La lucha está servida entre ambas fuerzas en donde el Estado es contrario a los intereses del sistema dominante llamado capitalismo. No es casual que en la actualidad dichas fuerzas del capital privado combatan encarnizadamente a Venezuela, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Irán, Siria, Corea del norte, Bielorrusia y otros por lograr el dominio absoluto del poder nacional y gran-nacional a través de mecanismos de las grandes redes corporativas de las macro-empresas que representan el capitalismo industrial, financiero, comercial, militar, etc. creando entre todos en conjunto una especie de modalidad de “capitalismo cultural”, la cual es el rey autoritario del pensamiento universal y que es esparcido y sembrado por el gran poder mediático que ostentan. Demostrándonos como el capitalismo va mutando, perfeccionándose en su avance y su posicionamiento, gestando fases superiores la cual Lenin, Vladimir y a otros les hubiera gustado estudiar y combatir.
En estas fases más recientes y superiores del capitalismo hay que señalar que su existencia depende de extensas y poderosas redes de “medios de comunicación e información”, de mecanismo financieros de presión a través del Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y poderosas corporaciones bancarias, que a su vez son apoyadas y fortalecidas por mecanismos de “regulación comercial” tal como la Organización Mundial del Comercio, haciendo que el poder del capitalismo global posea una maquinaria mucho más sofisticada y elaborada que los Estados-naciones en la actualidad, más si estos de sitúan en los países en vías de desarrollo o países en condición o régimen de ser dominados por intereses diversos, como es el caso de las naciones anteriormente mencionadas, donde el Estado lucha por no permitir el raquitismo y la debilidad del mismo.
Todas estas acciones encubiertas aplicadas por el capitalismo son en sí, una guerra no declarada y reconocida, pero sin embargo se manifiestan con procedimientos y acciones bastantes visibles con características propias de una “guerra fría”, sometiendo a un constante y progresivo desgaste inmisericorde al poder del Estado en las naciones que presentan cualquier tipo de resistencia. En este fenómeno de rapiña global el sector corporativo de los grandes capitales, representados como sabemos en macro-empresas con nombre y algunos hasta con apellidos, movilizan todo tipo de estrategias para socavar el poder político y social que caracteriza al Estado-nación, que no es más que la única institución que defiende los intereses de los ciudadanos o los pueblos, regulando, prohibiendo, legislando a ese oponente que los ve como un estorbo monstruoso y que no le permite por ejemplo privatizar el agua, la seguridad social, la educación, el aire, etc.
Por que el capitalismo todo lo piensa en función de una mera mercancía con beneficio, hasta la especie humana la ha transformado en una máquina de consumo y de beneficios infinitos. El hombre para el capitalismo no es un secreto que lo haya cuantificado y lo cualificado como una simple unidad de producción y consumo. “Si existe un extraterrestre agresivo y belicoso en este planeta”, aunque suene a broma, estos son los señores del capitalismo, el mismo que demuestra con conductas criminales en todo momento, el no querer a la especie humana, ni a la inmensa flora y fauna planetaria que lo alberga. Pareciera o dan a entender que ya tuvieran varios planetas de repuesto de usar y tirar. Ellos son los creadores de las sociedades y los Estados-naciones de “usar y tirar”.
Podemos incluso hablar de Estados y sociedades con sello de caducidad, donde la fecha de vencimiento son aquellas que supuestamente no se adaptan a su última versión de su sistema devorador humano y medioambiental actual. Para ellos, los señores más ricos del planetas con su ejército de empresas y países desarrollados más poderosos, el Estado que lucha por sus pueblos y defienden a sus ciudadanos como un potente escudo en contra de su abominable híper-capitalismo caníbal, son en sí, “Estados Caducos”, por que lo de moda, lo chic, la condición ideal es dejarse llevar por su ola criminal de comportamiento hacia el ser humano y su medio ambiente, siendo la condición de Estado-nación preferente según el capitalismo global, la de un Estado obediente, sumiso, chantajeado, precarizado, dependiente y sobre todo que el sector privado sea el que lleve la batuta de los destinos de millones de personas hechos pueblos.
Todo lo que atente contra esta versión de Estado que le conviene al capital, tiene servida una guerra sin cuartel, donde su fin es provocar su total destrucción, hasta convertirlos en “un Perú, un Salvador, Un Reino de España, Un Estados Unidos, Un Chile, una Colombia”, es decir, en meros Estados-naciones donde su poder como tal no es más que representativos, porque las decisiones fundamentales de los países las toman los lobbies de las oligarquías nacionales e internacionales del capitalismo.
Por ejemplo en Estados Unidos las decisiones de las multinacionales que fabrican armas, alimentos, medicamentos y las que se dedican al desarrollo tecnológico de las comunicaciones, mandan más que el Estado gobernado por el reciente presidente Barak Obama, la cual todos esperan ingenuamente un cambio de postura imperial. Es obvio y el tiempo lo dirá que este ente gubernamental no es más que el representante de un Estado-nación virtual, que dejó de existir hace mucho tiempo. El verdadero gobierno son su oligarquía comercial, financiera, industrial o los denominados nuevos señores feudales del capital del siglo XX y XXI. Los mismos que inventaron un barco en un mar llamado mundo que nos lleva y nos hace navegar en el mismísimo infierno de la dictadura más férrea e intangibles a nivel planetario.
Una aportación de:: Eduardo Alberto Ortega Sulbaran
En estas fases más recientes y superiores del capitalismo hay que señalar que su existencia depende de extensas y poderosas redes de “medios de comunicación e información”, de mecanismo financieros de presión a través del Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y poderosas corporaciones bancarias, que a su vez son apoyadas y fortalecidas por mecanismos de “regulación comercial” tal como la Organización Mundial del Comercio, haciendo que el poder del capitalismo global posea una maquinaria mucho más sofisticada y elaborada que los Estados-naciones en la actualidad, más si estos de sitúan en los países en vías de desarrollo o países en condición o régimen de ser dominados por intereses diversos, como es el caso de las naciones anteriormente mencionadas, donde el Estado lucha por no permitir el raquitismo y la debilidad del mismo.
Todas estas acciones encubiertas aplicadas por el capitalismo son en sí, una guerra no declarada y reconocida, pero sin embargo se manifiestan con procedimientos y acciones bastantes visibles con características propias de una “guerra fría”, sometiendo a un constante y progresivo desgaste inmisericorde al poder del Estado en las naciones que presentan cualquier tipo de resistencia. En este fenómeno de rapiña global el sector corporativo de los grandes capitales, representados como sabemos en macro-empresas con nombre y algunos hasta con apellidos, movilizan todo tipo de estrategias para socavar el poder político y social que caracteriza al Estado-nación, que no es más que la única institución que defiende los intereses de los ciudadanos o los pueblos, regulando, prohibiendo, legislando a ese oponente que los ve como un estorbo monstruoso y que no le permite por ejemplo privatizar el agua, la seguridad social, la educación, el aire, etc.
Por que el capitalismo todo lo piensa en función de una mera mercancía con beneficio, hasta la especie humana la ha transformado en una máquina de consumo y de beneficios infinitos. El hombre para el capitalismo no es un secreto que lo haya cuantificado y lo cualificado como una simple unidad de producción y consumo. “Si existe un extraterrestre agresivo y belicoso en este planeta”, aunque suene a broma, estos son los señores del capitalismo, el mismo que demuestra con conductas criminales en todo momento, el no querer a la especie humana, ni a la inmensa flora y fauna planetaria que lo alberga. Pareciera o dan a entender que ya tuvieran varios planetas de repuesto de usar y tirar. Ellos son los creadores de las sociedades y los Estados-naciones de “usar y tirar”.
Podemos incluso hablar de Estados y sociedades con sello de caducidad, donde la fecha de vencimiento son aquellas que supuestamente no se adaptan a su última versión de su sistema devorador humano y medioambiental actual. Para ellos, los señores más ricos del planetas con su ejército de empresas y países desarrollados más poderosos, el Estado que lucha por sus pueblos y defienden a sus ciudadanos como un potente escudo en contra de su abominable híper-capitalismo caníbal, son en sí, “Estados Caducos”, por que lo de moda, lo chic, la condición ideal es dejarse llevar por su ola criminal de comportamiento hacia el ser humano y su medio ambiente, siendo la condición de Estado-nación preferente según el capitalismo global, la de un Estado obediente, sumiso, chantajeado, precarizado, dependiente y sobre todo que el sector privado sea el que lleve la batuta de los destinos de millones de personas hechos pueblos.
Todo lo que atente contra esta versión de Estado que le conviene al capital, tiene servida una guerra sin cuartel, donde su fin es provocar su total destrucción, hasta convertirlos en “un Perú, un Salvador, Un Reino de España, Un Estados Unidos, Un Chile, una Colombia”, es decir, en meros Estados-naciones donde su poder como tal no es más que representativos, porque las decisiones fundamentales de los países las toman los lobbies de las oligarquías nacionales e internacionales del capitalismo.
Por ejemplo en Estados Unidos las decisiones de las multinacionales que fabrican armas, alimentos, medicamentos y las que se dedican al desarrollo tecnológico de las comunicaciones, mandan más que el Estado gobernado por el reciente presidente Barak Obama, la cual todos esperan ingenuamente un cambio de postura imperial. Es obvio y el tiempo lo dirá que este ente gubernamental no es más que el representante de un Estado-nación virtual, que dejó de existir hace mucho tiempo. El verdadero gobierno son su oligarquía comercial, financiera, industrial o los denominados nuevos señores feudales del capital del siglo XX y XXI. Los mismos que inventaron un barco en un mar llamado mundo que nos lleva y nos hace navegar en el mismísimo infierno de la dictadura más férrea e intangibles a nivel planetario.
Una aportación de:: Eduardo Alberto Ortega Sulbaran
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