Paracoincidencias
Freddy Bernal
La avanzada paramilitar en el Táchira no es, como dicen algunos "analistas políticos" ramplones, expresión del abandono de nuestras fronteras. Tampoco una disputa de grupos irregulares colombianos por el control del narcotráfico o el contrabando. Es claramente el capítulo más peligroso del plan que, en contubernio con el gobierno uribista, desarrolla el Departamento de Estado Norteamericano.
El paramilitarismo del Táchira forma parte de una escalera de sucios artificios políticos que persiguen azuzar un conflicto internacional como plataforma para la intervención gringa en Venezuela.
Implica también la gestación de una zona geográfica de alta beligerancia militar (la "media luna": Apure, Táchira, Mérida, Zulia...) con vistas a provocar la guerra civil. Es una muy conocida receta yanqui, empleada ya en Nicaragua con la llamada "contra" y de manera más reciente con el derrotado intento secesionista en Bolivia. No por coincidencia este problema se agudiza a la vez que se amplia la intervención yanqui en Colombia con la firma de un tratado que prácticamente entrega la soberanía del país, a la par de la revelación de las actividades de espionaje del DAS a Venezuela y a los países hermanos Ecuador y Cuba.
Por desgracia, algunos venezolanos traidores, en combinación con la oligarquía criolla, se han plegado o, peor aún, actúan como subalternos de la estrategia uribista. Otros capitostes de la oposición guardan silencio y marcan distancia ante lo descabellado del plan y las aviesas intenciones. Pocos voceros de la contrarrevolución se han hecho eco de las declaraciones de Pérez Vivas, visto con malos ojos hasta por sus ofuscados correligionarios una vez pública su relación con sectores injerencistas colombianos y luego de unas desatinadas declaraciones de voceros suyos que buscaron confundir luego de la lamentable "masacre de Chururú".
No aprenden la lección luego de que, en el 2004, se desbarató un plan magnicida con la detención de 108 paramilitares en la finca Daktari. Pareciera que confunden el espíritu pacifista de nuestra revolución con debilidad. Esperamos que con la enérgica reacción y respuesta del comandante Chávez y las acciones emprendidas por el Gobierno y pueblo bolivariano en combinación, estén comprendiendo el error que cometen.
Patrullas del Psuv, inteligencia social, rigor y control militar dentro del ámbito legal, solidaridad entre estados hermanos... No habrá paramilitarismo ni mafia del DAS o la CIA que valga. No tienen necesidad de espiar a las milicias bolivarianas para entender algo básico: las palabras "patria, socialismo o muerte", son mucho más que una consigna.
Freddy Bernal
La avanzada paramilitar en el Táchira no es, como dicen algunos "analistas políticos" ramplones, expresión del abandono de nuestras fronteras. Tampoco una disputa de grupos irregulares colombianos por el control del narcotráfico o el contrabando. Es claramente el capítulo más peligroso del plan que, en contubernio con el gobierno uribista, desarrolla el Departamento de Estado Norteamericano.
El paramilitarismo del Táchira forma parte de una escalera de sucios artificios políticos que persiguen azuzar un conflicto internacional como plataforma para la intervención gringa en Venezuela.
Implica también la gestación de una zona geográfica de alta beligerancia militar (la "media luna": Apure, Táchira, Mérida, Zulia...) con vistas a provocar la guerra civil. Es una muy conocida receta yanqui, empleada ya en Nicaragua con la llamada "contra" y de manera más reciente con el derrotado intento secesionista en Bolivia. No por coincidencia este problema se agudiza a la vez que se amplia la intervención yanqui en Colombia con la firma de un tratado que prácticamente entrega la soberanía del país, a la par de la revelación de las actividades de espionaje del DAS a Venezuela y a los países hermanos Ecuador y Cuba.
Por desgracia, algunos venezolanos traidores, en combinación con la oligarquía criolla, se han plegado o, peor aún, actúan como subalternos de la estrategia uribista. Otros capitostes de la oposición guardan silencio y marcan distancia ante lo descabellado del plan y las aviesas intenciones. Pocos voceros de la contrarrevolución se han hecho eco de las declaraciones de Pérez Vivas, visto con malos ojos hasta por sus ofuscados correligionarios una vez pública su relación con sectores injerencistas colombianos y luego de unas desatinadas declaraciones de voceros suyos que buscaron confundir luego de la lamentable "masacre de Chururú".
No aprenden la lección luego de que, en el 2004, se desbarató un plan magnicida con la detención de 108 paramilitares en la finca Daktari. Pareciera que confunden el espíritu pacifista de nuestra revolución con debilidad. Esperamos que con la enérgica reacción y respuesta del comandante Chávez y las acciones emprendidas por el Gobierno y pueblo bolivariano en combinación, estén comprendiendo el error que cometen.
Patrullas del Psuv, inteligencia social, rigor y control militar dentro del ámbito legal, solidaridad entre estados hermanos... No habrá paramilitarismo ni mafia del DAS o la CIA que valga. No tienen necesidad de espiar a las milicias bolivarianas para entender algo básico: las palabras "patria, socialismo o muerte", son mucho más que una consigna.
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