El cielo es el límite
(A Mario Petit, Argimiro Gabaldón y muchos héroes del pueblo)
Por: Javier Monagas Maita
Las acciones de los hombres y mujeres que lo abandonan todo por el sagrado deber de servir a los más débiles sociales, es la mayor demostración de cuanto amor se puede tener por los semejantes. Todos los que cayeron víctimas de la represión. Los que exponiendo su vida empuñando un fusil en contra de regímenes brutales, han regado los suelos de Venezuela con su sangre. Esos gigantes del honor y la dignidad, jamás morirán. Permanecerán incorruptibles en las páginas de la historia, recordándonos a cada instante que el mayor premio a las acciones revolucionarias es el deber cumplido.
No pelearon por cargos burocráticos, no entregaron la vida por obtener riquezas materiales, no dieron su juventud para satisfacer un ego. Simplemente sintieron y sufrieron el dolor del pobre mancillado y, acompañados por la natural rebeldía de quien siente que no puede mirar y callar. Optaron por plantar pelea a la bestia demoledora de gente. Son el más insigne ejemplo de los quijotes del siglo XX, la mejor muestra que los hombres y mujeres verdaderos, siempre estarán con la justicia social y con el respeto a los derechos de los pueblos a ser libres.
Mario Petit, y otros valiosos camaradas. Quienes conforman el batallón de gloria junto a Argimiro Gabaldón, Fabricio Ojeda, Américo Silva, Alberto Lovera, Jorge Rodríguez, Noel Rodríguez, los mártires de Cantaura, de Yumare, los estudiantes y habitantes masacrados en las cárceles y calles de la Venezuela de la Cuarta República.
Es tiempo de rendirles honor a estos valiosos ejemplos de lucha. Y la mejor forma de honrarlos es instaurando el socialismo verdadero, no dejar que sus sacrificios se pierdan detrás de egoístas intereses mezquinos. Estamos obligados a construir una sociedad de justicia, respeto, equidad y de alto contenido moral y ético.
Están invitados todos los que sienten rabia cuando un humilde es humillado y vejado, todos los que son víctimas de un sistema económico y social que desprecia lo humano y adora el dinero; el llamado “capitalismo” avaro y destructor de vida.
Celebramos con ellos los nuevos tiempos que ayudaron a nacer, vamos a jurarles el compromiso de no dejar caer sus banderas de dignidad. Abonemos las tierras por donde pasearon, con el sudor de la libertad mojando sus frentes y espaldas. Hagámosles sentir, que jamás estuvieron solos ni lo estarán.
PATRIA SOCIALISMO O MUERTE... ESTAMOS VENCIENDO
(A Mario Petit, Argimiro Gabaldón y muchos héroes del pueblo)
Por: Javier Monagas Maita
Las acciones de los hombres y mujeres que lo abandonan todo por el sagrado deber de servir a los más débiles sociales, es la mayor demostración de cuanto amor se puede tener por los semejantes. Todos los que cayeron víctimas de la represión. Los que exponiendo su vida empuñando un fusil en contra de regímenes brutales, han regado los suelos de Venezuela con su sangre. Esos gigantes del honor y la dignidad, jamás morirán. Permanecerán incorruptibles en las páginas de la historia, recordándonos a cada instante que el mayor premio a las acciones revolucionarias es el deber cumplido.
No pelearon por cargos burocráticos, no entregaron la vida por obtener riquezas materiales, no dieron su juventud para satisfacer un ego. Simplemente sintieron y sufrieron el dolor del pobre mancillado y, acompañados por la natural rebeldía de quien siente que no puede mirar y callar. Optaron por plantar pelea a la bestia demoledora de gente. Son el más insigne ejemplo de los quijotes del siglo XX, la mejor muestra que los hombres y mujeres verdaderos, siempre estarán con la justicia social y con el respeto a los derechos de los pueblos a ser libres.
Mario Petit, y otros valiosos camaradas. Quienes conforman el batallón de gloria junto a Argimiro Gabaldón, Fabricio Ojeda, Américo Silva, Alberto Lovera, Jorge Rodríguez, Noel Rodríguez, los mártires de Cantaura, de Yumare, los estudiantes y habitantes masacrados en las cárceles y calles de la Venezuela de la Cuarta República.
Es tiempo de rendirles honor a estos valiosos ejemplos de lucha. Y la mejor forma de honrarlos es instaurando el socialismo verdadero, no dejar que sus sacrificios se pierdan detrás de egoístas intereses mezquinos. Estamos obligados a construir una sociedad de justicia, respeto, equidad y de alto contenido moral y ético.
Están invitados todos los que sienten rabia cuando un humilde es humillado y vejado, todos los que son víctimas de un sistema económico y social que desprecia lo humano y adora el dinero; el llamado “capitalismo” avaro y destructor de vida.
Celebramos con ellos los nuevos tiempos que ayudaron a nacer, vamos a jurarles el compromiso de no dejar caer sus banderas de dignidad. Abonemos las tierras por donde pasearon, con el sudor de la libertad mojando sus frentes y espaldas. Hagámosles sentir, que jamás estuvieron solos ni lo estarán.
PATRIA SOCIALISMO O MUERTE... ESTAMOS VENCIENDO
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