viernes, 8 de enero de 2010

LA HIPOCRESIA Y LA FALSEDAD COMO PRINCIPALES RECURSOS DEL GOBIERNO DE LOS EE.UU.

LA HIPOCRESIA Y LA FALSEDAD COMO PRINCIPALES RECURSOS DEL GOBIERNO DE LOS EE.UU.
A esta altura del camino recorrido por nuestro proceso revolucionario que se ha caracterizado, entre otras cosas, por el despertar de la conciencia colectiva nacional y mundial mediante el vasto contenido político-ideológico y de acción popular que representa la base de sustentación e impulso del accionar de la gran mayoría del pueblo donde, indudablemente, destaca la claridad de concepto respecto al principal objetivo a ser alcanzado que no es otro sino la instauración de forma definitiva del “Socialismo” como régimen político, social, cultural y económico que garantice el desarrollo de una vida más digna y humana de todos los ciudadanos del país y más allá de nuestras fronteras. Esa conciencia nos permite además identificar y señalar sin duda alguna, al capitalismo y sus vicios como el principal causante del desastre y el caos existente en el mundo donde destacan: El intervencionismo generalizado y las guerras, convencionales o no, que violan toda convención, tratado o normativa de derecho internacional y humano que, consecuencialmente, terminan por destruir todo organismo mundial o regional llámese O.N.U., u O.E.A., que ya no tienen razón lógica de existencia y funcionamiento; el hambre y la desnutrición en la población que cada día aumenta de manera preocupante en muchos países producto de la práctica salvaje de haber convertido a los alimentos, especialmente los básicos, en una mercancía y, por ende, propensos a la desenfrenada especulación en aras de satisfacer la ambición capitalista, amén de la decisión de utilizar algunos de ellos, por ejemplo el maíz, como combustible para vehículos; el grave deterioro del medio ambiente que garantiza el destino fatal de la raza humana sobre nuestro planeta debido al consumismo que genera el desarrollismo o viceversa y la utilización irracional de los recursos naturales, especialmente los no renovables y energéticos; la grave crisis mundial de este sistema capitalista en el aspecto económico-financiero y que trae consigo, entre muchos otros males, el desempleo y por ende mayor exclusión y pobreza, etc., etc., etc.
Ante esa situación destaca y no precisamente por su brillo y nobleza, el gobierno de los Estados Unidos en su incesante, incansable y constante empeño en tratar de aumentar y consolidar su dominio y poderío imperial que, como máximo exponente y defensor del capitalismo, requiere naturalmente ejercer. Esa posición yanqui se materializa, como debemos saber y estar bien claros, en su política de hegemonía virtual o física que desconoce las soberanías de los países, contando para ello con el apoyo de sus “cipayos o lacayos” afines e interviene de forma directa o solapada donde creen que han perdido influencia o sencillamente, dominio colonial debido a procesos revolucionarios que, como el nuestro, caminan firmes hacia su independencia y lo que les puede representar dichos procesos como ejemplo a muchos otros países que en definitiva es su mayor temor. Para ello el imperio yanqui se vale además, de muchos recursos; económicos, políticos que los utilizan en primer término como chantaje que, de no ser efectivos, recurren al factor militar, su gran poderío indiscutiblemente, de persuasión, amedrentamiento e intervención directa. Pero hay un recurso que quizás signa o prepara el terreno para esas “inminentes intervenciones” y que constituye en los últimos tiempos un arma de contundencia y resultados increíblemente efectivos por la influencia que ejerce en el comportamiento y la actitud de las personas ya que va dirigido a incidir directamente en la conciencia y la razón, se trata nada menos y nada más que del recurso mediático. Con este último desarrollan su ominosa “guerra psicológica” y el cual, como ya hemos visto, les ha sido efectivo en acciones bélicas como la de Irak.
Pero la preparación mediática pasa en principio, por crearse ese imperio una imagen de ser el paradigma de la democracia mundial y propulsor de la misma; de ser el máximo exponente de la paz y en consecuencia respetuoso de los derechos humanos. Los elementos que determinan esa imagen pueden ser muchos y de variada naturaleza. Podemos mencionar que el “Premio Nóbel de la Paz” otorgado a Obama tiene su razón e intención lógica en este contexto, el cual complementa de forma magistral con sus discursos que dicen y dicen muchas cosas tal vez agradables a los oídos del mundo, pero que se contradice luego en la acción de ese gobierno imperial, poniendo en evidencia su “Hipocresía y Falsedad” que lo califica como de “Peligro Inminente”. En ese sentido pienso que no debemos descuidarnos ni pecar de incautos ante las posiciones de ese gobierno, sus declaraciones que generalmente comienzan por su infaltable “preocupación”, así como las de sus satélites lacayos en nuestros países.
Creo importante que nuestras respuestas ante esas agresiones mediáticas deben ser igualmente rápidas, razonadas y contundentes por la misma vía, garantizando que tengan eco a nivel mundial y que debemos contar a su vez, con el respaldo y la solidaridad en ese sentido de las organizaciones políticas de izquierda, pero sobre todo de los pueblos del mundo ya que esta lucha no es nuestra solamente…
Omar A. Ramírez V.

No hay comentarios: