lunes, 3 de agosto de 2009

LAS RAZONES DE LA SINRAZÓN

Las razones de la sinrazón
Víctor Rodriguez
El burgués defiende a la propiedad privada a capa y espada, lanzado furibundos ataques a quienes amaguen moverse contra el mínimo de sus intereses. Atacan gobiernos, denigran dirigentes, derrumban gobiernos en nombre de la propiedad privada, y eso va de la mano de la razón de su sinrazón.
Considerando que el capitalista se mide por lo que tiene y no por lo que vale, si le quitan lo que “tiene”, ya no “es”, por lo cual pierde (desde su visión) la esencia como persona. De ahí parte su resistencia a todo lo que huela a social, a propiedad colectiva a producción compartida, porque eso significa réditos compartidos, hecho alevoso que atenta contra la propiedad nominal de sus ganancias, a lo cual no está ni preparado ni dispuesto a aceptar.
Este modelo del tener como sustituto del ser, ha calado tan hondo en nuestras sociedades, que ha sido llevado a todas y cada una de las instancias de nuestra existencia, por lo cual el trabajo de comprensión de una sociedad que no se base sobre lo material como elemento identitario del ser, no condice con sus parámetros, por lo tanto es rechazado de plano y combatido sistemáticamente. No al comunismo!, gritan. Muerte al socialismo!, vociferan. No nos quitarán lo que es nuestro!, propagandean a los cuatro vientos.
Como sirenas sin aletas, sus cantos desnudan sus intenciones, y denotan su carácter asocial. Cuando hablan de lo social se refieren a todo lo que pueden obtener de rédito, aunque mas no sea votos para atornillarse a un poder que les otorgue mas capital, mas poder y nuevamente mas capital, en un círculo vicioso que no encuentra fin y del cual ya no se divisa el comienzo.
La lucha por la construcción pues de una sociedad de iguales, donde el ser humano sean el centro y no el residuo, deberá decantar a los embanderados del “tener” como premisa.
Subrayemos pues la identidad de un colectivo que se pertenezca a si mismo, y no se encuentre sumiso a los intereses de quienes sólo desean aprovecharse de su fuerza de trabajo para aumentar sus privilegios.
No se trata de quitar, sino de recuperar el goce pleno de los derechos, que desde siempre unos pocos usurparon y otros muchos hemos reclamado. No se trata de una chusma histérica voraz, sino de un pueblo consciente reclamando su espacio en la historia de la geografía de la libertad. Claro está que quien ha usurpado como oficio, medirá a los demás a usurpadores que vienen por lo “él”; tamaña falacia la historia y la lucha organizada de la razón derribarán mas temprano que tarde tal injusticia. A pesar de los designios propagandeados, de las religiones prometedoras de futuros reinos nunca alcanzados, otro mundo se abrirá paso, construido con las mentes y los brazos de los que toda su vida la han dedicado a construirle un mundo que los excluye. Shopping donde no pueden entrar, edificios donde no pueden vivir, museos donde no encuentran sentido entrar, medios de comunicación donde se les veda decidir, palacios de gobierno donde se les convoca a elegir a señores “pulcros” que de traje y corbata y sin barro en sus zapatos entren a decidir que derechos tendrá o se les quitara al pueblo, así ve a la democracia la oligarquía, esas son pues las razones de su sinrazón.

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