EL MONSEÑOR Y EL CURA COMANDANTE
Oscar Arnulfo Romero y Camilo Torres Restrepo
Tomado de la Revista Insurrección
Dedicarse al servicio de los otros desde una opción religiosa es el inicio de muchos caminos de vida.
En el oropel y el poder o en el trasiego por las parroquias y veredas, en los cocteles y la pompa o en el compartir la cotidianidad de sus hermanos. Esa es una disyuntiva permanente en la vida de quien opta por esos caminos humanos.
Este par de héroes y mártires de Nuestramérica, caminaron por ese filo de la navaja, donde el parte aguas es tan nítido como complejo.
Desde una cuna llena de riquezas y comodidad Camilo, a partir del estudio de la realidad y su contraste en los campos y ciudades, se encontró con la cotidianidad tremenda del pueblo colombiano y rompió con las jerarquías y con el poder y abrazó la causa popular hasta las últimas consecuencias.
Desde una casa humilde y digna, Monseñor Romero, se encumbró en la jerarquía, trasegó las pruebas que le exigen a un sacerdote para ser obispo, y en el ejercicio de su condición, la guerra que contra su pueblo libraba la oligarquía golpeó su visión del mundo y paulatinamente abrazó la causa de la justicia social y la paz hasta las últimas consecuencias.
Mueren, en diferentes circunstancias, en pleno ejercicio coherente de su opción vital. Monseñor, asesinado, enviando su mensaje de paz y amor eficaz, exigiendo que cesara la masacre criminal de la oligarquía contra su pueblo salvadoreño, impartiendo la misa, convencido del martirio, como posibilidad, al asumir totalmente los caminos populares de la liberación. Camilo, mostrando un camino a su pueblo, en las filas del Ejército de Liberación Nacional, cae en combate en las montañas colombianas, con las armas en la mano, convencido de la posibilidad del martirio al asumir como suya la consigna de Ni Un Paso Atrás Liberación O Muerte, como aporte genuino a la liberación de los pobres.
Dos sacerdotes, dirigentes de sus pueblos, comprometidos de verdad con los pobres, con sus organizaciones populares, dedicados en vida y obra a la construcción de una sociedad con equidad y justicia social.
El Monseñor y el Cura Comandante, quedaron sembrados en la identidad de nuestros pueblos, mostrando los caminos, vivos en ellos
Oscar Arnulfo Romero y Camilo Torres Restrepo
Tomado de la Revista Insurrección
Dedicarse al servicio de los otros desde una opción religiosa es el inicio de muchos caminos de vida.
En el oropel y el poder o en el trasiego por las parroquias y veredas, en los cocteles y la pompa o en el compartir la cotidianidad de sus hermanos. Esa es una disyuntiva permanente en la vida de quien opta por esos caminos humanos.
Este par de héroes y mártires de Nuestramérica, caminaron por ese filo de la navaja, donde el parte aguas es tan nítido como complejo.
Desde una cuna llena de riquezas y comodidad Camilo, a partir del estudio de la realidad y su contraste en los campos y ciudades, se encontró con la cotidianidad tremenda del pueblo colombiano y rompió con las jerarquías y con el poder y abrazó la causa popular hasta las últimas consecuencias.
Desde una casa humilde y digna, Monseñor Romero, se encumbró en la jerarquía, trasegó las pruebas que le exigen a un sacerdote para ser obispo, y en el ejercicio de su condición, la guerra que contra su pueblo libraba la oligarquía golpeó su visión del mundo y paulatinamente abrazó la causa de la justicia social y la paz hasta las últimas consecuencias.
Mueren, en diferentes circunstancias, en pleno ejercicio coherente de su opción vital. Monseñor, asesinado, enviando su mensaje de paz y amor eficaz, exigiendo que cesara la masacre criminal de la oligarquía contra su pueblo salvadoreño, impartiendo la misa, convencido del martirio, como posibilidad, al asumir totalmente los caminos populares de la liberación. Camilo, mostrando un camino a su pueblo, en las filas del Ejército de Liberación Nacional, cae en combate en las montañas colombianas, con las armas en la mano, convencido de la posibilidad del martirio al asumir como suya la consigna de Ni Un Paso Atrás Liberación O Muerte, como aporte genuino a la liberación de los pobres.
Dos sacerdotes, dirigentes de sus pueblos, comprometidos de verdad con los pobres, con sus organizaciones populares, dedicados en vida y obra a la construcción de una sociedad con equidad y justicia social.
El Monseñor y el Cura Comandante, quedaron sembrados en la identidad de nuestros pueblos, mostrando los caminos, vivos en ellos
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