones confrontadas de país que se expresan tanto en lo público como en lo privado. No hay iniciativa que adelante el gobierno bolivariano que no reciba la respectiva andanada de rechazo y tergiversación mediática del campo opositor. Sean las leyes de la Habilitante, sea la política petrolera, militar o deportiva, como en el caso de la competencia olímpica, siempre se tendrá la misma postura obstruccionista y manipuladora de la oposición. Es decir, no hay cuartel en la lucha planteada.
Y entendemos que no puede ser de otra manera, son dos concepciones de la vida en juego. Hay quienes sostienen que la polarización no debe ser alimentada porque nos conduce a la guerra civil. Creemos que esto no es inevitable. Hay que luchar día a día por construir una nueva hegemonía, que nos permita ampliar progresivamente la proporción porcentual proclive al cambio social. Esta es una lucha en la que lo ideológico comunicacional ocupa un papel muy importante, de allí la propuesta de la Misión Comunicación que formula el Movimiento Social de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC) que se sintetiza en la idea – fuerza Construyendo un país de comunicadores.
Sin descuidar por supuesto la variante imperialista. Observando el desenvolvimiento de los acontecimientos políticos, económicos, sociales y morales que se suscitan en la sociedad cuna del imperio.
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