lunes, 29 de marzo de 2010

SIEMBRA TRÁMITES, COSECHARÁS CORRUPCIÓN

Luis Britto García
SIEMBRA TRÁMITES, COSECHARÁS CORRUPCIÓN
Burocracia mata Revolución
Contra la Unión Soviética no pudieron 14 potencias que le declararon la guerra al nacer, ni el ejército blanco de la oligarquía, ni la invasión nazifascista, ni el imperio de Estados Unidos. A la Revolución Soviética la aniquiló desde dentro la Nomenklatura, inepta burocracia que ahogó en trámites al proletariado.
Corrupción privatiza lo público
Lo público, que pertenece a todos, deja de serlo en la medida en que se lo apropian uno o algunos. Lo público comprende bienes y derechos. Los bienes públicos pueden ser apropiados mediante el robo. Ejemplo: la privatización de PDVSA. Los derechos son confiscados cerrando el paso a ellos con trámites.
O inventamos, o tramitamos
Las personas se dividen entre quienes crean bienes y quienes crean trámites. Quien cosecha tomates, cura enfermedades o escribe libros, crea un bien. Quien instaura trámites estorba el acceso a un bien. Un trámite es el candado que nos confisca un derecho.
Siembra trámites, cosecharás corrupción
El objeto de todo trámite es hacer inaccesible un derecho vital. Entre el ciudadano y su supervivencia tiene que estar atravesado un burócrata, de modo que el ciudadano deba sobornarlo o eliminarlo. Lo primero se llama contrarrevolución. Lo segundo, Revolución.
El trámite debe estar fuera del alcance del ciudadano
Ejemplo: a ningún ciudadano se le paga un céntimo si no presenta una factura del Seniat que sólo puede ser impresa en cinco tipografías de Caracas y que cuesta más de medio salario mínimo. Ejemplo: en Venezuela, donde habrá poco más de 800.000 usuarios de Internet, todo trámite que requiera ese medio niega sus derechos a 27 millones de ciudadanos que no disponen de él. Un computador con impresora y módem cuesta más de medio año de salarios mínimos, sin contar la inaccesible conexión a la red. Pero se impone al infeliz venezolano usar equipos y redes fuera de su alcance para iniciar el proceso de pagar impuestos, denunciar delitos, denunciar infracciones de los derechos del consumidor, validar títulos de secundaria y pare usted de contar. Parece que en lugar de Estado tuviéramos una corporación de vendedores de hardware.
Quien incomunica se incomunica
Así, el ciudadano infeliz no puede contactar con los órganos del poder popular que lo expresan sino a través de una incosteable pantalla que nunca tiene línea, o de una informática reposera, que interrumpe el acceso fuera de horas de oficina y en feriados y vacaciones, de una informática peatonal, que lo obliga a llevar a pie la planilla impresa con tantos sacrificios, o de una informática enzanjonadora, que sólo informa del error o del requisito que falta después que has perdido el viaje. Añadamos que ninguna de ellas se hace en software libre, con lo cual el Estado falta a la Ley y resulta vulnerable a la interferencia transnacional, y que los registros informatizados se borran al cabo de tres años, y en discos especiales, de doce. Sumemos que la conexión de Internet aparece y desaparece como un espejismo.
Multiplica trámites, multiplicarás corrupción
Si trámite genera soborno, proliferación de trámites multiplica corrupción. Nuevos trámites generan corrupción nueva. Trámites prolongados prolongan corrupción. Trámites complejos complican corrupción. Trámites innecesarios revelan que no hace falta quien los impone.
Trámite serial serializa corrupción
Así como hay asesinos seriales hay trámites seriales, que reinciden en su fechoría periódicamente. El más evidente síntoma de esquizofrenia es la compulsiva repetición de un acto inútil. Nadie sabe por qué tiene que ser renovado el RIF de persona natural, cuyo número de la cédula no cambia, ni para qué debe ser reciclado el innecesario registro en Sencamer, salvo para recordar periódicamente al ciudadano que no puede seguir siendo gobernado por ociosos que le hacen perder su tiempo. Un gobierno que en verdad necesitara que los ciudadanos le entregaran un papelito igual cada año, podría venderles de una vez cincuenta papelitos idénticos, para que sus víctimas salieran de eso para toda la vida. Como eso no sucede, son los ciudadanos quienes salen de los gobernantes. Ciudadano que repite trámite no repite gobierno.
Quien corrompe se corrompe
Así el aparato del Estado se contamina progresivamente en todos sus niveles, hasta que el ciudadano deja de creer en él. Abandoné el ejercicio profesional cuando ya sólo quedaban en la capital unos diez jueces incorruptibles. La mayoría social es empujada fuera del sistema mediante la denegación de derechos que implica la imposición de trámites inútiles, complicados, de obligatoria repetición, demorados y en general imposibles de cumplir. A falta de Estado operativo, el ciudadano cae en manos de seudoautoridades, como los gestores, o de Paraestados, como los paramilitares. La ciudadanía se hace impracticable. Sólo encuentra justicia quien la hace por sus propias manos. Un Estado y una batería que no arrancan piden a gritos ser sustituidos. Corrupción aísla poder hasta que éste deja de serlo.
Desdichado pájaro que tramita su nido
Auxilio, Presidente. Usted puede amnistiar a 27 millones de votantes, perdón, de ciudadanos, y permitirles llegar al proceso electoral exentos de odio, resentimiento, exasperación e instinto asesino hacia todo lo que signifique autoridad gubernamental. Pregúntese si alguien votaría si para hacerlo debiera pasar por todas las humillaciones, maltratos y retrasos que cotidianamente se le imponen sin otro propósito que complacer la ineptitud burocrática. Se supone que el votante olvida, pero las colas electorales avivan la memoria. Si se pierde la Asamblea Nacional, vienen el golpe legislativo y judicial que he largamente anunciado, y se pierden el proceso y América Latina. Elimine por Decreto Ley todo trámite inútil, aplique drásticamente la Ley de Simplificación de Trámites y dedique a los burócratas a atormentarse unos a otros. Crear trámites empava. O tramitamos o votamos.

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