jueves, 10 de diciembre de 2009

EL LATIGO DE CHAVEZ...

EL LATIGO DE CHAVEZ...
Luis Alberto Toro Ojeda
El mensaje lanzado por Chávez el pasado domingo en su programa "Aló Presidente", entre otras cosas establece un punto en el cual solo se puede llega a una conclusión: es menester profundizar este proceso, las consideraciones del presidente y la manifestación de sus temores con rspecto a la traición no pude ser algo que se pueda soslayar y se lance al cesto como si nada ocurriera. El terrible drama de la traición, la inefable forma que acarrea la práctica de muchos que solo han quedado en la historia como quienes luego de compartir la ideas revolucionarias terminan imbuídos en los planes de los poderosos y de las oligarquías que hábilmente seducen a los débiles para arrastrarlos al cumplimiento de sus oscuros objetivos, acabar con la revolución y en esas intenciones los débiles pasan a convertirse en el peor peligro porque terminan siendo “el talón de aquiles” del proceso.
El presidente hizo el llamado a tener conciencia en torno a la necesidad de asumir una actitud comprometida con los principios y valores revolucionarios y eso pasa por romper con un conjunto de costumbres que son producto de las raices echadas por el capitalismo. Con su estilo característico, Chávez, con su manera padagógica de abordar los temas más delicados y complejos para convertirlos en temas de fácil y sencilla comprensión para el pueblo llano.
No dudamos de los intereses que se mueven alrededor de las actitudes pro-capitalistas y en defensa de "la vieja tradición" del sistema capitalista, ellos tienen años de trabajo moldeando actitudes, formas y maneras de comportarse en la sociedad y que en momentos de estas características afloran con fuerza para colocarse como diques de contención. El llamado del presidente y la referencia hecha en torno a la traición histórica es sumamente pertinente, entre otras cosas porque trae a colación un tema que no podemos olvidar. Bolívar y todo lo que representa para un proceso revolucionario como el actual, lo acaecido en aquel entonces.
Para nadie es un secreto las acciones sibilinas de muchos que valiéndose de poses revolucionarias han escalado en posiciones de poder pero que muy poco contribuyen a la realización de la tarea principal, hacer la revolución y allanar el tránsito hacia el socialismo; ya hablar de esto es recurrente, no obstante, esos grupos, atados a la legalidad burguesa, llenos de prejuicios y posiciones individualistas, cada vez que se profundiza la revolución, su campo de maniobra se ve limitado. El llamado al partido para trascender y romper con el cordon umbilical que nos ata al pasado es de primerísimo orden, el llamado a la acción a tiempo, sin demora ni dilación por parte de los organismos del estado con respecto a temas concretos de gobierno es algo que nadie puede soslayar.
No había un escenario más adecuado que el congreso del partido para plantear estos temas y el presidente con su característica agudeza colocó el tema que nos obliga a reflexionar profundo y al mismo tiempo actuar en consecuencia. El combate a la corrupción, la burocracia, los vicios y todo lo que signifique alejamiento de los principios revolucionarios y socialistas requiere de una dedicación permanente y de un esfuerzo titánico. Asimismo se presenta la necesidad de desmontar la campaña oligarca en torno al tema de la corrupción y los problemas de algunos bancos; el solo hecho que el propio líder se colocara al frente de esa batalla permitió que las medidas surtieran el efecto deseado en el tiempo adecuado, por ello la oligarquía mediática llora, se les cae el discurso y a pesar del despliegue de todo tipo de manipulación, la acción rápida y contundente dejó a muchos “con los crespos hechos”. Ahora solo falta que esos instrumentos financieros se sumen y se consoliden a la red socialista de propiedad social para redondear la faena con eficacia política.
El acompañamiento a todas estas medidas por parte del partido, el incremento del radio de acción política del campo revolucionario truncará las maniobras de los enemigos externos e internos del proceso bolivariano, esto es una necesidad impostergable. A Chávez debemos acompañarlo todo el pueblo, pero la mejor forma de hacerlo es organizados y activados en función de la tarea más importante; avanzar en la transición al socialismo con las armas afiladas de las ideas socialistas en permanente combate contra “las armas melladas del capitalismo”.
Parafraseando a Martí, “desde una cueva, con las ideas, se es capaz de derrotar un ejército” debemos tenerlo presente todo el tiempo, para ello la formación política es vital; la derrota de las prácticas malsanas, de la envidia, de la mezquindad y el individualismo es una gigantesca tarea de conciencia colectiva cuyo inicio está en “la chispa que enciende la pradera”, es decir, las ideas socialistas hechas práctica revolucionaria.
El presidente se refirió a la vanguardia; la vanguardia socialista debe ser portadora de un conjunto de acciones que la haga total y absolutamente distinta a los prototipos del capitalismo; el prototipo del político capitalista está intrínsecamente ligado a la corrupción, de allí las frases aquellas como: “pendejo es si no aprovecha”, “tan buen cargo y está pelando”, “no me de, póngame donde haya”, entre otro conjunto de perlas, todo ese conjunto de cosas proyectan el ejercicio de la política como sinónimo de trampa, viveza, etcétera...La vanguardia socialista está obligada a romper con esos esquemas y para ello no solo hay que decirlo, hay que hacerlo. De la misma forma que Cristo exigía a sus discipulos una disciplina extraordinaria, querámoslo o no, en este país, en esta revolución, el compromiso es aún mayor. Aquellas veleidades como: “son tiempos distintos”, “ni tan calvo ni con dos pelucas”, “el Che dijo que la revolución no se hacía en arapos” (pero el murió en arapos) y todos los pretextos que los conversos, los que sostienen que “hasta que me pisen los cayos bailo”, los que cargan bajo el brazo “un metro para medir todo” y no correr riesgos, todos ellos, en estos momentos deben ser profundamente combatidos. Se impone la demostración de una rígida disciplina, si 772 cuadros nuestros representan la vanguardia del PSUV, las asimetrías en el estilo de vida de los integrantes de este equipo pone en riesgo latente esta misión vital de la revolución: la consolidación de una vanguardia socialista requiere de un monumental esfuerzo teorico y práctico en el campo revolucionario y eso solo se logra con acciones concretas y contundentes.
El látigo de Chávez reluce como en sus mejores tiempos...¡llegó la hora!, llegó la hora de “afincar el diente” y echar el resto, quien pretenda construir el socialismo y ser vanguardía sin siquiera despeinarse y arriesgar comodidades y “tranquilidad” está a tiempo de replantearse y revisarse, más allá de imposiciones es una conducta que todo revolucionario debe asumir.

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