La Voz del Valle de Caracas
Rubén Mendoza
Editorial
Diciembre, mes de las hallacas, el pernil, la ensalada de gallina y el pan de jamón; mes de las birras, la alegría, la gaita y el abrazo en familia; mes del recogimiento espiritual, del autoanálisis, la reflexión; mes del compromiso con la vida, con la patria, con el futuro y descubrir que hermosa es nuestra tierra.
En diciembre es válido y natural agregar unos kilitos más a nuestro sufrido cuerpo; suspender la histórica diferencia de criterios que nos separa y brindar por la salvación de nuestra madre tierra y el infinito; tender puentes de amistad y solidaridad que nos permita rescatar eso tan importante que la egoísta y competitiva sociedad nos ha hecho perder: nuestra condición humana y, sobre todo, amar al prójimo como a si mismo.
Pero también es el momento para sentarnos con tranquilidad, en el sano ambiente familiar, y reflexionar respecto al país que queremos.
Debe ser ese país un paraíso de felicidad colectiva o espacio de privilegios para pocos.
Donde impere la más profunda democracia social o prevalezca el dominio de unos sobre otros. Que exista la justa distribución de las riquezas con derecho igualitario sobre los medios de producción o siga la propiedad de los mismos en pocas y privadas manos, mientras la inmensa mayoría de venezolanos son excluidos, explotados y empobrecidos.
Que sea lugar para la burocracia y la corrupción e impere la justicia para los débiles y la impunidad para los fuertes o nación de ciudadanos honestos, eficientes, con igualdad de deberes y derechos, con un marco jurídico legal aplicable sin distinciones de ninguna naturaleza. Cómo deben ser las relaciones entre nosotros: marcadas por el interés económico o potenciadas por nuestra condición humana.
Sin lugar a dudas diciembre debe ser también ese momento que nos permita pensar la patria que quiero, como la quiero, por qué la quiero y qué hago por ella, cuál es mi nivel de compromiso para perfilar el país que deseo, hasta dónde he roto con las históricas cadenas del conformismo, del egoísmo, del si no trabajo no como que me ubica en el camino de la NO participación y permite a los eternos dominadores seguir su libre curso.
Bueno, en todo caso a todos mis amigos y lectores, les deseo una feliz navidad y fructífero año 2010
Fundador del Bloque Bolivariano de Medios Alternativos y Comunitarios
Rubén Mendoza
Editorial
Diciembre, mes de las hallacas, el pernil, la ensalada de gallina y el pan de jamón; mes de las birras, la alegría, la gaita y el abrazo en familia; mes del recogimiento espiritual, del autoanálisis, la reflexión; mes del compromiso con la vida, con la patria, con el futuro y descubrir que hermosa es nuestra tierra.
En diciembre es válido y natural agregar unos kilitos más a nuestro sufrido cuerpo; suspender la histórica diferencia de criterios que nos separa y brindar por la salvación de nuestra madre tierra y el infinito; tender puentes de amistad y solidaridad que nos permita rescatar eso tan importante que la egoísta y competitiva sociedad nos ha hecho perder: nuestra condición humana y, sobre todo, amar al prójimo como a si mismo.
Pero también es el momento para sentarnos con tranquilidad, en el sano ambiente familiar, y reflexionar respecto al país que queremos.
Debe ser ese país un paraíso de felicidad colectiva o espacio de privilegios para pocos.
Donde impere la más profunda democracia social o prevalezca el dominio de unos sobre otros. Que exista la justa distribución de las riquezas con derecho igualitario sobre los medios de producción o siga la propiedad de los mismos en pocas y privadas manos, mientras la inmensa mayoría de venezolanos son excluidos, explotados y empobrecidos.
Que sea lugar para la burocracia y la corrupción e impere la justicia para los débiles y la impunidad para los fuertes o nación de ciudadanos honestos, eficientes, con igualdad de deberes y derechos, con un marco jurídico legal aplicable sin distinciones de ninguna naturaleza. Cómo deben ser las relaciones entre nosotros: marcadas por el interés económico o potenciadas por nuestra condición humana.
Sin lugar a dudas diciembre debe ser también ese momento que nos permita pensar la patria que quiero, como la quiero, por qué la quiero y qué hago por ella, cuál es mi nivel de compromiso para perfilar el país que deseo, hasta dónde he roto con las históricas cadenas del conformismo, del egoísmo, del si no trabajo no como que me ubica en el camino de la NO participación y permite a los eternos dominadores seguir su libre curso.
Bueno, en todo caso a todos mis amigos y lectores, les deseo una feliz navidad y fructífero año 2010
Fundador del Bloque Bolivariano de Medios Alternativos y Comunitarios
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