miércoles, 10 de marzo de 2010

"La Constitución tiene rostro de mujer"

Elizabeth Charmell, de joven comunista, guerrillera de los 60 y defensora de los derechos de la mujer
"La Constitución tiene rostro de mujer"
Ex-guerrillera, pupila de Argelia Laya y viuda de la masacre de Yumare, ha dedicado su vida a la defensa de los derechos de la mujer. Hoy ofrecemos sus opiniones.
Elizabeth Charmell es criollita y guariqueña, a pesar de su apellido de origen francés. Lleva su rostro mínimamente surcado, a pesar que la vida le reservó siempre grandes y temerosas experiencias, porque desde chiquita, y gracias a las enseñanzas de su familia, principalmente su madre, tuvo la inquietud de ayudar al prójimo, sintiendo en carne propia sus necesidades. A los catorce años se entregó a las enseñanzas de la siempre recordada Argelia Laya, una gran luchadora social, profesora, que destacó en la política como defensora de ideales comunistas cuando Venezuela entera los rechazaba, y quien según nuestra entrevistada, "marcó el camino a las mujeres de esa época, en los años 60, que tuvimos la escuela que está haciendo falta en estos momentos, para que los compañeros y compañeras que están en cargos de representación popular puedan orientarse mejor".
Pero volvamos a Elizabeth Charmell. "A los catorce años empecé a militar en la Juventud Comunista de Venezuela, estuve en el Frente de Liberación Nacional FLN - Fuerzas Armadas de Liberación Nacional FALN, en el año 66, y cuando el Partido Comunista de Venezuela PCV llamó a la paz democrática, me quedé con la gente de Douglas (Bravo), participé también en el Comité de Guerra Popular, todos éramos muy jóvenes y creímos que era dar un paso atrás cuando el partido llamó a la paz democrática."
La mujer también hace historia
P.- ¿Qué papel ha jugado la mujer en la historia democrática de Venezuela?
R.- Las mujeres hemos sido siempre la vanguardia de todo proceso. Los correos de la guerrilla, de la parte rural a la ciudad, éramos todas mujeres, las que hacíamos los traslados de comidas, de heridos, de los recursos que nos enviaban de las ciudades, por eso digo que la mujer es un baluarte en la lucha por cualquier liberación que se presente, y en el 2002 lo volvimos a demostrar, junto a nuestros hijos, esposos y compañeros, cuando salimos a hacer respetar la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
P.- Una anécdota de esa época pasada…
R.- No olvido nunca que había un compañero que me decía: “Negra, -también me llamaban La Flaca de Guárico, Mary y Tania fueron mis seudónimos en esa época-, tenemos que disfrazarnos, ponerte más cerca de mi para parecer pareja, pasarme el brazo, y uno tenía que acceder, aunque iba contra todos los convencionalismos de esa sociedad, porque era una manera de confundir al enemigo. El miedo es normal en todo ser humano, pero si la lucha se hace con entrega, con pasión, con conciencia revolucionaria de que lo que estás haciendo, lo haces por el bien común, uno expone y hasta entrega la vida y hasta a la familia. Hay otra anécdota, mi hermano, Jesús Charmell, hoy fallecido, me regañaba mucho por estas actividades y me decía que iba a ser mi culpa si todos caían presos, y cuando me casé con Luis Rafael Guzmán Grim, el temor fue mucho mayor, había asesinatos, allanamientos, fuertes persecuciones, por lo que los padres, los hermanos sufrían mucho por cada uno de los que habíamos tomado ese camino, pero nunca dejaron de recibirme en la casa.
P.- ¿Qué te inspiró a “coger la montaña”?
R.- Mi mamá fue un gran incentivo, porque nos enseñó a luchar por los demás, a que había que serle útil a la gente, ella era la mano protectora de sus vecinos y vecinas, y estaba pendiente de sus necesidades, y eso es coincidente con la lucha revolucionaria de carácter social. Lo más importante es lo que puedas hacer por la gente; además de mi vocación como educadora, todo educador tiene un apostolado y es un trabajador social en potencia. Tuve un tío, Rafael Charmell, que murió y sufrió cárcel en los años 60, fue uno de los muchos que inauguraron la cárcel de Tocuyito, y estuvo preso por comunista y también mi gran inspirador en la lucha revolucionaria. Sí, en mi hogar había un gran incentivo.
Revisión, rectificación, reimpulso
P.- Habiendo tenido una juventud revolucionaria, ¿cómo ves el proceso que está viviendo Venezuela?
R.- Comparto la política de estado que desarrolla el presidente Hugo Chávez, creo que a su lado debieran estar los mejores, considero que debe revisar su gabinete y alguna gente que está muy cerca de él, porque ordena hacer muchísimas cosas y se presentan algunas fallas. No podemos negar que en su gestión hay grandes logros, tenemos el más importante, la Carta Magna, que plasma el país que queremos, y lo que hay es que ponerlo en práctica.
P.- ¿Qué papel juega la mujer dentro de este proceso?
R.- Ha tenido un protagonismo importante, ahí tenemos que de los cinco poderes, cuatro están en manos de mujeres, eso es importante porque hay una presencia real de la mujer venezolana, la creación del ministerio de estado para los asuntos de la mujer y la igualdad social, la igualdad de géneros y el reconocimiento al trabajo doméstico establecido en el Art. 88 de la Constitución, la aprobación de ley sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, la ley de maternidad y paternidad responsable, y en espera de ser aprobada, las leyes de igualdad y equidad entre hombres y mujeres, y la de pensiones para las amas de casa, logros de estos once años de revolución.
También tenemos la reducción significativa de la mortalidad materno infantil, a través del desarrollo del Proyecto Madre, implementado por el Ministerio de la Salud, y la creación del Banco de Desarrollo de la Mujer. El presidente Chávez le ha dado bastantes aportes al sector mujer, a lo mejor en los estados no se está cumpliendo aquello de que por cada funcionario debe haber una funcionaria, y para las postulaciones, debiera cumplirse el 50/50 entre hombres y mujeres, para cumplir con la paridad.
P.- ¿No tiene deuda el estado venezolano con la mujer, qué más puede hacer?
R.- La mujer debe entender que el proyecto plasmado en la Constitución es para nosotras, la Constitución tiene rostro de mujer, y nosotras debemos prepararnos para ello, y buscar que se respete la equidad, que tengamos las mismas condiciones y derechos en cada uno de los espacios políticos del estado, a los efectos de que cada uno cumpla el rol que el país requiere, y además podamos decir que tanto hombres como mujeres, han tenido igualdad de oportunidades, pero las mujeres las aprovechamos mejor, por ejemplo, en las universidades hay más mujeres que hombres estudiando, se preparan como profesionales; si nos vamos a las misiones, son las mujeres las que llevan la batuta, en los consejos comunales son las mujeres las grandes defensoras en sus comunidades. Profundizar más la democracia pasa porque cada una de las mujeres se prepare para que puedan administrar tanto la justicia como los recursos económicos, en sus hogares y comunidades. Pero además pedimos que no nos den las cuotas porque somos mujeres, sino por lo que valemos, no es cubrir espacios lo que queremos, sino estar allí porque nos los ganamos con nuestra capacidad, con eficiencia, con honestidad, sin tener que mendigar ni aplicar la “política del colchón”.
P.- Dentro de todo esto, ¿cómo destaca la mujer guariqueña?
R.- Tenemos ejemplos valiosos de mujeres que ha hecho una destacada vida política, y que entregaron su vida. Ahí tenemos a la viceministra Lídice Navas, guariqueña, así como las hermanas Ávila, Salomé y Elvira, que son de Altagracia de Orituco, Tibaire Rojas de San José de Guaribe, mujeres que han demostrado ser perseverantes, Nilda Portilla, de Las Mercedes del Llano, Emilia Ramírez, que estuvo presa y le mataron su esposo en la época de la cuarta república, y ahorita tenemos una nueva generación como Lídice y Tania Altuve, que vienen destacándose. La mujer guariqueña ha demostrado tener capacidad y empuje para asumir cualquier rol que le corresponda.
P.- Tu mensaje final para las mujeres en este día…
R.- Invitarlas a no mendigar, sino a que los espacios nos los ganemos con lucha, con perseverancia, y bastante esfuerzo y sacrificio, y prepararnos para la lucha, con las armas intelectuales que esta revolución nos reserva

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