¿Y la felicidad posible, Fidel?
¿Cómo no creer que lo que dices nace del fondo de tu amor a la humanidad? Es realmente terrible.
Raúl Bracho
Mi respetado y siempre amado camarada Fidel, he leído tu reflexión “La felicidad imposible” publicada en Kaosenlared www.kaosenlared.net/noticia/la-felicidad-imposible-1 y nuevamente tus reflexiones me hacen volver a reflexionar de forma muy fuerte y con dolor. Por más que lo leo y lo vuelvo a leer no puede menos que llenarme de una terrible angustia, pues quien lo escribe eres tu, nada más y nada menos que el comandante Fidel Castro. El aliento se me congela y mis dedos no atinan a pisar las letras para escribir las palabras en este teclado sobre el que incansablemente proclamo la esperanza de esa mujer y hombre nuevo al que he dedicado mi vida entera, si tenía días sin escribir por dedicarme a tareas también importantes en mi lucha por el apoyo a las víctimas del mercado infernal que el capitalismo produce con el negocio de la droga, hoy me tocó escribir dos veces, la primera sobre la vuelta a Venezuela de la heroína Manuela Sáenz y ahora luego de leer tu nueva reflexión sobre la que ya tuve que hacer algunas apreciaciones. No dejo de acordar mis primeros años de vida, imposible de olvidar esos días de mi infancia cuando en tu bella isla se vivía la crisis de los cohetes. A mi breve edad fue una pesadilla que me llenó de temor. Recuerdo como cada día corría a ver el diario para saber si había estallado la bomba atómica. Las pesadillas que me hacían despertar gritando que explotó la bomba. Hoy cuando te leo y te siento tan convencido de que es inminente una guerra nuclear renace aquel terrible temor. Ya quizá no por mi vida sino por la de tantos pequeños niños que podrían sufrir lo que yo sufrí. Mi ser entero me dice que debo hacer alguna cosa, he visto a muchos otros columnistas escribir sus angustias ante tus palabras. Los pueblos igual están consternados con tu reflexión. ¿Cómo no creer que lo que dices nace del fondo de tu amor a la humanidad? Es realmente terrible. Pienso que debo abrir una ventana a la esperanza, a la mía y a la de la humanidad entera. Releo tu reflexión y no encuentro una sola clave en tus palabras que me dibujen una salida. Lo das por hecho. Yo quiero pedirte que me digas lo que hay que hacer. ¿Será que es tan irremediable que debemos tan solo esperar que ocurra? ¿No harás una convocatoria al repudio, a la defensa? Me niego a pensarlo. En uno de los comentarios que algún lector publicó en tu reflexión leí esta respuesta de Nikita a alguna pregunta tuya que no está publicada en contexto, pero que me parece muy acertada por parte del camarada ruso:
“Hemos vivido unos momentos muy graves, una guerra termonuclear global pudo haber estallado. Por supuesto, los Estados Unidos hubieran sufrido enormes pérdidas, pero la Unión Soviética y todo el bloque socialista también hubieran sufrido grandemente. Es difícil decir cómo hubieran terminado las cosas para el pueblo cubano. Ante todo, Cuba se hubiera quemado en los fuegos de la guerra. Sin duda el pueblo cubano hubiera luchado valientemente pero, también sin duda, el pueblo cubano hubiera perecido heroicamente. Luchamos contra el imperialismo, no para morir, sino para usar todo nuestro potencial, perder lo menos posible y más tarde ganar más, vencer y hacer triunfar el comunismo." (Nikita Krushov)
No se cual sería tu propuesta y creo que el comentario se usa en contra tuyo, pero veo que la respuesta de Nikita y sus decisiones me salvaron la vida. Igual ahora deseo desde el fondo de mi ser que todo revolucionario rescate la idea de este texto y que todos reaccionemos ante tu presagio final. La humanidad, ésta por la que has dado tu vida, ésta por la que creamos sueños, por la que tantos dieron su vida en la lucha por liberarla, tiene que levantarse con una ira gigante y de alguna manera que aun no puedo visualizar, detener este destino. Fidel que siempre me has llenado de fuerzas para mis combates, que siempre me has dado luces para seguir el camino, Fidel de la Cuba en donde reencontré mi destino, Fidel: toda la humanidad espera que tomes el mando de nuestros espíritus para salir adelante y vencer esta pesadilla. Yo creo en el mundo comunista, creo en la mujer y el hombre nuevo, creo en la fuerza avasallante de los pueblos en su marcha liberadora, en la revolución y creo en ti como el timonel eterno, así que en nombre de todos quiero pedirte que nos des una luz y una orden que cumplir en esta batalla.
Patria socialista, venceremos.
¿Cómo no creer que lo que dices nace del fondo de tu amor a la humanidad? Es realmente terrible.
Raúl Bracho
Mi respetado y siempre amado camarada Fidel, he leído tu reflexión “La felicidad imposible” publicada en Kaosenlared www.kaosenlared.net/noticia/la-felicidad-imposible-1 y nuevamente tus reflexiones me hacen volver a reflexionar de forma muy fuerte y con dolor. Por más que lo leo y lo vuelvo a leer no puede menos que llenarme de una terrible angustia, pues quien lo escribe eres tu, nada más y nada menos que el comandante Fidel Castro. El aliento se me congela y mis dedos no atinan a pisar las letras para escribir las palabras en este teclado sobre el que incansablemente proclamo la esperanza de esa mujer y hombre nuevo al que he dedicado mi vida entera, si tenía días sin escribir por dedicarme a tareas también importantes en mi lucha por el apoyo a las víctimas del mercado infernal que el capitalismo produce con el negocio de la droga, hoy me tocó escribir dos veces, la primera sobre la vuelta a Venezuela de la heroína Manuela Sáenz y ahora luego de leer tu nueva reflexión sobre la que ya tuve que hacer algunas apreciaciones. No dejo de acordar mis primeros años de vida, imposible de olvidar esos días de mi infancia cuando en tu bella isla se vivía la crisis de los cohetes. A mi breve edad fue una pesadilla que me llenó de temor. Recuerdo como cada día corría a ver el diario para saber si había estallado la bomba atómica. Las pesadillas que me hacían despertar gritando que explotó la bomba. Hoy cuando te leo y te siento tan convencido de que es inminente una guerra nuclear renace aquel terrible temor. Ya quizá no por mi vida sino por la de tantos pequeños niños que podrían sufrir lo que yo sufrí. Mi ser entero me dice que debo hacer alguna cosa, he visto a muchos otros columnistas escribir sus angustias ante tus palabras. Los pueblos igual están consternados con tu reflexión. ¿Cómo no creer que lo que dices nace del fondo de tu amor a la humanidad? Es realmente terrible. Pienso que debo abrir una ventana a la esperanza, a la mía y a la de la humanidad entera. Releo tu reflexión y no encuentro una sola clave en tus palabras que me dibujen una salida. Lo das por hecho. Yo quiero pedirte que me digas lo que hay que hacer. ¿Será que es tan irremediable que debemos tan solo esperar que ocurra? ¿No harás una convocatoria al repudio, a la defensa? Me niego a pensarlo. En uno de los comentarios que algún lector publicó en tu reflexión leí esta respuesta de Nikita a alguna pregunta tuya que no está publicada en contexto, pero que me parece muy acertada por parte del camarada ruso:
“Hemos vivido unos momentos muy graves, una guerra termonuclear global pudo haber estallado. Por supuesto, los Estados Unidos hubieran sufrido enormes pérdidas, pero la Unión Soviética y todo el bloque socialista también hubieran sufrido grandemente. Es difícil decir cómo hubieran terminado las cosas para el pueblo cubano. Ante todo, Cuba se hubiera quemado en los fuegos de la guerra. Sin duda el pueblo cubano hubiera luchado valientemente pero, también sin duda, el pueblo cubano hubiera perecido heroicamente. Luchamos contra el imperialismo, no para morir, sino para usar todo nuestro potencial, perder lo menos posible y más tarde ganar más, vencer y hacer triunfar el comunismo." (Nikita Krushov)
No se cual sería tu propuesta y creo que el comentario se usa en contra tuyo, pero veo que la respuesta de Nikita y sus decisiones me salvaron la vida. Igual ahora deseo desde el fondo de mi ser que todo revolucionario rescate la idea de este texto y que todos reaccionemos ante tu presagio final. La humanidad, ésta por la que has dado tu vida, ésta por la que creamos sueños, por la que tantos dieron su vida en la lucha por liberarla, tiene que levantarse con una ira gigante y de alguna manera que aun no puedo visualizar, detener este destino. Fidel que siempre me has llenado de fuerzas para mis combates, que siempre me has dado luces para seguir el camino, Fidel de la Cuba en donde reencontré mi destino, Fidel: toda la humanidad espera que tomes el mando de nuestros espíritus para salir adelante y vencer esta pesadilla. Yo creo en el mundo comunista, creo en la mujer y el hombre nuevo, creo en la fuerza avasallante de los pueblos en su marcha liberadora, en la revolución y creo en ti como el timonel eterno, así que en nombre de todos quiero pedirte que nos des una luz y una orden que cumplir en esta batalla.
Patria socialista, venceremos.
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