sábado, 18 de octubre de 2008

El 18 de octubre de 1965 a eso de las 6:00pm es detenido cerca de la Plaza de las Tres Gracias el camarada Alberto LOVERA


El 18 de octubre de 1965 a eso de las 6:00pm es detenido cerca de la Plaza de las Tres Gracias el camarada Alberto LOVERA

Dirigente del Partido Comunista de Venezuela, quien circulaba en su automóvil, un “Mercedes-Benz” color azul cuando fue interceptado por una comisión de la DIGEPOL encabezada por el “capitán” Carlos VEGAS DELGADO.

Era Ministro de Relaciones Interiores el doctor Gonzalo BARRIOS.
Alberto fue de inmediato trasladado a la sede de la DIGEPOL en el Edificio “Las Brisas” donde comenzó a ser torturado. El director de esa policía política era J. J. PATIÑO GONZÁLEZ. El auto de Alberto fue visto aparcado en el estacionamiento (sótano) del cuerpo represivo por otros detenidos, y comenzó entonces el calvario para el preso, sometido a crueles tormentos por “los muchachos de Carlos Andrés”, como se le llamama a los los funcionarios más agresivos, atracadores con apoyo institucional, del Departamento de Jefatura de la DIGEPOL.
El 23 de octubre a tempranas horas de la noche Alberto es llevado al Retén “Planchart” en Puente Mohedano y allí continúan torturándolo hasta que sus captores deciden trasladarlo al Campo Antiguerrillero de “Cachipo” en el Estado Monagas, donde fue rechazado su ingreso debido al estado físico en que se hallaba por los maltratos recibidos.
La inmoralidad de adecos y copeyanos era tanta que llegaron a esparcir la especie de que Lovera se había “ablandado” en su línea política y por ello había sido ejecutado por sus propios compañeros de línea “dura” (recordemos el documento “Operación Loto contra Macuare” que fue ‘descubierto’ en uno de los allanamientos practicados por los mismos asesinos de la DIGEPOL en la casa de Gustavo MACHADO en septiembre de 1963), infundio convertido en información oficial por parte del Jefe de la DIGEPOL, J. J. PATIÑO GONZÁLEZ, quien para ello se valió de un exmilitante del PCV, el delator Helímenas CHIRINOS, y de otro policía de su misma calaña, Ramón Ovidio ATAIDE OLVERA.
Y mientras aquí, en el diario “El Nacional”, el dirigente adeco Carlos CANACHE MATA, quien por la responsabilidad que tenía en el partido y en el gobierno era difícil que ignorara lo que con LOVERA ocurría, escribía ristras de sandeces mal intencionadas tratando de negar la responsabilidad de su gobierno, su partido y su policía política en las torturas que sufría el desaparecido, sembrando dudas respecto a la presunta huida de Alberto, su incorporación a la guerrilla y la posible muerte a manos de los mismos comilitantes del camarada preso por disensiones internas, desarrollando el esquema que sus jefes le habían ordenado.
La verdad surgió del mar el 27 de Octubre, en una playa de Lechería, Estado Anzoátegui, donde un grupo de criminales con chapas policiales y apoyo institucional había lanzado el cuerpo sin vida después de haberlo sometido a insoportables tormentos. La exhumación indicó que las yemas de sus dedos habían sido rebanadas, tenía vértebras cervicales desprendidas y para que se hundiera le ataron una cadena con un pico de los usados en construcción.
Fue su último grito de protesta a Venezuela y el mundo, señalando el destino de los desaparecidos políticos. Su mensaje, más allá de la muerte, dejó constancia de la falsa democracia que vivíamos, la cual mediante los métodos más aberrantes de tortura pretendían doblegar el valor y la lucha de hombres como Alberto Lovera. Su vida fue modelo de abnegación en la lucha por transformar la patria. Fiel a sus ideales respondió con el silencio a los sicarios que lo torturaron. La integridad de su conducta sirve de ejemplo a las nuevas generaciones.

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