Salto de metabolismo
Hemos aprendido que una “revolución social”, como la denominó Marx, es un cambio radical de sistema, de “modo de producción”.
En cada modo de producción subyace un metabolismo particular que garantiza la reproducción del sistema: se caracteriza por determinadas relaciones sociales de producción, que determinan, en última instancia, todo el comportamiento social.
Por ello, toda acción parcial, por más radical que parezca, que no comprometa totalmente el metabolismo que caracteriza a un modo de producción no lo pone en peligro.
Por ello Meszaros nos advierte que lo que está es juego ahora es un gran salto desde el dominio del capital hasta un modo de control metabólico social cualitativamente diferente, es decir que el sistema del capital sólo puede ser sustituido históricamente por una alternativa metabólica social que igualmente lo abarque todo.
No se trata sólo de expropiar los medios de producción, si se deja en pie el edificio del sistema del capital, cambiando sólo las ‘personificaciones’ del capital. Ni el capital, ni el trabajo, ni el estado pueden ser abolidos aún por la intervención política más radical.
No se trata sólo de tomar el control del poder político. Con ello podemos demoler el estado burgués, pero es casi imposible por esa vía demoler la dependencia estructural del capital heredada por el trabajo.
Se trata de que los ‘productores asociados’ asuman efectivamente las funciones vitales de control del metabolismo social.
De no hacerlo así, se sigue reproduciendo el poder del capital, manteniendo el dominio de la riqueza.
¿Qué significa asumir las funciones vitales de control del metabolismo social? Se trata de adoptar dinámicas radicalmente diferentes.
Más allá de la propiedad social sobre los medios de producción está el ‘control’ social de los mismos, mas que por el Estado, por los ‘productores asociados’; más allá de la democracia política está la toma de decisiones vinculantes por el pueblo organizado, integrando en un solo ámbito lo sociopolítico y lo productivo; más allá de mejorar el acceso a los bienes y servicios, está elevar la calidad de vida y el acceso ‘real’ (sustantivo) a los bienes y servicios, fuera del mercado capitalista; más allá de elevar los niveles educativos, está el aumento del grado de conciencia por las mayorías, que abra paso a nuevas posturas éticas. Esos elementos van a la esencia, crean una nueva tendencia.
Por eso, lo importante para ver si avanzamos en la revolución no está en ver la magnitud aparente de ciertos cambios externos, sino la tendencia de las decisiones tomadas, si mantienen o revierten el orden establecido.
Leopoldo Alberto Cook Antonorsi
Hemos aprendido que una “revolución social”, como la denominó Marx, es un cambio radical de sistema, de “modo de producción”.
En cada modo de producción subyace un metabolismo particular que garantiza la reproducción del sistema: se caracteriza por determinadas relaciones sociales de producción, que determinan, en última instancia, todo el comportamiento social.
Por ello, toda acción parcial, por más radical que parezca, que no comprometa totalmente el metabolismo que caracteriza a un modo de producción no lo pone en peligro.
Por ello Meszaros nos advierte que lo que está es juego ahora es un gran salto desde el dominio del capital hasta un modo de control metabólico social cualitativamente diferente, es decir que el sistema del capital sólo puede ser sustituido históricamente por una alternativa metabólica social que igualmente lo abarque todo.
No se trata sólo de expropiar los medios de producción, si se deja en pie el edificio del sistema del capital, cambiando sólo las ‘personificaciones’ del capital. Ni el capital, ni el trabajo, ni el estado pueden ser abolidos aún por la intervención política más radical.
No se trata sólo de tomar el control del poder político. Con ello podemos demoler el estado burgués, pero es casi imposible por esa vía demoler la dependencia estructural del capital heredada por el trabajo.
Se trata de que los ‘productores asociados’ asuman efectivamente las funciones vitales de control del metabolismo social.
De no hacerlo así, se sigue reproduciendo el poder del capital, manteniendo el dominio de la riqueza.
¿Qué significa asumir las funciones vitales de control del metabolismo social? Se trata de adoptar dinámicas radicalmente diferentes.
Más allá de la propiedad social sobre los medios de producción está el ‘control’ social de los mismos, mas que por el Estado, por los ‘productores asociados’; más allá de la democracia política está la toma de decisiones vinculantes por el pueblo organizado, integrando en un solo ámbito lo sociopolítico y lo productivo; más allá de mejorar el acceso a los bienes y servicios, está elevar la calidad de vida y el acceso ‘real’ (sustantivo) a los bienes y servicios, fuera del mercado capitalista; más allá de elevar los niveles educativos, está el aumento del grado de conciencia por las mayorías, que abra paso a nuevas posturas éticas. Esos elementos van a la esencia, crean una nueva tendencia.
Por eso, lo importante para ver si avanzamos en la revolución no está en ver la magnitud aparente de ciertos cambios externos, sino la tendencia de las decisiones tomadas, si mantienen o revierten el orden establecido.
Leopoldo Alberto Cook Antonorsi
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