Ese Tirso Pinto y la memoria histórica
Por: Morelis Gonzalo
Desde que me relacioné con la política, el nombre de Tirso Pinto repicaba como una campana que sonaba a dignidad, constancia y valor. Todos en la izquierda, le tenían profundo respeto y era casi como una leyenda viviente por su resistencia a la tortura, por jamás haber delatado a nadie y por sobrevivir a las balas que casi lo dejan inválido, discapacitado diríamos hoy.
Lo vi pocas veces en uno que otro mitin. Creo que estaba en vías de dejar el Zulia. No obstante su prestigio, no tenía conocimiento precisos de su trayectoria, no había textos que dejaran constancia de su quehacer, todo pertenecía al mundo de la memoria oral, de la leyenda, enfatizado porque esa etapa tan reciente de nuestra historia, no ha sido escrita por sus protagonistas y ya sabemos lo que pasa, cuando la misma es contada por los vencedores.
Tirsos Pinto, sin lugar a dudas es una de los venezolanos que tiene más cosas que contar y testimoniar sobre lo que ocurrió en esos largos 20 años, que van desde la lucha contra la dictadura de Pérez Jiménez y luego contra Betancourt, como dirigente juvenil del PCV en los 50 y luego como comandante guerrillero en los 60.
El bautizo reciente del libro “ Un tal Tirso” en Maracaibo, escrito por él, donde narra las vicisitudes y calamidades que tuvo que vivir junto a un grupo significativo de venezolanos y venezolanas, es un vital testimonio de una época que ayuda a explicar un tanto el génesis del proceso que hoy vive Venezuela, al mismo tiempo que llenar un vacío histórico sobre una época muy reciente y que buena falta que hace.
El libro, editado por la Contraloría de la República en el 2007, es un testimonio no sólo de Tirso, sino de buena parte de una generación que se entregó en mente, cuerpo y corazón a una causa, muchos de los cuales pagaron con su vida esta entrega. De esto habla el libro y narra parte del quehacer guerrillero de la convulsa década de los 60, en las montañas venezolanas, especialmente en Lara, donde funcionó el Frente Simón Bolívar, creado y comandado por Argimiro Gabaldón y tras su muerte, por Tirso.
Este libro permite hacer visible una parte de nuestra historia, ignorada por muchos, así como los nombres de los hombres y mujeres que se inmolaron en esta lucha convencidos de su causa y de su compromiso. También señala a los traidores, a los culpables de que muchos de estos jóvenes fuesen torturados, fusilados y desaparecidos, algunos de cuyos cadáveres aun se ignora su paradero. Porque es bueno que se sepa que la práctica de los desaparecidos se inició en Venezuela en esa época y no en el cono Sur, como muchos creen.
Una vez más, Tirso Pinto pone su grano de arena por el país. Esta vez con su escritura, con su palabra para ayudar a rescatar la memoria histórica de un buen pedazo de nuestra historia, que sirva para entender de dónde venimos y a dónde podemos ir. Que sirva para rescatar la memoria de un país que sufre de desmemoria.
Agradezco a Tirso haber escrito este libro y ojalá se anime a escribir otro, donde nos cuente lo que vino después y lo que piensa ahora. Ha demostrado Tirso además con este libro, tener una buena pluma para la crónica historiográfica, que hace por demás agradable la lectura del texto, al mismo tiempo que mantener la atención del lector y hace que se lea casi de una sola vez.
Finalmente, transcribiré para que no haya olvido, unos párrafos del libro de Tirso, donde da cuenta de los caídos:
“ Fue una derrota que sumimos con valor, porque si para algo se necesita valor, es para asumir la derrota y para que sepa quienes dieron la vida en ese intento de asaltar el cielo, aquí dejo sus nombres: Argimiro Gabaldón, Donato Carmona, Juan Francisco Lugo, Marí Vizcaya, Tulio Agudo Freites, Julián Torres, Rufino Terán, Cipriano Quintero, Román Quintero, Amadeo Linares, Remigio Grin, Pilar Colmenares, Nabor Rodríguez, Argenis Rodríguez, Jesús Mora, Isidro Escalona, Roseliano Colmenares, Benjamín Montilla y Tomasito Riera.
Y los combatientes hechos prisioneros y fusilados: Carmelo Mendoza, Delfín González Arias, Orlando Medina, Edilio Rojas, Joel Linares Yépez, Antonio Aguilar, Cheo Medina, Abdón Medina y Eudoro Belisario.
Y los combatientes caídos en combate: Carlos Luis Hernández, Rafael Omar Mendoza, Alvino López Sandoval, Gonzalo Pérez Marte, Juvencio Moreno, Arcadio Martínez, Pedro Manuel Hernández, Iván Daza, Paramaconi, Reinaldo García, Augusto Leal, Otto Castejón y Héctor Camacaro”.
Por: Morelis Gonzalo
Desde que me relacioné con la política, el nombre de Tirso Pinto repicaba como una campana que sonaba a dignidad, constancia y valor. Todos en la izquierda, le tenían profundo respeto y era casi como una leyenda viviente por su resistencia a la tortura, por jamás haber delatado a nadie y por sobrevivir a las balas que casi lo dejan inválido, discapacitado diríamos hoy.
Lo vi pocas veces en uno que otro mitin. Creo que estaba en vías de dejar el Zulia. No obstante su prestigio, no tenía conocimiento precisos de su trayectoria, no había textos que dejaran constancia de su quehacer, todo pertenecía al mundo de la memoria oral, de la leyenda, enfatizado porque esa etapa tan reciente de nuestra historia, no ha sido escrita por sus protagonistas y ya sabemos lo que pasa, cuando la misma es contada por los vencedores.
Tirsos Pinto, sin lugar a dudas es una de los venezolanos que tiene más cosas que contar y testimoniar sobre lo que ocurrió en esos largos 20 años, que van desde la lucha contra la dictadura de Pérez Jiménez y luego contra Betancourt, como dirigente juvenil del PCV en los 50 y luego como comandante guerrillero en los 60.
El bautizo reciente del libro “ Un tal Tirso” en Maracaibo, escrito por él, donde narra las vicisitudes y calamidades que tuvo que vivir junto a un grupo significativo de venezolanos y venezolanas, es un vital testimonio de una época que ayuda a explicar un tanto el génesis del proceso que hoy vive Venezuela, al mismo tiempo que llenar un vacío histórico sobre una época muy reciente y que buena falta que hace.
El libro, editado por la Contraloría de la República en el 2007, es un testimonio no sólo de Tirso, sino de buena parte de una generación que se entregó en mente, cuerpo y corazón a una causa, muchos de los cuales pagaron con su vida esta entrega. De esto habla el libro y narra parte del quehacer guerrillero de la convulsa década de los 60, en las montañas venezolanas, especialmente en Lara, donde funcionó el Frente Simón Bolívar, creado y comandado por Argimiro Gabaldón y tras su muerte, por Tirso.
Este libro permite hacer visible una parte de nuestra historia, ignorada por muchos, así como los nombres de los hombres y mujeres que se inmolaron en esta lucha convencidos de su causa y de su compromiso. También señala a los traidores, a los culpables de que muchos de estos jóvenes fuesen torturados, fusilados y desaparecidos, algunos de cuyos cadáveres aun se ignora su paradero. Porque es bueno que se sepa que la práctica de los desaparecidos se inició en Venezuela en esa época y no en el cono Sur, como muchos creen.
Una vez más, Tirso Pinto pone su grano de arena por el país. Esta vez con su escritura, con su palabra para ayudar a rescatar la memoria histórica de un buen pedazo de nuestra historia, que sirva para entender de dónde venimos y a dónde podemos ir. Que sirva para rescatar la memoria de un país que sufre de desmemoria.
Agradezco a Tirso haber escrito este libro y ojalá se anime a escribir otro, donde nos cuente lo que vino después y lo que piensa ahora. Ha demostrado Tirso además con este libro, tener una buena pluma para la crónica historiográfica, que hace por demás agradable la lectura del texto, al mismo tiempo que mantener la atención del lector y hace que se lea casi de una sola vez.
Finalmente, transcribiré para que no haya olvido, unos párrafos del libro de Tirso, donde da cuenta de los caídos:
“ Fue una derrota que sumimos con valor, porque si para algo se necesita valor, es para asumir la derrota y para que sepa quienes dieron la vida en ese intento de asaltar el cielo, aquí dejo sus nombres: Argimiro Gabaldón, Donato Carmona, Juan Francisco Lugo, Marí Vizcaya, Tulio Agudo Freites, Julián Torres, Rufino Terán, Cipriano Quintero, Román Quintero, Amadeo Linares, Remigio Grin, Pilar Colmenares, Nabor Rodríguez, Argenis Rodríguez, Jesús Mora, Isidro Escalona, Roseliano Colmenares, Benjamín Montilla y Tomasito Riera.
Y los combatientes hechos prisioneros y fusilados: Carmelo Mendoza, Delfín González Arias, Orlando Medina, Edilio Rojas, Joel Linares Yépez, Antonio Aguilar, Cheo Medina, Abdón Medina y Eudoro Belisario.
Y los combatientes caídos en combate: Carlos Luis Hernández, Rafael Omar Mendoza, Alvino López Sandoval, Gonzalo Pérez Marte, Juvencio Moreno, Arcadio Martínez, Pedro Manuel Hernández, Iván Daza, Paramaconi, Reinaldo García, Augusto Leal, Otto Castejón y Héctor Camacaro”.
1 comentario:
Extraordinario libro que narra las luchas por un ideal, de quienes nunca oímos hablar por cuanto inmolaron su vida en el campo de batalla por sus ideales y los que alcanzaron ver la Constitución Democrática de Venezuela, como el Comandante: Mario Depolito Altazu, que morirá muchos años después por preservar nuestra democracia Venezolana. Rafael Suarez.
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