Tal día como hoy, el 11 de abril de 2002, una alianza entre los grandes empresarios, generales de la ultraderecha, gerentes petroleros, dueños de medios de comunicación y partidos de la vieja política iniciaron un asalto al poder y secuestraron al presidente Chávez.
El golpe tuvo éxito inicialmente por la traición de la “quinta columna” que mantenía bajo su control los órganos de seguridad e inteligencia del Estado, la (DISIP) y de Inteligencia Militar (DIM), así como el Alto Mando Militar y la Comandancia del Ejército, además de posiciones claves en la Armada y la Guardia Nacional.
Los golpistas declararon que conspiraban desde hacía un año y se jactaron de sus estrechos vínculos en Washington, Miami, Bogotá y Madrid, de donde recibían instrucciones para derrocar a Chávez y eliminar la Constitución bolivariana.
A fin de recuperar el dominio del Estado venezolano sobre la industria petrolera, el presidente Chávez había destituido a la directiva de Petróleos de Venezuela SA (PDVSA), cuyos integrantes servían a intereses contra la Nación. Los golpistas convocaron a una manifestación con el pretexto de rechazar el legítimo derecho del Presidente de la República, que desviaron hacia el Palacio de Miraflores con el fin de asaltarlo y provocar un conflicto armado. Los medios de comunicación privados invitaron abiertamente a derrocar al Gobierno Revolucionario.
Al mediodía del 11 de abril, el Alto Mando de la Guardia Nacional desconoció a su comandante general y proclamó su rechazo al orden constitucional. Casi simultáneamente se pronunció un grupo de altos oficiales del Ejército, la Armada y la Aviación. En las horas inmediatas, el Ministerio de la Defensa, la Comandancia General del Ejército y el Fuerte Tiuna quedaron en manos de los golpistas. El levantamiento de los principales mandos militares vino acompañado de la traición. Luis Miquilena, hasta entonces ministro de Relaciones Interiores y secretario general del Movimiento V República (MVR), partido de Gobierno, se sumó al golpe de Estado. Igual hicieron el viceministro de Seguridad, Luis Alberto Camacho Kairuz, y la plana mayor de la DISIP; el alcalde metropolitano de Caracas, Alredo Peña; la Policía Metropolitana y la Gobernación del Estado Miranda y su policía regional.
Mientras tanto, francotiradores y agentes de la Policía Metropolitana causaron numerosos muertos en los alrededores del Palacio de Miraflores.
La noche del 11 de abril se confirmó que Chávez rechazaba el ultimátum de los golpistas y se negaba a renunciar. En respuesta, los generales alzados amenazaron con bombardear el Palacio de Miraflores y ordenaron la detención del Presidente de la República
"A partir de la llegada del Presidente nace otra historia", afirma el gobernador Tarek William Saab
El año 2002, a su entender, implicó una maduración del proceso revolucionario: se profundizó la alianza cívico-militar y se sembró en los seguidores del Presidente una mayor conciencia socialista frente al sentir antiimperialista, dada a la supuesta participación de Estados Unidos en los sucesos.
Para Saab, si no hubieran ocurrido los sucesos del 11, 12 y 13 de abril, es difícil que la revolución hubiese "llegado tan lejos, como hasta ahora, porque eso significó el despertar de una conciencia mayor a la que se tenía".
Se tradujo en el crecimiento de una polarización política que fue ganando terreno. Se profundiza la plataforma internacional, sobre todo la Latinoamericana, mayor unión con Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Se inició la recuperación de espacios de poder. Le permitió al jefe de Estado "deslastrarse" de los promotores originales que le hicieron presidente en 1998.
La Revolución avanzó, mientras la oposición se derrumbó cada vez más. Citó como ejemplo de triunfo, el 15 de febrero de 2009, cuando se aprobó la reelección indefinida del presidente Hugo Chávez.
PREGUNTAS Y TESTIMONIOS
Luego de cinco años un pueblo más sabio y coherente conoce a ciencia cierta quienes atentan contra su Revolución. Los enemigos de la patria siempre conspiran y buscan los caminos para la desestabilización.
El golpe tuvo éxito inicialmente por la traición de la “quinta columna” que mantenía bajo su control los órganos de seguridad e inteligencia del Estado, la (DISIP) y de Inteligencia Militar (DIM), así como el Alto Mando Militar y la Comandancia del Ejército, además de posiciones claves en la Armada y la Guardia Nacional.
Los golpistas declararon que conspiraban desde hacía un año y se jactaron de sus estrechos vínculos en Washington, Miami, Bogotá y Madrid, de donde recibían instrucciones para derrocar a Chávez y eliminar la Constitución bolivariana.
A fin de recuperar el dominio del Estado venezolano sobre la industria petrolera, el presidente Chávez había destituido a la directiva de Petróleos de Venezuela SA (PDVSA), cuyos integrantes servían a intereses contra la Nación. Los golpistas convocaron a una manifestación con el pretexto de rechazar el legítimo derecho del Presidente de la República, que desviaron hacia el Palacio de Miraflores con el fin de asaltarlo y provocar un conflicto armado. Los medios de comunicación privados invitaron abiertamente a derrocar al Gobierno Revolucionario.
Al mediodía del 11 de abril, el Alto Mando de la Guardia Nacional desconoció a su comandante general y proclamó su rechazo al orden constitucional. Casi simultáneamente se pronunció un grupo de altos oficiales del Ejército, la Armada y la Aviación. En las horas inmediatas, el Ministerio de la Defensa, la Comandancia General del Ejército y el Fuerte Tiuna quedaron en manos de los golpistas. El levantamiento de los principales mandos militares vino acompañado de la traición. Luis Miquilena, hasta entonces ministro de Relaciones Interiores y secretario general del Movimiento V República (MVR), partido de Gobierno, se sumó al golpe de Estado. Igual hicieron el viceministro de Seguridad, Luis Alberto Camacho Kairuz, y la plana mayor de la DISIP; el alcalde metropolitano de Caracas, Alredo Peña; la Policía Metropolitana y la Gobernación del Estado Miranda y su policía regional.
Mientras tanto, francotiradores y agentes de la Policía Metropolitana causaron numerosos muertos en los alrededores del Palacio de Miraflores.
La noche del 11 de abril se confirmó que Chávez rechazaba el ultimátum de los golpistas y se negaba a renunciar. En respuesta, los generales alzados amenazaron con bombardear el Palacio de Miraflores y ordenaron la detención del Presidente de la República
"A partir de la llegada del Presidente nace otra historia", afirma el gobernador Tarek William Saab
El año 2002, a su entender, implicó una maduración del proceso revolucionario: se profundizó la alianza cívico-militar y se sembró en los seguidores del Presidente una mayor conciencia socialista frente al sentir antiimperialista, dada a la supuesta participación de Estados Unidos en los sucesos.
Para Saab, si no hubieran ocurrido los sucesos del 11, 12 y 13 de abril, es difícil que la revolución hubiese "llegado tan lejos, como hasta ahora, porque eso significó el despertar de una conciencia mayor a la que se tenía".
Se tradujo en el crecimiento de una polarización política que fue ganando terreno. Se profundiza la plataforma internacional, sobre todo la Latinoamericana, mayor unión con Cuba, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Se inició la recuperación de espacios de poder. Le permitió al jefe de Estado "deslastrarse" de los promotores originales que le hicieron presidente en 1998.
La Revolución avanzó, mientras la oposición se derrumbó cada vez más. Citó como ejemplo de triunfo, el 15 de febrero de 2009, cuando se aprobó la reelección indefinida del presidente Hugo Chávez.
PREGUNTAS Y TESTIMONIOS
Luego de cinco años un pueblo más sabio y coherente conoce a ciencia cierta quienes atentan contra su Revolución. Los enemigos de la patria siempre conspiran y buscan los caminos para la desestabilización.
La preparación y el alerta permanente, son las herramientas para la defensa de un proceso que llegó para quedarse.
¿Cree usted que se pueda repetir un 11 de abril?
“Yo creo que las posibilidades están siempre latentes, la revolución tiene enemigos internos y externos, pero hemos ganado en experiencia y por supuesto, estamos mucho más atentos a cualquier tipo de atentado contra la libertad, por eso, debemos estar preparados y actuar ante esos enemigos internos y externos que buscan el fracaso del Gobierno del presidente Chávez. Los proimperialistas, los ultraderechistas, los enemigos que tenemos dentro de nuestro proceso a quienes no les interesa el pueblo sino enriquecerse, aquellos que no defienden la ideología bolivariana, en fin enemigos los hay y muchos”.
¿El liderazgo del presidente Chávez se fortaleció con esa vuelta al poder de la mano del pueblo?
“Indudablemente, el Presidente a todas luces es la mayor figura del proceso y por ello hay que apegarse a sus directrices, a algunos quizás esto no les guste pero es así porque el mismo pueblo se ha encargado de confirmarlo. Esta revolución tiene un líder y ese es Chávez, en abril de 2002 eso se confirmó, y será así durante muchos años, es un hecho irrefutable que los hechos de ese año consolidaron la figura del Presidente y consolidaron su estatus de líder popular”
Siete años han transcurrido desde aquel 11 de abril de 2002, fecha que pasó a formar parte de la historia contemporánea como uno de los episodios más dolorosos ocurridos en nuestro país, cuando se produjeron acontecimientos frente a los cuales cada quien tiene sus puntos de vista, pero que en definitiva derivaron en el derrocamiento transitorio de un gobierno electo por el pueblo.
Ese día las calles de Caracas se tiñeron de luto y sangre. El pueblo, dividido y todo como estaba, salió a las calles. Una parte para protestar contra el gobierno bolivariano, y otra para defenderlo. Eran momentos de gran tensión y de la más exacerbada polarización.
Es innegable que los sectores opositores, con el apoyo de medios de comunicación privados y el respaldo evidente de factores externos, lograron convocar una inmensa manifestación conducida irresponsablemente hasta el centro de la ciudad, donde una también nutrida concentración de partidarios del proceso bolivariano estaba reunida frente al Palacio de Miraflores. El plan golpista estaba tan cocinado que hasta sus organizadores ya tenían grabada, con veinticuatro horas de antelación, una alocución en la cual varios oficiales de la Fuerza Armada acusaban al presidente Hugo Chávez de haber promovido un baño de sangre…
Cada quien se ha formado su criterio sobre los hechos ocurridos ese día en el centro de Caracas, y sobre lo que fue la imposición, durante casi 48 horas, de un gobierno de facto que pretendió de un plumazo eliminar no sólo la constitución de 1999 sino los poderes públicos, y que se vino abajo en medio de una masa popular que exigía, carta magna en mano, el retorno del presidente Chávez.
Lecciones que nos dejo el 11 de Abril
Para Palacios, la principal lección es que todo 11 tiene su 13, y eso se aplica también a los medios de comunicación. "El pueblo no es pendejo, los dueños de medios todavía no lo han entendido del todo, quizás siguen pensando que el espectador es idiota, que consume cualquier basura que le transmitan, que cualquier mentira la pueden convertir en verdad, pero la realidad es que después del 11 de abril Venezuela volvió a nacer, la gente no cree lo que le dan los noticieros, investigan más allá".
La segunda lección, dice Palacios, es que "durante muchos años uno creía que un canal de televisión sólo lo podían tener los ricos, y se demostró, después del 12 y 13, que no, que los medios comunitarios, los productores independientes son los que estuvieron en la línea de batalla, que muchas imágenes salieron gracias a los videos aficionados, que realmente fueron los que estuvieron haciendo televisión. Después se demostró que una televisora estando en manos del pueblo es una televisora hasta mejor".
La tercera lección "es que como otro mundo es posible, otra televisión es posible, y no sólo posible, necesaria, yo creo que hacen daño televisoras como Globovisión, por la cantidad de veneno que inyecta, por el daño económico, incluso, que le hacen al país al poner a correr rumores y convertirlos en una verdad en su pantalla".
¿Cree usted que se pueda repetir un 11 de abril?
“Yo creo que las posibilidades están siempre latentes, la revolución tiene enemigos internos y externos, pero hemos ganado en experiencia y por supuesto, estamos mucho más atentos a cualquier tipo de atentado contra la libertad, por eso, debemos estar preparados y actuar ante esos enemigos internos y externos que buscan el fracaso del Gobierno del presidente Chávez. Los proimperialistas, los ultraderechistas, los enemigos que tenemos dentro de nuestro proceso a quienes no les interesa el pueblo sino enriquecerse, aquellos que no defienden la ideología bolivariana, en fin enemigos los hay y muchos”.
¿El liderazgo del presidente Chávez se fortaleció con esa vuelta al poder de la mano del pueblo?
“Indudablemente, el Presidente a todas luces es la mayor figura del proceso y por ello hay que apegarse a sus directrices, a algunos quizás esto no les guste pero es así porque el mismo pueblo se ha encargado de confirmarlo. Esta revolución tiene un líder y ese es Chávez, en abril de 2002 eso se confirmó, y será así durante muchos años, es un hecho irrefutable que los hechos de ese año consolidaron la figura del Presidente y consolidaron su estatus de líder popular”
Siete años han transcurrido desde aquel 11 de abril de 2002, fecha que pasó a formar parte de la historia contemporánea como uno de los episodios más dolorosos ocurridos en nuestro país, cuando se produjeron acontecimientos frente a los cuales cada quien tiene sus puntos de vista, pero que en definitiva derivaron en el derrocamiento transitorio de un gobierno electo por el pueblo.
Ese día las calles de Caracas se tiñeron de luto y sangre. El pueblo, dividido y todo como estaba, salió a las calles. Una parte para protestar contra el gobierno bolivariano, y otra para defenderlo. Eran momentos de gran tensión y de la más exacerbada polarización.
Es innegable que los sectores opositores, con el apoyo de medios de comunicación privados y el respaldo evidente de factores externos, lograron convocar una inmensa manifestación conducida irresponsablemente hasta el centro de la ciudad, donde una también nutrida concentración de partidarios del proceso bolivariano estaba reunida frente al Palacio de Miraflores. El plan golpista estaba tan cocinado que hasta sus organizadores ya tenían grabada, con veinticuatro horas de antelación, una alocución en la cual varios oficiales de la Fuerza Armada acusaban al presidente Hugo Chávez de haber promovido un baño de sangre…
Cada quien se ha formado su criterio sobre los hechos ocurridos ese día en el centro de Caracas, y sobre lo que fue la imposición, durante casi 48 horas, de un gobierno de facto que pretendió de un plumazo eliminar no sólo la constitución de 1999 sino los poderes públicos, y que se vino abajo en medio de una masa popular que exigía, carta magna en mano, el retorno del presidente Chávez.
Lecciones que nos dejo el 11 de Abril
Para Palacios, la principal lección es que todo 11 tiene su 13, y eso se aplica también a los medios de comunicación. "El pueblo no es pendejo, los dueños de medios todavía no lo han entendido del todo, quizás siguen pensando que el espectador es idiota, que consume cualquier basura que le transmitan, que cualquier mentira la pueden convertir en verdad, pero la realidad es que después del 11 de abril Venezuela volvió a nacer, la gente no cree lo que le dan los noticieros, investigan más allá".
La segunda lección, dice Palacios, es que "durante muchos años uno creía que un canal de televisión sólo lo podían tener los ricos, y se demostró, después del 12 y 13, que no, que los medios comunitarios, los productores independientes son los que estuvieron en la línea de batalla, que muchas imágenes salieron gracias a los videos aficionados, que realmente fueron los que estuvieron haciendo televisión. Después se demostró que una televisora estando en manos del pueblo es una televisora hasta mejor".
La tercera lección "es que como otro mundo es posible, otra televisión es posible, y no sólo posible, necesaria, yo creo que hacen daño televisoras como Globovisión, por la cantidad de veneno que inyecta, por el daño económico, incluso, que le hacen al país al poner a correr rumores y convertirlos en una verdad en su pantalla".
"Por eso, mantener la memoria de los hechos, de los protagonistas del golpe, de las víctimas y de los miles de héroes y heroínas anónimos que contribuyeron a restablecer la legalidad constitucional y detuvieron la persecución sangrienta que ya había comenzado, es un deber de cada venezolano, de cada venezolana.
No olvidemos que los mismos que llevaron al pueblo venezolano a la encerrona del 11 de abril y lo desquiciaron durante meses, son quienes hoy niegan incluso que hubiera golpe de Estado, y se reivindican como "perseguidos políticos".
No olvidemos que los mismos que llevaron al pueblo venezolano a la encerrona del 11 de abril y lo desquiciaron durante meses, son quienes hoy niegan incluso que hubiera golpe de Estado, y se reivindican como "perseguidos políticos".
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