miércoles, 17 de diciembre de 2008

El Zapatazo socialista

EL ZAPATAZO SOCIALISTA
Fue un maracucho quien lanzó zapatos del socialismo a Bush
Otro ángulo del incidente del zapatazo.
Se descubrió la aterradora verdad sobre lo ocurrido en Bagdad: no fue ningún "periodista iraquí" quien lanzó sus zapatos contra el benefactor de la humanidad George Bush, sino al parecer un maracucho tarifado del rrrrrégimen, movido por el odio y con un vocabulario propio de marginal. Ja aja j aja j aja

Saramago: Zapatazos contra Bush, el golpe final
Nos faltaba el golpe final, nos faltaban esos zapatos que un periodista de la televisión iraquí lanzó sobre la mentirosa y descarada fachada que tenía enfrente, subraya el escritor lusitano y premio nobel, en una nota que aparece este martes en su blog personal
El premio Nobel portugués José Saramago calificó hoy de golpe final el episodio en que un periodista iraquí lanzó sus zapatos en Bagdad contra el presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
Para el laureado intelectual, la escena registrada en la capital iraquí provoca una risa inmediata y recuerda que Bush, "famoso por su abismal ignorancia y por sus continuos dislates lingüísticos, nos ha hecho reír muchas veces durante los últimos ocho años".
Pero sostiene que ese mismo hombre, "también famoso por otras razones menos atractivas, paranoico contumaz, nos ha dado mil motivos para que lo detestásemos, a él y a sus acólitos".
"Son cómplices en la falsedad y en la intriga, mentes pervertidas que han hecho de la política internacional una farsa trágica y de la simple dignidad el mejor objetivo de la irrisión absoluta", agrega Saramago.
El octogenario intelectual asegura que el mundo, a pesar del desolador espectáculo que nos ofrece todos los días, no merece un Bush.
Sin embargo, añade, "lo hemos tenido, lo sufrimos hasta tal punto que la victoria de Barack Obama ha sido considerada por mucha gente como una especie de justicia divina".
Al referirse al incidente en Bagdad, Saramago considera que esos zapatos deberían tener unos pies dentro y el objetivo del golpe sería la parte curva del cuerpo donde la espalda cambia de nombre.
Y concluye: "Mutazem al Kaidi (quede su nombre para la posteridad) encontró la manera más contundente y eficaz de expresar su desprecio.
El ridículo. Un par de puntapiés tampoco estarían mal, pero el ridículo es para siempre. Voto por el ridículo".

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