sábado, 2 de mayo de 2009

Socialismo pequeño burgués: Iluso y oportunista

Hay una tendencia a considerar el socialismo como un exclusivo disfrute de los bienes producto del trabajo o de la naturaleza. Sin ningún costo, sin ningún esfuerzo, sin ninguna disciplina.
La experiencia demuestra todo lo contrario, que el socialismo requiere una sociedad organizada, de un alto nivel técnico y científico, con una elevada capacidad productiva, con un riguroso sentido de la disciplina social y una sólida conciencia de la solidaridad y la ética socialista.
No puede haber socialismo en medio de la desorganización y el caos, el primitivismo y la improductividad, el despilfarro de los recursos y la ausencia de disciplina social.
La lucha por la construcción del socialismo obliga desde el poder socialista y desde el partido de la revolución socialista, a librar un persistente combate contra la desorganización y la indisciplina, contra el despilfarro y la improductividad, contra las tendencias a subestimar el papel de la ideología y la ética socialistas.
Es propio del espíritu pequeño burgués, formado en la dispersión de la propiedad individual y en el ingreso personal, rehusar la disciplina social, resistir la organización, negarse a cualquier esfuerzo que implique abnegación y sacrificio.
Por lo general, el espíritu pequeño burgués concibe el socialismo como un aprovechamiento de ventajas y beneficios y no como una batalla que exige un máximo de organización colectiva, disciplina social, conciencia, productividad en el trabajo; cualidades sin las cuales es imposible vencer en la prolongada batalla contra los poderosos enemigos del proceso revolucionario.

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