Ahora sí, Haití
MIGUEL GUÉDEZ
Ahora sí queremos saber sobre Haití, ¿verdad? Preguntémosle al gobierno norteamericano qué sabe sobre este país, cómo controla el hambre de los haitianos.
El peor terremoto es el silencioso, y tiene más de un siglo, cuando en 1915, USA comenzó a penetrar Haití. Esta ha sido la larga guerra sin catástrofes mediáticas, que fue desangrando a un país, extinguiendo sus recursos, para volverlo dependiente e importador. Hasta el agua en Haití viene de afuera. Haití vive de una economía de puerto, porque el campo está depauperado. No produce sus alimentos, los mares están contaminados porque los gringos botaron unos desechos tóxicos en los años 80, y, por esto, es la única isla del mundo que no vive de la pesca. Podemos concebir a Margarita o Choroní sin peces, ¿verdad que no?
Y no sólo los gringos fueron los culpables, sino, mucho antes, los españoles y luego los franceses se encargaron de joder a los haitianos, que antes de la colonización eran indígenas, y, después, con la trata de esclavos negros, los indígenas tuvieron que emigrar y muchos fueron asesinados porque no eran tan rendidores como los negros para las arduas faenas de explotación.
¿Y cuántos países en el mundo no están en situación de grave miseria? Y si cae sobre estos países pobres otro terremoto o maremoto, o lo que sea que venga de la naturaleza, cómo podrán solventar o paliar los fatales embates desde la ausencia total de recursos, como muchos pueblos africanos y latinos. No nos hemos puesto a pensar que las grandes desigualdades de la humanidad, que el afán de unos pocos puede más que la supervivencia y la calidad de vida de multitudes inimaginables. O es mentira que en Nueva Orleans no se salvaron las personas que tenían recursos, y que salieron antes de que las grandes olas llegaran y arrasaran con todo, y que los pobres, que no tenían para dónde huir, se aferraron a sus únicas posesiones y murieron con éstas.
Es increíble ver a los medios internacionales caer como aves rapaces sobre los muertos y heridos del terremoto. Todos hablan de estadísticas: que si el país más pobre, que si el más corrupto, pero ningún medio dice por qué; por qué Haití ha llegado a ser ese país que es. ¿Será que los países de donde provienen esos medios internacionales tienen algo de culpa, o les da miedo señalar a los causantes por temor?
Ahora sí, Haití, ahora es hora de que el mundo sepa lo que es un pueblo humillado, vejado, ultrajado. Ahora sí, todos a ayudar, quién da más, cuál es el país más humanitario, más bondadoso, más hipócrita, hipócrita, hipócrita.
MIGUEL GUÉDEZ
Ahora sí queremos saber sobre Haití, ¿verdad? Preguntémosle al gobierno norteamericano qué sabe sobre este país, cómo controla el hambre de los haitianos.
El peor terremoto es el silencioso, y tiene más de un siglo, cuando en 1915, USA comenzó a penetrar Haití. Esta ha sido la larga guerra sin catástrofes mediáticas, que fue desangrando a un país, extinguiendo sus recursos, para volverlo dependiente e importador. Hasta el agua en Haití viene de afuera. Haití vive de una economía de puerto, porque el campo está depauperado. No produce sus alimentos, los mares están contaminados porque los gringos botaron unos desechos tóxicos en los años 80, y, por esto, es la única isla del mundo que no vive de la pesca. Podemos concebir a Margarita o Choroní sin peces, ¿verdad que no?
Y no sólo los gringos fueron los culpables, sino, mucho antes, los españoles y luego los franceses se encargaron de joder a los haitianos, que antes de la colonización eran indígenas, y, después, con la trata de esclavos negros, los indígenas tuvieron que emigrar y muchos fueron asesinados porque no eran tan rendidores como los negros para las arduas faenas de explotación.
¿Y cuántos países en el mundo no están en situación de grave miseria? Y si cae sobre estos países pobres otro terremoto o maremoto, o lo que sea que venga de la naturaleza, cómo podrán solventar o paliar los fatales embates desde la ausencia total de recursos, como muchos pueblos africanos y latinos. No nos hemos puesto a pensar que las grandes desigualdades de la humanidad, que el afán de unos pocos puede más que la supervivencia y la calidad de vida de multitudes inimaginables. O es mentira que en Nueva Orleans no se salvaron las personas que tenían recursos, y que salieron antes de que las grandes olas llegaran y arrasaran con todo, y que los pobres, que no tenían para dónde huir, se aferraron a sus únicas posesiones y murieron con éstas.
Es increíble ver a los medios internacionales caer como aves rapaces sobre los muertos y heridos del terremoto. Todos hablan de estadísticas: que si el país más pobre, que si el más corrupto, pero ningún medio dice por qué; por qué Haití ha llegado a ser ese país que es. ¿Será que los países de donde provienen esos medios internacionales tienen algo de culpa, o les da miedo señalar a los causantes por temor?
Ahora sí, Haití, ahora es hora de que el mundo sepa lo que es un pueblo humillado, vejado, ultrajado. Ahora sí, todos a ayudar, quién da más, cuál es el país más humanitario, más bondadoso, más hipócrita, hipócrita, hipócrita.
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