martes, 2 de febrero de 2010

MORIR POR GRANIER

Morir por Granier
PIEDRA DE TRANCA-MARCIANO
LA DEGENERACIÓN VIRTUAL de la política provoca extraños fenómenos. Uno fue el 11-A. La gente que se reunió en esa fecha y fue lanzada por una dirección irresponsable sobre Miraflores, al día siguiente desapareció de la calle. Cuando se produjo el contragolpe chavista el 13-A, no se conseguía un opositor ni para remedio. Los dueños de medios, los militares traidores, los sindicalistas y dirigentes de los partidos de la conjura se esfumaron por arte de magia. Con el sabotaje petrolero pasó igual, también con las guarimbas. Nadie asumió responsabilidades y todo se redujo al efecto mediático sobre una población confundida.
OTRO EJEMPLO: Alguien que no tiene la menor conexión con el pueblo venezolano, salvo a través de los culebrones y enlatados con que suele envenenarlo; que encarna los antivalores de una clase social parasitaria, aquella que se apoderó del país, de sus riquezas, mediante la relación, a veces rastrera y a ratos arrogante, con el poder, se convierte en paradigma. ¿Paradigma de qué? ¿De honestidad, de decencia política, de sentido patriótico? Todo lo contrario. El personaje al cual se refiere este escribidor no es otro que el inefable Marcel Granier. Cazador de fortunas. Traficante de las peores causas. Explotador de trabajadores. Empresario de pacotilla. Correveidile de la política. Sigüí de presidentes y jalador de mecate de cuanta secretaria y barragana le garantizara en Miraflores el acceso a innombrables beneficios.
ESTE PERSONAJE, GRANIER, vive por estos días un momento excepcional. La crisis de los partidos de oposición, su terrible carencia de dirigentes y de política, lo ha catapultado a la conducción del movimiento golpista. Él lo niega, pero por suerte está la mala jugada que los propios medios le hicieron a los aventureros que se regodeaban en Miraflores mientras Chávez estaba preso: lo captaron a él, junto al satánico monseñor Porras y el elusivo Eduardo Fernández, aguardando el momento para darle el abrazo y felicitar al usurpador Pedro Carmona. Con impar cinismo lo niega; sin embargo, las imágenes en Palacio revelan su solidaridad con los golpistas. Porque hay que acotarlo: Además de su conocida inmoralidad, lo afecta una cobardía crónica. Pues bien, este personaje es el líder actual de la oposición. El que impone las reglas. El que incita a los jóvenes a tirarse a la calle. Desde su averiado canal pretende defender la libertad de expresión que él no practica, como lo demuestran las purgas que periódicamente realiza en su empresa 1BC, en RCTV, y la carajada que consumo contra el personal, periodistas y trabajadores, del extinto Diario de Caracas.
LOS JÓVENES DESORIENTADOS, ganados por la emoción de estar en algo, manipulados por aventureros que los inducen a la violencia, quizá no lo saben, pero es bueno que lo sepan: sirven a Marcel Granier. No sirven a la democracia. No se exponen por la libertad de expresión. ¡Falso! Todo eso es cuento. En el fondo defienden los oscuros negocios de Granier. Todo cuando él representa, es decir, lo opuesto a lo que muchos de esos jóvenes sueñan. De ahí que aquellos que caen protestando -o son heridos- lo hacen por una causa que no es la suya, sino la viscosa y fétida de las trácalas de Granier, de sus pautas publicitarias, del veneno que expele su mensaje mediático, de su reiterada vocación golpista. Esos jóvenes merecen sacrificarse por una causa verdadera, legítima. Ya que no vale la pena morir por Granier y sus intereses, hacerlo es morir doblemente.-

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