Círculos Bolivarianos
El pueblo organizado es antídoto contra el golpismo
La organización de los pueblos constituye un efectivo antídoto frente a las pretensiones golpistas con las que la derecha intenta detener el avance del socialismo en el continente americano.
Marco Sosa, vocero de la Red Nacional de Círculos Bolivarianos (RNCB), hizo la afirmación durante una rueda de prensa, al referirse al golpe de Estado que se produjo en Honduras el pasado 28 de junio contra el presidente progresista, José Manuel Zelaya.
Al respecto, Sosa hizo una reflexión:“Por más liderazgo que tenga un presidente, él solo no puede enfrentar a los golpistas, ni siquiera es suficiente un partido político. Es necesaria la participación de los movimientos sociales que son la expresión genérica y genuina del pueblo”.
“La democracia participativa en Honduras está en construcción”, dijo Sosa, mientras recordó que en Venezuela la restitución del presidente de la República, Hugo Chávez Frías, luego del golpe de Estado el 11 de abril de 2002, obedeció a la organización social y a la conciencia que había adquirido para ese entonces el pueblo venezolano.
El dirigente bolivariano consideró que el despertar de la conciencia política y social del venezolano se produjo el 27 y 28 de febrero de 1989, en el denominado Caracazo, y se consolidó cuando el 11 de abril la población tuvo que salir a las calles, a pesar de la represión de la dictadura, a defender el proceso de cambios que había iniciado en el país el Jefe de Estado venezolano.
En cuanto a Honduras, reflexionó:“Con el respeto que merecen los hermanos hondureños, que hoy despiertan junto al liderazgo del presidente Zelaya, hasta este momento este país ha sido, prácticamente, un protectorado de Estados Unidos”.
En tal sentido, destacó que los intereses imperialistas en Honduras se expresan en las dos bases militares construidas en suelo hondureño: la base militar de Hernán Acosta Mejía, en las afueras de Tegucigalpa, y la base Soto Cano.
Esta última instalación fue utilizada en los años 80, durante el gobierno de Ronald Reagan, como base de operaciones de fuerzas paramilitares entrenadas y financiadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), encargadas de ejecutar y aniquilar a los movimientos izquierdistas en Centroamérica y, particularmente, contra el gobierno sandinista en Nicaragua.
Por otra parte, recordó que las medidas de corte socialista adoptadas por el presidente Zelaya causaron preocupación en Estados Unidos, situación que derivó en el zarpazo que la derecha de ese país, identificada con la nación del norte, propinó a la voluntad popular.
Recordó que la causa esgrimida por los golpistas para el derrocamiento del mandatario centroamericano fue la consulta popular que organizó Zelaya para pulsar la opinión pública sobre la pertinencia de incluir en las venideras elecciones de noviembre una cuarta urna, en la cual la población, en elecciones libres y democráticas, decidiría sobre una eventual asamblea constituyente.
El pueblo organizado es antídoto contra el golpismo
La organización de los pueblos constituye un efectivo antídoto frente a las pretensiones golpistas con las que la derecha intenta detener el avance del socialismo en el continente americano.
Marco Sosa, vocero de la Red Nacional de Círculos Bolivarianos (RNCB), hizo la afirmación durante una rueda de prensa, al referirse al golpe de Estado que se produjo en Honduras el pasado 28 de junio contra el presidente progresista, José Manuel Zelaya.
Al respecto, Sosa hizo una reflexión:“Por más liderazgo que tenga un presidente, él solo no puede enfrentar a los golpistas, ni siquiera es suficiente un partido político. Es necesaria la participación de los movimientos sociales que son la expresión genérica y genuina del pueblo”.
“La democracia participativa en Honduras está en construcción”, dijo Sosa, mientras recordó que en Venezuela la restitución del presidente de la República, Hugo Chávez Frías, luego del golpe de Estado el 11 de abril de 2002, obedeció a la organización social y a la conciencia que había adquirido para ese entonces el pueblo venezolano.
El dirigente bolivariano consideró que el despertar de la conciencia política y social del venezolano se produjo el 27 y 28 de febrero de 1989, en el denominado Caracazo, y se consolidó cuando el 11 de abril la población tuvo que salir a las calles, a pesar de la represión de la dictadura, a defender el proceso de cambios que había iniciado en el país el Jefe de Estado venezolano.
En cuanto a Honduras, reflexionó:“Con el respeto que merecen los hermanos hondureños, que hoy despiertan junto al liderazgo del presidente Zelaya, hasta este momento este país ha sido, prácticamente, un protectorado de Estados Unidos”.
En tal sentido, destacó que los intereses imperialistas en Honduras se expresan en las dos bases militares construidas en suelo hondureño: la base militar de Hernán Acosta Mejía, en las afueras de Tegucigalpa, y la base Soto Cano.
Esta última instalación fue utilizada en los años 80, durante el gobierno de Ronald Reagan, como base de operaciones de fuerzas paramilitares entrenadas y financiadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), encargadas de ejecutar y aniquilar a los movimientos izquierdistas en Centroamérica y, particularmente, contra el gobierno sandinista en Nicaragua.
Por otra parte, recordó que las medidas de corte socialista adoptadas por el presidente Zelaya causaron preocupación en Estados Unidos, situación que derivó en el zarpazo que la derecha de ese país, identificada con la nación del norte, propinó a la voluntad popular.
Recordó que la causa esgrimida por los golpistas para el derrocamiento del mandatario centroamericano fue la consulta popular que organizó Zelaya para pulsar la opinión pública sobre la pertinencia de incluir en las venideras elecciones de noviembre una cuarta urna, en la cual la población, en elecciones libres y democráticas, decidiría sobre una eventual asamblea constituyente.
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