Frida Kahlo… o el perpetuo dolor
Escrito por Joaquín Ríos Martínez*
El 13 de julio se cumplió un año más de la muerte de Friduchita, acaecida en 1954 en su Casa Azul de Coyoacan tras once días de padecer bronconeumonía. La llamada pintora surrealista espontánea nació en 1907 hija de Matilde Calderón y del fotógrafo Guillermo Kahlo. Sirvan estas líneas, extraídas de su biografía, para recordarla una vez más.
Durante su vida, Frida creó unas 200 pinturas, dibujos y esbozos relacionados con las experiencias de su vida, dolor físico y emocional y su turbulenta relación con el muralista Diego Rivera. Ella pintó 143 pinturas, 55 de las cuales son autorretratos y cuando le preguntaban acerca de ellos, respondía: "porque estoy sola tan a menudo, porque soy la persona que conozco mejor".
En 1925 aprendió la técnica del grabado con Fernando Fernández Domínguez. El 17 de septiembre de ese mismo año un accidente de tranvía la dejó con lesiones permanentes debido a que su columna vertebral quedó fracturada y casi rota, así como diversas costillas, cuello y la pelvis, su pie derecho se dislocó, su hombro se descoyuntó y un pasamanos le atravesó el vientre, introduciéndosele por el costado izquierdo. La medicina de su tiempo la torturó con operaciones quirúrgicas (32 a lo largo de su vida), corsés de distintos tipos y diversos mecanismos de "estiramiento".
No soy surrealista
En 1938 el poeta y ensayista del surrealismo André Bretón califica su obra de surrealista en un ensayo que escribe para la exposición de Kahlo en la galería Julien Levy de Nueva York. No obstante, ella misma declara más tarde: "Creían que yo era surrealista, pero no lo era. Nunca pinté mis sueños. Pinté mi propia realidad".
En 1939 expone en París en la galería Renón et Collea gracias a Bretón. Su estancia en la capital francesa la llevó a relacionarse con el pintor malagueño Picasso y a aparecer en la portada del Vogue francés. Por entonces Frida era conocida en el mundo entero. A partir de 1943 dio clases en la escuela La Esmeralda del México D.F.
En 1953, cuando Frida exhibió en solitario por primera vez en México (la única que celebró en su país natal durante toda su vida), un crítico escribió: "es imposible el separar la vida y el trabajo de esta persona extraordinaria. Sus cuadros son su biografía". Esta observación sirve para explicar porque su trabajo es diferente del de sus contemporáneos. Cuando se inauguró su exposición, la salud de Frida era tan mala que su medico le dijo que no se levantara de la cama. Frida insistió en asistir a la inauguración y, en el puro estilo de Frida, así lo hizo. Llegó en una ambulancia y su cama en la parte trasera de un camión. La colocaron en su cama y cuatro hombres la cargaron y llevaron hacia los invitados.
Participación política
Ambos, Frida y Diego eran muy activos en el Partido Comunista en México. A principios de Julio de 1954, Frida hizo su última aparición pública cuando participó en una manifestación comunista ya en silla de ruedas. Poco después, el 13 de Julio de 1954, a la edad de 47 años, Frida falleció.
Una vez, cuando le preguntaron sus disposiciones funerarias, Frida replicó: "Quemar mi cuerpo…No quiero ser enterrada. He pasado mucho tiempo acostada. ¡Simplemente quemarlo!". El día después de su muerte, amigos y familiares se concentraron para asistir a la cremación de la artista más grande y más original de México. A punto de convertirse en un icono internacional, Frida supo como dar a sus seguidores un último adiós inolvidable. Mientras el llanto de sus admiradores llenaba la habitación, un súbito golpe de calor viniendo de las puertas abiertas del incinerador, causaron que su cuerpo se sentara. Su pelo, ahora en llamas, resplandecía alrededor de su cabeza como un halo. Los labios de Frida parecieron esbozar una seductora sonrisa mientras las puertas se cerraban. La última entrada de su diario reza: "Espero alegre la salida y espero no volver jamás - Frida".
Sus cenizas fueron colocadas en una urna precolombina, la cual se exhibe en la Casa Azul que compartió con Rivera. Un año después de su muerte, Rivera regaló la casa al gobierno mexicano para que se convirtiera en un museo. Diego Rivera murió en 1957. El 12 de Julio de 1958, la Casa Azul se abrió oficialmente como el Museo Frida Kahlo
Escrito por Joaquín Ríos Martínez*
El 13 de julio se cumplió un año más de la muerte de Friduchita, acaecida en 1954 en su Casa Azul de Coyoacan tras once días de padecer bronconeumonía. La llamada pintora surrealista espontánea nació en 1907 hija de Matilde Calderón y del fotógrafo Guillermo Kahlo. Sirvan estas líneas, extraídas de su biografía, para recordarla una vez más.
Durante su vida, Frida creó unas 200 pinturas, dibujos y esbozos relacionados con las experiencias de su vida, dolor físico y emocional y su turbulenta relación con el muralista Diego Rivera. Ella pintó 143 pinturas, 55 de las cuales son autorretratos y cuando le preguntaban acerca de ellos, respondía: "porque estoy sola tan a menudo, porque soy la persona que conozco mejor".
En 1925 aprendió la técnica del grabado con Fernando Fernández Domínguez. El 17 de septiembre de ese mismo año un accidente de tranvía la dejó con lesiones permanentes debido a que su columna vertebral quedó fracturada y casi rota, así como diversas costillas, cuello y la pelvis, su pie derecho se dislocó, su hombro se descoyuntó y un pasamanos le atravesó el vientre, introduciéndosele por el costado izquierdo. La medicina de su tiempo la torturó con operaciones quirúrgicas (32 a lo largo de su vida), corsés de distintos tipos y diversos mecanismos de "estiramiento".
No soy surrealista
En 1938 el poeta y ensayista del surrealismo André Bretón califica su obra de surrealista en un ensayo que escribe para la exposición de Kahlo en la galería Julien Levy de Nueva York. No obstante, ella misma declara más tarde: "Creían que yo era surrealista, pero no lo era. Nunca pinté mis sueños. Pinté mi propia realidad".
En 1939 expone en París en la galería Renón et Collea gracias a Bretón. Su estancia en la capital francesa la llevó a relacionarse con el pintor malagueño Picasso y a aparecer en la portada del Vogue francés. Por entonces Frida era conocida en el mundo entero. A partir de 1943 dio clases en la escuela La Esmeralda del México D.F.
En 1953, cuando Frida exhibió en solitario por primera vez en México (la única que celebró en su país natal durante toda su vida), un crítico escribió: "es imposible el separar la vida y el trabajo de esta persona extraordinaria. Sus cuadros son su biografía". Esta observación sirve para explicar porque su trabajo es diferente del de sus contemporáneos. Cuando se inauguró su exposición, la salud de Frida era tan mala que su medico le dijo que no se levantara de la cama. Frida insistió en asistir a la inauguración y, en el puro estilo de Frida, así lo hizo. Llegó en una ambulancia y su cama en la parte trasera de un camión. La colocaron en su cama y cuatro hombres la cargaron y llevaron hacia los invitados.
Participación política
Ambos, Frida y Diego eran muy activos en el Partido Comunista en México. A principios de Julio de 1954, Frida hizo su última aparición pública cuando participó en una manifestación comunista ya en silla de ruedas. Poco después, el 13 de Julio de 1954, a la edad de 47 años, Frida falleció.
Una vez, cuando le preguntaron sus disposiciones funerarias, Frida replicó: "Quemar mi cuerpo…No quiero ser enterrada. He pasado mucho tiempo acostada. ¡Simplemente quemarlo!". El día después de su muerte, amigos y familiares se concentraron para asistir a la cremación de la artista más grande y más original de México. A punto de convertirse en un icono internacional, Frida supo como dar a sus seguidores un último adiós inolvidable. Mientras el llanto de sus admiradores llenaba la habitación, un súbito golpe de calor viniendo de las puertas abiertas del incinerador, causaron que su cuerpo se sentara. Su pelo, ahora en llamas, resplandecía alrededor de su cabeza como un halo. Los labios de Frida parecieron esbozar una seductora sonrisa mientras las puertas se cerraban. La última entrada de su diario reza: "Espero alegre la salida y espero no volver jamás - Frida".
Sus cenizas fueron colocadas en una urna precolombina, la cual se exhibe en la Casa Azul que compartió con Rivera. Un año después de su muerte, Rivera regaló la casa al gobierno mexicano para que se convirtiera en un museo. Diego Rivera murió en 1957. El 12 de Julio de 1958, la Casa Azul se abrió oficialmente como el Museo Frida Kahlo
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