sábado, 25 de julio de 2009

¿CUMPLEAÑOS?


¿Cumpleaños?
JUAN BARRETO
Las revoluciones reajustan y plantean una nueva lectura de la vida. Actualizan al pasado, haciendo de él materia prima para las futuras transformaciones.
Lo ha tenido clarito el presidente Chávez y por eso ha llevado a cabo la titánica tarea de rescatar a nuestra historia del secuestro secular al que la sometió la visión burguesa.
La incorporación del término bolivariana a la Constitución y al propio nombre del país; un caballo que avanza hacia la izquierda; ocho estrellas; Guaicaipuro en el Panteón; la reivindicación de Zamora y de Santa Inés; la transformación del Día de la Raza en Día de la Resistencia Indígena son algunos de los esfuerzos orientados a rescatar la memoria colectiva de un pueblo, poniendo los hechos al servicio de la transformación.
Al instalar la Misión Cultura, Chávez dijo: "Tenemos la obligación de hurgar en nuestro pasado para saber quiénes somos y de dónde venimos; no conformarnos con lo que nos cuentan, convirtiéndonos en cómplices de posturas reaccionarias. Tenemos que rebelarnos contra la historia impuesta por la oligarquía, asumir el riesgo de pensarnos a nosotros mismos para recuperar la dignidad". Entusiasmados por esta visión, creamos desde la Alcaldía Mayor la comisión metropolitana para el estudio de nuestra historia y enviamos a la licenciada Gladis Arroyo a España a investigar. De tal suerte surgieron tres libros y abundante información documental que demuestran que la celebración del cumpleaños de Caracas el 25 de julio es un exabrupto, pues dicha fecha no tiene asidero documental alguno. Ni siquiera existe un acta que testimonie una fundación de ciudad para la fecha de 1567. Basta leer la Historia de la conquista de la provincia de Venezuela, de José Oviedo Ibaños, publicada en 1723.
Según el autor, cercano a los días de julio de 1567, en lo que hoy es Caracas se levantaba una fortificación militar desde donde se llevaba a cabo una limpieza étnica, luego de la derrota de la Confederación Indígena de Catia y Guaicaipuro en la Batalla de Maracapana, ocurrida durante los primeros días de ese año.
¿A quién honramos entonces al celebrar tal fecha? ¿A Guaicaipuro, "el más valiente"; o a Diego de Lozada, alias "el empalizador de indios", símbolo de la dominación y del coloniaje? Cuentan las crónicas de la época que después de la batalla los caseríos indígenas fueron incendiados, sus mujeres y niños violados y perseguidos por perros. "Y unos 2.000 nativos al menos fueron empalados al sol hasta la muerte", según Fray pedro de Agreda, quien manda una carta al rey de España, alarmado por los sucesos. Por eso mismo, un año después, el 3 de marzo de 1568, para suavizar las cosas, Lozada organiza un doble homenaje: Al papa León y al gobernador de la provincia, Ponce de León; y funda un caserío de unas 20 casas. Asumiendo el Santiago de León, no por Santiago de Compostela, el Peregrino; sino por Santiago Mata Moros, patrón de los templarios, asesinos de árabes, a la cual perteneció Lozada. Los que hacen de abogados de Lozada olvidan también el libro de Juan Ernesto Montenegro, Francisco Fajardo y la Fundación de Caracas, que le otorga a este nombre la primicia fundacional en el año 1560. Título que no le es reconocido por el hecho de ser mestizo. Así mismo, no entendemos cómo se pasan por alto los libros de Nectario María. Allí se da cuenta de los levantamientos indígenas y las masacres posteriores al 25 de julio de 1567.
Se reseña la carta de Alonzo Ortiz al gobernador de Coro a finales de ese año: "Estamos pacificando a los salvajes, con trampas, arcabuces, cañones, espadas y tropas de caballería, usadas en el Valle de San Francisco, hasta el exterminio de cierto rebelde que se hace llamar Guaicaipuro". Para nosotros, los revolucionarios, la Caracas insurgente se celebra del 13 al 19 de abril, con sobradas razones.

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