domingo, 2 de agosto de 2009

Todo el poder para la comunidad

Todo el poder para la comunidad
La única forma de construir democracias reales pasa por la organización para la participación de todos y todas, y muy especialmente, por la participación de aquellos quienes son los menos favorecidos
Una comunidad organizada y participativa es menos vulnerable a la violación de sus derechos. Solo quienes se organizan y participan para promover sus proyectos tienen la posibilidad de incidir en las políticas públicas y de esta manera producir cambios en su realidad, en la del municipio y en el país mismo.
El poder también lo tienes tú
La única forma de construir democracias reales pasa por la organización para la participación de todos y todas, y muy especialmente, por la participación de aquellos quienes son los menos favorecidos.
Nuestra Constitución actual en su preámbulo propone "establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica...en un Estado de justicia, federal y descentralizado". Estos principios consagrados en la Constitución nos permiten escribir nuestra historia con “p” de participación y nos hacen protagonistas de los asuntos de carácter público (el agua, las calles del barrio, las escaleras, los jardines, la luz, el gas, la seguridad y los cuerpos de seguridad, entre otros). Participar es una manera de asumir un actitud en la construcción de ciudadanía política, que exija respeto a los derechos humanos y cumpla con el deber de pronunciarse en torno a los asuntos locales, nacionales y regionales.
La participación nos permite organizarnos como pueblo y recrearnos en la pluralidad que lejos de ser un problema, nos coloca frente a la posibilidad de inventarnos nuevas formas de convivencia donde quepa la pregunta, la protesta, la disidencia y por tanto, el diálogo abierto y franco.
Formas de participación
La participación y el protagonismo popular se pueden ejercer de manera directa a través de la manifestación, la libre expresión de ideas y opiniones, la presentación de proyectos de ley al poder legislativo, el referéndum, la consulta popular, la asamblea de ciudadanos y ciudadanas, la organización popular, las cooperativas, la autogestión o cogestión de empresas y demás formas asociativas guiadas por los valores de la mutua cooperación y la solidaridad.
También se pueden ejercer de manera indirecta cuando elegimos a un representante que se encargará de gestionar asuntos públicos por determinado tiempo. Es cuando escogemos a un presidente, un alcalde, un diputado para que haga en nuestro nombre lo que nosotros no podemos hacer, por eso les otorgamos un mandato.
Los mecanismos de participación directa e indirecta se complementan y permiten poner a los representantes en contacto con los intereses del pueblo para que su acción se base en el interés general y no sólo en las propias ideas de lo que debe hacerse, porque los representantes pueden olvidarse de nosotros y nosotras y empezar a gobernar para ellos mismos.
El poder de la organización para la participación...
Tenemos más posibilidades de ejercer poder (de modificar las conductas de gobernantes, empresarios o empresarias, medios de comunicación, etc.) cuando estamos organizados en el barrio, el campo, la escuela o el trabajo; también cuando conocemos nuestros derechos y cuando nos expresamos o cuando dejamos de ser empleadas o empleados de otros, para ser nosotras y nosotros cooperativistas o autogestores, logrando así incidir en el futuro colectivo, para decidir nuestro propio futuro y redistribuir el poder y la riqueza.

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