Piedra de tranca: Vida o muerte
DIARIO VEA
NO HAY QUE LLAMARSE a engaño. La situación se tensa día tras día. La oposición, como este escribidor lo ha dicho en varias oportunidades, está jugando con fuego. Y lo hace provocando a diario. Todos los días monta una. Cuando no es el presidente de Fedecámaras que plantea una salida militar para resolver el problema de Venezuela, y lo dice muy campante, sin inmutarse, es el señor Granier y su combo que declara que su televisora no acatará lo que establece la Ley Resorte con los canales con mayoría de producción nacional, es decir, que tienen que aceptar la norma establecida, como encadenarse cuando lo decida el Gobierno Nacional, pasar la publicidad del Estado y otros requisitos. Pero como Granier es Granier y su combo es su combo, que viven en el pasado, cuando mandaron más que los presidentes de la República, la pretensión es hacer caso omiso a las disposiciones legales, al ordenamiento jurídico, como lo hicieron cuando tramaron el golpe de Estado del 11-A y el sabotaje petrolero. Tales actitudes de desafío al Estado de derecho, a la Constitución Bolivariana, de desprecio a las atribuciones legislativas de la Asamblea Nacional, no las pueden seguir aceptando ni el Gobierno ni el Estado. Ambos tienen legitimidad suficiente y tienen que ejercerla. No es posible que la oposición en el país todo lo rechace, todo lo sabotee, pretenda que todo se haga de acuerdo a sus conveniencias. Existe una legalidad que emana de la Constitución Bolivariana que esos mismos sectores impugnaron y ahora se arropan con ella.
ESTE ESCRIBIDOR CONSIDERA que estamos llegando al llegadero, como solían decir nuestros abuelos. O como lo recordaba el presidente Chávez en reciente “Aló, Presidente” cuando habló de la acción del general Pedro Zaraza en Urica, frente a Boves. “Se acabó esta vaina: o se rompe la zaraza o se acaba la bobera”. Es decir, que se acaba con el dilema, con las dudas. En Urica la lanza de Zaraza mató a Boves y acabó con el mito. Este cronista piensa que pasando por sobre el tiempo y las circunstancias, la situación se plantea hoy casi en los mismo términos: hay que acabar con el dualismo, con el desafío antidemocrático al Estado, al pueblo, por la oligarquía y el puntofijismo.
PORQUE ESTAMOS ANTE un grave dilema: vida o muerte. Definitivamente la suerte está echada. El chavismo ha demostrado hasta la saciedad que respeta la vida del contrario; que le garantiza la vida a los adversarios. A ningún dirigente de ese sector se le ha tocado un pelo. Todos han contado con suficientes garantías para desarrollar su actividad. Los gobiernos adecos y copeyanos disolvieron partidos, persiguieron personas, torturaron, desaparecieron a seres humanos, apresaron parlamentarios pasando por encima de la inmunidad que les garantizaba la Constitución vigente.
Nada de eso ha ocurrido durante la década de Gobierno bolivariano, pese a los golpes, sabotajes y terrorismo empleados por la oposición sistemáticamente. Quienes son procesados es porque violaron la ley, porque traficaron desde los cargos que ejercían. Pero la otra cara de la moneda es la muerte. Es lo que sucedería en Venezuela si esa oposición carcomida por el odio, arribara al poder. Ya lo demostró en la fugaz etapa del derrocamiento de Chávez, cuando la jauría fascista se lanzó contra los chavistas para acabar con ellos.
Si Chávez fuera derrocado, la sangre inundaría las calles de las ciudades venezolanas. No es cualquier cosa lo que este cronista sostiene, pero lamentablemente eso pasaría. Que ningún chavista se llame a engaño y que nadie piense en transiciones pacíficas.-
DIARIO VEA
NO HAY QUE LLAMARSE a engaño. La situación se tensa día tras día. La oposición, como este escribidor lo ha dicho en varias oportunidades, está jugando con fuego. Y lo hace provocando a diario. Todos los días monta una. Cuando no es el presidente de Fedecámaras que plantea una salida militar para resolver el problema de Venezuela, y lo dice muy campante, sin inmutarse, es el señor Granier y su combo que declara que su televisora no acatará lo que establece la Ley Resorte con los canales con mayoría de producción nacional, es decir, que tienen que aceptar la norma establecida, como encadenarse cuando lo decida el Gobierno Nacional, pasar la publicidad del Estado y otros requisitos. Pero como Granier es Granier y su combo es su combo, que viven en el pasado, cuando mandaron más que los presidentes de la República, la pretensión es hacer caso omiso a las disposiciones legales, al ordenamiento jurídico, como lo hicieron cuando tramaron el golpe de Estado del 11-A y el sabotaje petrolero. Tales actitudes de desafío al Estado de derecho, a la Constitución Bolivariana, de desprecio a las atribuciones legislativas de la Asamblea Nacional, no las pueden seguir aceptando ni el Gobierno ni el Estado. Ambos tienen legitimidad suficiente y tienen que ejercerla. No es posible que la oposición en el país todo lo rechace, todo lo sabotee, pretenda que todo se haga de acuerdo a sus conveniencias. Existe una legalidad que emana de la Constitución Bolivariana que esos mismos sectores impugnaron y ahora se arropan con ella.
ESTE ESCRIBIDOR CONSIDERA que estamos llegando al llegadero, como solían decir nuestros abuelos. O como lo recordaba el presidente Chávez en reciente “Aló, Presidente” cuando habló de la acción del general Pedro Zaraza en Urica, frente a Boves. “Se acabó esta vaina: o se rompe la zaraza o se acaba la bobera”. Es decir, que se acaba con el dilema, con las dudas. En Urica la lanza de Zaraza mató a Boves y acabó con el mito. Este cronista piensa que pasando por sobre el tiempo y las circunstancias, la situación se plantea hoy casi en los mismo términos: hay que acabar con el dualismo, con el desafío antidemocrático al Estado, al pueblo, por la oligarquía y el puntofijismo.
PORQUE ESTAMOS ANTE un grave dilema: vida o muerte. Definitivamente la suerte está echada. El chavismo ha demostrado hasta la saciedad que respeta la vida del contrario; que le garantiza la vida a los adversarios. A ningún dirigente de ese sector se le ha tocado un pelo. Todos han contado con suficientes garantías para desarrollar su actividad. Los gobiernos adecos y copeyanos disolvieron partidos, persiguieron personas, torturaron, desaparecieron a seres humanos, apresaron parlamentarios pasando por encima de la inmunidad que les garantizaba la Constitución vigente.
Nada de eso ha ocurrido durante la década de Gobierno bolivariano, pese a los golpes, sabotajes y terrorismo empleados por la oposición sistemáticamente. Quienes son procesados es porque violaron la ley, porque traficaron desde los cargos que ejercían. Pero la otra cara de la moneda es la muerte. Es lo que sucedería en Venezuela si esa oposición carcomida por el odio, arribara al poder. Ya lo demostró en la fugaz etapa del derrocamiento de Chávez, cuando la jauría fascista se lanzó contra los chavistas para acabar con ellos.
Si Chávez fuera derrocado, la sangre inundaría las calles de las ciudades venezolanas. No es cualquier cosa lo que este cronista sostiene, pero lamentablemente eso pasaría. Que ningún chavista se llame a engaño y que nadie piense en transiciones pacíficas.-
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