La Comuna asume la defensa de París. Los trabajadores y la Guardia Nacional obligan a retroceder al Ejército alemán. Víctor Hugo proclama: “Que cada casa aporte un soldado y cada ciudad un ejército”
El glorioso movimiento iniciado el 18 de Marzo de 1871 es la aurora de la gran revolución social llamada a liberar para siempre a la humanidad de la sociedad de clases.
Carlos Marx
Tal día como hoy, el 18 de marzo de 1871, la Guardia Nacional y los obreros ocuparon las sedes del Gobierno francés y el poder pasó a manos de la Comuna de París.
Fue la primera revolución obrera y popular triunfante en la historia de la Humanidad. El 19 de julio de 1870, en respuesta a una grosera provocación de Otto von Bismarck, Francia había declarado la guerra a Prusia. Francia no estaba preparada para el conflicto. El impopular gobierno de Napoleón III había arruinado al país. El Ejército carecía de armamento. Pronto, los alemanes causaron derrotas tras derrotas a los franceses. En la batalla de Sedán (Francia), el 2 de septiembre de 1870, el Ejército alemán logró una victoria decisiva y quedó abierto el camino para ocupar París. Cuando llegó la noticia del avance alemán, el pueblo de París, indignado por el fracaso del Gobierno, ocupó el parlamento y exigió la caída de Napoleón III, la proclamación de la República y la defensa de la Patria. Aunque la Asamblea Nacional estaba formada por una mayoría monárquica, no tuvo otra alternativa sino aceptar.
El pueblo organizó los batallones de la Guardia Nacional para defender a París, sitiada por el Ejército prusiano. Víctor Hugo escribió un llamamiento: “…que cada casa dé un soldado… que cada ciudad dé un ejército… que los pueblos se armen… Hemos de guerrear de día y de noche, llevar la guerra a las montañas, a las llanuras, a los bosques. No deis cuartel al enemigo, no lo dejéis descansar, ni reponerse… Hemos de librar una batalla terrible por la patria”. El impulso patriótico fortaleció a los ejércitos formados por el pueblo. Fue detenido el avance alemán. Los éxitos dieron una gran fuerza a los mandos populares de la Guardia Nacional. Entonces, los oficiales monárquicos se llenaron de pánico ante la perspectiva de una revolución popular y comenzaron a negociar con los alemanes. Bajo su presión, el 28 de enero de 1871 se firmó un armisticio con Alemania. El propósito de la burguesía era pactar con los alemanes para desarmar a la Guardia Nacional y restaurar a Napoleón III. La noche del 17 de marzo de 1871, los oficiales monárquicos dieron órdenes de arrestar al Estado Mayor de la Guardia Nacional obrera y quitarle sus cañones. Cuando el pueblo de París se enteró de la maniobra, se movilizó para impedirlo. Un oficial monárquico dio órdenes a la tropa de disparar contra el pueblo, pero un suboficial ordenó lo contrario: “Armas a discreción”. Cuando el oficial repitió: “Fuego”, fue arrestado por los soldados.
Ante la traición de los monárquicos y la burguesía, estalló la revolución el 18 de marzo de 1871 que proclamó todo el poder para la Comuna de París. Los obreros y la Guardia Nacional ocuparon las sedes del Gobierno. La bandera roja ondeó sobre el Hotel de Ville y el Ministerio de Guerra. Surgió el primer gobierno obrero y popular en la historia. La Comuna declaró como su programa: “Dar la tierra a los campesinos, los instrumentos de trabajo a los obreros y el derecho al trabajo para todos”. Mientras tanto el Gobierno, presidido por el ultraderechista Louis Adolphe Thiers, huyó a Versalles y llamó en su auxilio a los alemanes. La guerra de Versalles y del Ejército alemán contra la Comuna fue despiadada. París fue sometido a incesantes bombardeos de artillería y al fuego de un poderoso Ejército. Los comuneros resistieron con un gran valor. Combatieron hasta las mujeres y los niños. El 20 de mayo de 1871 se llevó a cabo la ofensiva final contra la Comuna de París. Gracias a espías y traidores infiltrados en las filas revolucionarias, los alemanes y el Ejército de Versalles conocieron los puntos débiles de las defensas. Los combates ensangrentaron las calles y las trincheras. La resistencia de París se debilitó porque la Comuna careció de un centro único de dirección y organización. Sus fuerzas estaban divididas en varias tendencias. Al final, la Comuna fue derrotada.
El glorioso movimiento iniciado el 18 de Marzo de 1871 es la aurora de la gran revolución social llamada a liberar para siempre a la humanidad de la sociedad de clases.
Carlos Marx
Tal día como hoy, el 18 de marzo de 1871, la Guardia Nacional y los obreros ocuparon las sedes del Gobierno francés y el poder pasó a manos de la Comuna de París.
Fue la primera revolución obrera y popular triunfante en la historia de la Humanidad. El 19 de julio de 1870, en respuesta a una grosera provocación de Otto von Bismarck, Francia había declarado la guerra a Prusia. Francia no estaba preparada para el conflicto. El impopular gobierno de Napoleón III había arruinado al país. El Ejército carecía de armamento. Pronto, los alemanes causaron derrotas tras derrotas a los franceses. En la batalla de Sedán (Francia), el 2 de septiembre de 1870, el Ejército alemán logró una victoria decisiva y quedó abierto el camino para ocupar París. Cuando llegó la noticia del avance alemán, el pueblo de París, indignado por el fracaso del Gobierno, ocupó el parlamento y exigió la caída de Napoleón III, la proclamación de la República y la defensa de la Patria. Aunque la Asamblea Nacional estaba formada por una mayoría monárquica, no tuvo otra alternativa sino aceptar.
El pueblo organizó los batallones de la Guardia Nacional para defender a París, sitiada por el Ejército prusiano. Víctor Hugo escribió un llamamiento: “…que cada casa dé un soldado… que cada ciudad dé un ejército… que los pueblos se armen… Hemos de guerrear de día y de noche, llevar la guerra a las montañas, a las llanuras, a los bosques. No deis cuartel al enemigo, no lo dejéis descansar, ni reponerse… Hemos de librar una batalla terrible por la patria”. El impulso patriótico fortaleció a los ejércitos formados por el pueblo. Fue detenido el avance alemán. Los éxitos dieron una gran fuerza a los mandos populares de la Guardia Nacional. Entonces, los oficiales monárquicos se llenaron de pánico ante la perspectiva de una revolución popular y comenzaron a negociar con los alemanes. Bajo su presión, el 28 de enero de 1871 se firmó un armisticio con Alemania. El propósito de la burguesía era pactar con los alemanes para desarmar a la Guardia Nacional y restaurar a Napoleón III. La noche del 17 de marzo de 1871, los oficiales monárquicos dieron órdenes de arrestar al Estado Mayor de la Guardia Nacional obrera y quitarle sus cañones. Cuando el pueblo de París se enteró de la maniobra, se movilizó para impedirlo. Un oficial monárquico dio órdenes a la tropa de disparar contra el pueblo, pero un suboficial ordenó lo contrario: “Armas a discreción”. Cuando el oficial repitió: “Fuego”, fue arrestado por los soldados.
Ante la traición de los monárquicos y la burguesía, estalló la revolución el 18 de marzo de 1871 que proclamó todo el poder para la Comuna de París. Los obreros y la Guardia Nacional ocuparon las sedes del Gobierno. La bandera roja ondeó sobre el Hotel de Ville y el Ministerio de Guerra. Surgió el primer gobierno obrero y popular en la historia. La Comuna declaró como su programa: “Dar la tierra a los campesinos, los instrumentos de trabajo a los obreros y el derecho al trabajo para todos”. Mientras tanto el Gobierno, presidido por el ultraderechista Louis Adolphe Thiers, huyó a Versalles y llamó en su auxilio a los alemanes. La guerra de Versalles y del Ejército alemán contra la Comuna fue despiadada. París fue sometido a incesantes bombardeos de artillería y al fuego de un poderoso Ejército. Los comuneros resistieron con un gran valor. Combatieron hasta las mujeres y los niños. El 20 de mayo de 1871 se llevó a cabo la ofensiva final contra la Comuna de París. Gracias a espías y traidores infiltrados en las filas revolucionarias, los alemanes y el Ejército de Versalles conocieron los puntos débiles de las defensas. Los combates ensangrentaron las calles y las trincheras. La resistencia de París se debilitó porque la Comuna careció de un centro único de dirección y organización. Sus fuerzas estaban divididas en varias tendencias. Al final, la Comuna fue derrotada.
Treinta mil comuneros fueron fusilados. Kart Marx calificó a la Comuna como un intento por asaltar el cielo.
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