miércoles, 4 de noviembre de 2009

Masacre de Cantaura: “Las primeras bombas cayeron sobre el fogón donde hacían las arepas”

Masacre de Cantaura
“Las primeras bombas cayeron sobre el fogón donde hacían las arepas”
José Ruiz, habitante de Cantaura, se pregunta cuál será el paradero de Henry López Sisco, a quien no duda en calificarlo de asesino. Aseguró que la vía de Cantaura y Campo Mata estaba militarizada.
José Ruiz estudió administración en el Colegio Universitario de Caracas ubicado en Altamira. Antes de exponerse a que le diera un infarto como parte de la agitada vida en la capital, una vez graduado decidió radicarse en su pueblo en el año 1982, casualmente el año en el que se materializa la masacre de Cantaura
La mañana del lunes 4 de octubre de ese año, después de saborear un cafecito, salió para Campo Mata, justo a las 4:30 a.m., población ubicada a 30 kilómetros de Cantaura. Se desempeñaba en el área de instrumentación de una seccional de la antigua Pdvsa. No existía la autopista Cantaura-El Tigre, sino la carretera vieja.
“Nosotros pasamos y vimos unos convoyes militares por ahí. A mí me pareció extraño ver tantos militares, sin embargo no nos detuvieron porque estábamos trabajando por esa zona” relató Ruiz
Al cabo de unos minutos en carretera, escuchan las explosiones. “Fue un estruendo que estremeció la tierra. Llegamos al trabajo y en la tarde fue que me enteré de todo”.
Le hablaron inicialmente de un supuesto enfrentamiento entre la guerrilla y el ejército.
Con el pasar del tiempo, investigando, constató que “las primeras bombas cayeron en el fogón donde hacían las arepas” De acuerdo al investigador Rafael Hurtado Bravo, la masacre de Cantaura es el resultado de un bombardeo indiscriminado de 4 aviones de la Fuerza Aérea y un cerco que tejieron fuerzas terrestres del ejército, ayudados por funcionarios de la Disip, la otrora PTJ y otros, con el fin de rematar a quienes se escaparan del bombardeo. La operación dejó un saldo de 23 militantes revolucionarios muertos.
DESPLIEGUE
A José Ruiz no sólo le extrañó la inusual presencia militar en la zona aquella mañana del 4 de octubre. Le causó impresión que los funcionarios portaran pasamontañas, en posición de combate y debidamente armados con los viejos FAL. “Yo realmente no sabía lo que estaba pasando”, relató.
El despliegue militar y policial- aseguró Ruiz- se instaló sin previo aviso. “Ellos llegaron de golpe”. Haciendo uso de su memoria, recuerda haber visto un autobús negro de la Disip estacionado frente a la antigua sede de la Policía Metropolitana, actualmente lugar de la policía regional.
Las alcabalas no permitían que nadie se estacionara en el camino hacía Campo Mata. Al contrario, José Ruiz resaltó que todas le gritaban a su chofer: ¡Dale, Dale y Dale!. La intención -en su opinión- era despejar la zona.
SIN TREGUA
Basado en lo que cuentan sus coterráneos, los guerrilleros tenían una fogata donde estaban haciendo arepas para desayunarse. Ya la diana había sonado... una bomba de esas que Zumbaron, ¡qué va quedar gente viva allí!, se lamentó el cantaureño.
Después de 27 años no le cabe duda que Henry López Sisco estuvo involucrado en la masacre de Cantaura.
“Se trata de uno de los grandes asesinos de este país”, subraya, quien se pregunta, al igual que los tribunales de Yaracuy, cuál será el paradero de ese señor.
Hasta el año 2006, López Sisco se destacó como asesor de seguridad del prófugo de la justicia venezolana, Manuel Rosales.
El pueblo quedaría militarizado días después de la masacre, contó. ¿Por qué? “Ellos no querían dejar evidencias. Al que agarraban lo desaparecían. Nombrar a una persona en aquel tiempo implicaba matarlo”
¿Hay algún caso que usted conozca? -Sí, el de Ramón Evans, hermano del morocho Evans, dueño de los terrenos donde estaba la guerrilla. Trabajaba como bonguero, que consiste en suministrar comida hacia los campos. Según la Disip, él le vendía comida a la guerrilla y se lo llevaron preso a la cárcel de La Pica. A ese señor le dieron una paliza ¡mi hermano!, que luego lo soltaron para que se muriera en la calle.
Se lo llevaron secuestrado. “Yo me acuerdo que el ministro de Interior (Luis Valero) dijo que en nombre de la democracia y la república se había actuado con diligencia”, cuenta José para después preguntarse lo siguiente: ¿En nombre de la democracia y la república tú vas a masacrar un pueblo?, y se responde: “no puede ser”.
José no se atreve a irse más nunca de Cantaura. Es profesor jubilado de la Universidad Simón Rodríguez. Asegura, en tono anecdótico, que de quedarse en Caracas ya hubiese fallecido.

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