viernes, 8 de mayo de 2009

Hace 42 años cae en combate Antonio Briones Montoto



Antonio Briones Montoto
Por: William E. Izarra
Apenas comience la Caravana Ideológica del Estado Miranda en Cúpira, el martes 27 de junio, le rendiremos homenaje a Antonio Briones Montoto, oficial cubano caído durante el desembarco de Machurucuto en mayo de 1967. Develaremos una placa en el sitio donde murió. Recrearemos los hechos, narraremos su breve historia que dejó huellas en Venezuela.
Resaltaremos su profunda convicción revolucionaria y difundiremos se acción como símbolo emblemático de quienes luchan por la revolución socialista en el mundo. Lucha solidaria que alcanza hasta la muerte.
Traigo hoy de nuevo su historia. Hace unos años atrás narré el hecho que dio inició en mi la búsqueda de la revolución. Encuentro casual que marca el punto de partida de la gestación, desarrollo y consolidación de mi conciencia revolucionaria.
En mayo de 1967, siendo subteniente con un mes de graduado y 19 años de edad, me asignaron la primera tarea como piloto militar. Junto con el teniente Julio Rodríguez acudimos al Teatro de Operaciones Antiguerrillero "Destocaribe" en Altagracia de Orituco.
A los pocos días ocurrió el desembarco en Machurucuto. La tripulación del helicóptero se encontraba a la orden del comandante del TO cuando se recibió la información desde Cúpira. Para allí salimos. Machurucuto se encontraba revuelto. Agrupaciones de cazadores de todos los puestos de las unidades destacadas a la orden del TO. Refuerzos de otras unidades del ejército y de la infantería de marina. Nuevos helicópteros de la FAV para brindar apoyo.
Múltiples y variadas comunicaciones con Caracas. Periodistas de los diarios nacionales. Campesinos testigos del desembarco la noche anterior. Alcabalas móviles a lo largo de toda la carretera nacional de Oriente.
Durante el desembarco de la nave Alecrín, portadora de luchadores revolucionarios que venían a internarse en las montañas de El Bachiller, se capturó a un oficial cubano. Lo hicieron prisionero en la playa y lo ubicaron en la tienda de inteligencia fuertemente custodiado. Cuando el comandante llegó a la zona giró instrucciones a la tripulación del helicóptero para que se le interrogara. Nos pidió que lo hiciéramos con el objeto de obtener información sobre asuntos de la aviación militar cubana y su apoyo al movimiento guerrillero venezolano. De esta manera me vi obligado a cumplir con una tarea de la que no conocía la técnica. Ni siquiera sabía como iba a hablarle. No sabía con quién me iba a encontrar. Cómo era ese comunista guerrillero, enemigo de la democracia. En todo caso, tenía que obedecer la orden. Cuando me llegó mi turno entré a la carpa. Me sentía tenso y nervioso. Iba al encuentro con el diablo. Sin embargo, mi sorpresa fue que en lugar del demonio allí estaba un ángel. Encontré a un hombre blanco, alto, bien parecido, uniformado con buena ropa de pantalones verde y camisa beige, de cultos modales, de ojos claros y que estaba más asustado que yo. El hombre aunque fue parco, expuso profundos conceptos existenciales e ideológicos. Me dijo por qué contribuía con la lucha armada venezolana. La solidaridad internacional era parte de la emancipación de los pueblos. Dijo, racionalmente, que los Estados Unidos eran enemigo de los latinoamericanos y que su acción política estaba destinada a dominarlos para extraer sus recursos, imponerles su cultura, sus valores, sus hábitos de consumo y mantener un mercado cautivo para comercializar sus productos. Respaldaba, por convicción, la causa de los venezolanos que habían tomado las armas para dignificar a sus libertadores. Por eso él, espontáneamente, sustentado en sus creencias en la solidaridad internacional, se ofreció como voluntario para cumplir esta misión revolucionaria. No conocía nada de la aviación militar y estaba dispuesto a morir por sus principios.
Lo que me comunicó, dejó en mí una duda acerca de mi apreciación preconcebida antes de entrar a interrogarlo. Este hombre luchaba por ideales. No era como lo había imaginado unos minutos antes. Lo que habló hizo que me viera obligado a valorar su hazaña frustrada. Lo que me trasmitió fue suficiente para comenzar a cuestionar la rígida formación doctrinaria que durante 4 años asimilé en la EAM. Al día siguiente, cuando regresamos a Machurucuto, él estaba muerto. Un tiro de fusil FAL le había destrozado la cara. Sólo le quedaba la barbilla. El parte oficial señalaba que había intentado fugarse hacia la playa y que fue necesario dispararle.
Otro comentario que escuché de la tropa, era que se había dado la orden de ejecutarlo. Lo evacuamos en el helicóptero al hospital militar de Caracas. Más nunca se supo del cadáver.
Fui el último en mirar su retirada de la vida. Vivirás por siempre, Antonio Briones Montoto.
Antonio Briones Montoto: emblemático combatiente internacionalista
Por Ángel Rodríguez Álvarez
El ocho de mayo de 1967, hace 40 años, las aguas de la playa Machurucuto, en Venezuela, se tiñeron con la sangre y recibieron el último aliento del joven combatiente cubano Antonio Briones Montoto.
Era el último acto heroico de quien, nacido el 24 de junio de 1939, y en plena adolescencia, se incorporó activamente a la lucha contra la tiranía batistiana, como parte del estudiantado del Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana.
En su autobiografía apuntaría: "A mediados de 1956 comencé a hacer trabajos con el Movimiento 26 de Julio. En esa época-añade - cursaba el 3er año de bachillerato y las actividades las realizaba movido más que todo por un sentimiento de rebeldía hacia la dictadura."
El 27 de noviembre de 1956 es detenido y fichado por los órganos represivos. Dos meses después se ve obligado a marchar al exilio en Estados Unidos, donde despliega una intensa actividad y es enviado a México para recibir entrenamiento y reincorporarse al combate.
Frustrada la expedición viaja a Miami en busca de una rápida vía para llegar a Cuba e incorporarse a las filas del Ejército Rebelde, pero en esos trajines lo sorprende el triunfo de la Revolución.
A partir del enero victorioso no conocería el reposo. Desempeña diversas funciones de manera sucesiva en los Ministerios de Hacienda y Agricultura y en el ICAIC, simultáneamente continúa sus estudios de Bachillerato y posteriormente matricula Economía en la Universidad de La Habana.
Tras su ingreso en el Ministerio del Interior desarrolla una intensa actividad con resultados siempre destacados y se convierte en el primer jefe de la unidad de Tropas Especiales. Alcanzaba entonces el grado de Primer Teniente.
La lucha armada, como única vía en aquella época para enfrentar la ofensiva imperialista sobre los pueblos latinoamericanos, está en franco auge en varios países de la región. Particular perspectiva ofrece el movimiento guerrillero en marcha en Venezuela y la contribución cubana no se hace esperar.
A esa hermana nación debe marchar a brindarle su aporte, y lo hará con decisión a pesar de los grandes riesgos personales.
En la carta de despedida le dice a sus dos pequeños hijos: "Ustedes crecerán, es probable que yo les pueda faltar, pero les queda lo principal: Una Revolución; deben ser fieles a ella como lo fue su padre. Ustedes tendrán la gloria de crecer en el socialismo y ayudar a la construcción del comunismo, que debe ser máxima aspiración de la humanidad."
Una infame delación permite al enemigo organizar una emboscada en el punto de la costa seleccionada para el arribo del pequeño destacamento internacionalista, y apenas tiene posibilidad de ripostar el ataque.
En el mensaje ya citado deja un hermoso ejemplo en la fuerza de sus ideas y el alcance de sus convicciones: " Salí a luchar -afirmó- por que entre las cosas que pude apreciar cuando ustedes crecían era cuántos niños en el mundo de los egoístas se morían de hambre, por enfermedades, y era necesario poner coto a tal situación..." (AIN)

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