Un Grano de Maíz
EL CAMINO A LA PAZ SIEMPRE ES VIOLENTO
Pretender conquistar la paz sin confrontación es una ilusión costosa, el precio es la sumisión, la esclavitud.
La paz sólo es posible con un profundo cambio de sistema social, con la superación del capitalismo. El capitalismo es guerra, es suficiente ver el mapa bélico de la humanidad para soportar esta afirmación: las dos guerras mundiales fueron reacomodos del capitalismo, y la amenaza de la tercera es autoría de este sistema suicida.
Pero además en los periodos de “paz”, cuando todo parece armónico, en el interior de los países se vive una intensa lucha: la lucha de clases. Recordemos que las burguesías de los Estados Unidos, de Europa, viven en constante confrontación con sus inmigrantes y con sus obreros. En todos los países hay manifestaciones de la guerra que supone el capitalismo: en Brasil los sin tierra, en Colombia los campesinos, en México los zapatistas.
No es por gusto que los gringos tienen la mayor fuerza militar del mundo y de la historia, el capitalismo necesita la guerra, la produce, sobre ella se sostiene.
Se entiende que quién quiera conquistar la paz tarde o temprano se topará con el monstruo bélico capitalista.
Aquí en Venezuela se desarrolla uno de los experimentos sociales más hermosos de la humanidad. Hemos decidido una Revolución Pacífica, un sueño, un intento lleno de humanismo. Los obstáculos nos han enseñado que la intención pacífica no es suficiente, siempre seremos asaltados. Es una ley de la vida y de la historia: el imperio capitalista no permite cambios sin confrontación. Lo que está por verse es la naturaleza de la pugna.
Puede ser un golpe como en el Chile de Allende. Puede ser magnicidio, así resolvieron los sueños de Panamá, asesinando a Torrijos. También usan la llamada Revolución de colores. La invasión no está descartada, al contrario: con ella se sienten cómodos, puede ser violenta, así fue en la Guatemala de Arbenz, o silenciosa como en Costa Rica y Colombia. Hay demasiados ejemplos.
Toda agresión del imperio va precedida de una intensa campaña de manipulación de las mentes, anestesiando a los pueblos y a su opinión pública, satanizando al objetivo: le construyen una imagen perversa que justifica el asalto.
Aquí en Venezuela el avance de la Revolución en el rescate de la dignidad y la soberanía es suficiente para desatar el mecanismo de confrontación, el imperio gringo decretó guillotina para la patria del Libertador que despierta de nuevo.
Hoy sufrimos una nueva agresión, esta vez más clara, definida, se trata de un choque directo con el imperio y sus cómplices oligarcas, ya no hay disfraz de una lucha política, o por la libertad de expresión, o el derecho a huelga.
Ya está al descubierto que se decide la soberanía de la patria: o la entregamos sumisa, esclava, a las cadenas de los gringos, o la defendemos como nos enseñaron los Próceres, y nos ganamos nuevamente el derecho de ser libres. No hay otra opción
¡Con Chávez, con la Patria!
EL CAMINO A LA PAZ SIEMPRE ES VIOLENTO
Pretender conquistar la paz sin confrontación es una ilusión costosa, el precio es la sumisión, la esclavitud.
La paz sólo es posible con un profundo cambio de sistema social, con la superación del capitalismo. El capitalismo es guerra, es suficiente ver el mapa bélico de la humanidad para soportar esta afirmación: las dos guerras mundiales fueron reacomodos del capitalismo, y la amenaza de la tercera es autoría de este sistema suicida.
Pero además en los periodos de “paz”, cuando todo parece armónico, en el interior de los países se vive una intensa lucha: la lucha de clases. Recordemos que las burguesías de los Estados Unidos, de Europa, viven en constante confrontación con sus inmigrantes y con sus obreros. En todos los países hay manifestaciones de la guerra que supone el capitalismo: en Brasil los sin tierra, en Colombia los campesinos, en México los zapatistas.
No es por gusto que los gringos tienen la mayor fuerza militar del mundo y de la historia, el capitalismo necesita la guerra, la produce, sobre ella se sostiene.
Se entiende que quién quiera conquistar la paz tarde o temprano se topará con el monstruo bélico capitalista.
Aquí en Venezuela se desarrolla uno de los experimentos sociales más hermosos de la humanidad. Hemos decidido una Revolución Pacífica, un sueño, un intento lleno de humanismo. Los obstáculos nos han enseñado que la intención pacífica no es suficiente, siempre seremos asaltados. Es una ley de la vida y de la historia: el imperio capitalista no permite cambios sin confrontación. Lo que está por verse es la naturaleza de la pugna.
Puede ser un golpe como en el Chile de Allende. Puede ser magnicidio, así resolvieron los sueños de Panamá, asesinando a Torrijos. También usan la llamada Revolución de colores. La invasión no está descartada, al contrario: con ella se sienten cómodos, puede ser violenta, así fue en la Guatemala de Arbenz, o silenciosa como en Costa Rica y Colombia. Hay demasiados ejemplos.
Toda agresión del imperio va precedida de una intensa campaña de manipulación de las mentes, anestesiando a los pueblos y a su opinión pública, satanizando al objetivo: le construyen una imagen perversa que justifica el asalto.
Aquí en Venezuela el avance de la Revolución en el rescate de la dignidad y la soberanía es suficiente para desatar el mecanismo de confrontación, el imperio gringo decretó guillotina para la patria del Libertador que despierta de nuevo.
Hoy sufrimos una nueva agresión, esta vez más clara, definida, se trata de un choque directo con el imperio y sus cómplices oligarcas, ya no hay disfraz de una lucha política, o por la libertad de expresión, o el derecho a huelga.
Ya está al descubierto que se decide la soberanía de la patria: o la entregamos sumisa, esclava, a las cadenas de los gringos, o la defendemos como nos enseñaron los Próceres, y nos ganamos nuevamente el derecho de ser libres. No hay otra opción
¡Con Chávez, con la Patria!
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