martes, 22 de septiembre de 2009

La Plaza de la Revolución y Juanes

La Plaza de la Revolución y Juanes
Con estupor y mucha paciencia observé la transmisión por el canal TVES, un canal recuperado por el gobierno del Comandante Chávez de las manos de la oligarquía venezolana, el concierto de la paz organizado por el cantante colombiano Juanes en la ciudad de La Habana.
En la Plaza de la Revolución, la plaza de Martí, guía de la revolución, se congregó una gran multitud, en su mayoría jóvenes. Un lugar imponente, emblemático de las mejores luchas revolucionarias del pueblo cubano. Un sitio de concentración de multitudes comprometidas con los mayores sacrificios en pro de una patria y un destino más humano. Allí ha estado Fidel disertando sobre temas difíciles y escabrosos; allí también está el Ché, con su imponente figura dibujada, para recordarnos que ... “Así vamos marchando. A la cabeza de la inmensa columna -no nos avergüenza ni nos intimida decirlo- va Fidel, después, los mejores cuadros del Partido, e inmediatamente, tan cerca que se siente su enorme fuerza, va el pueblo en su conjunto; sólida armazón de individualidades que caminan hacia un fin común; individuos que han alcanzado la conciencia de lo que es necesario hacer, hombres que luchan por salir del reino de la necesidad y entrar al de la libertad” (2006, 184). Y así debe continuar su marcha.
El pueblo cubano es un pueblo combativo, solidario, consciente, comprometido con la humanidad. Por eso nos preguntamos, ¿Por qué Juanes en la Plaza de la Revolución? El concierto exhibió a Bosé, a Tañon, a Juanes vestidos de blanco cómo también lo hicieron en Colombia. ¿Su objetivo es la paz? ¿Una paz gratuita, de renuncia a los beneficios comerciales de una mayor publicidad y demanda disquera? ¿Un mensaje de paz verdadera y real, en contra de las bases militares colombianas, del fin del bloqueo a Cuba, de libertad para los cinco héroes cubanos, de liberación del pueblo palestino, de cese a las hostilidades a Afganistán y a Irak? O ¿un mensaje cargado de contrarrevolución, de contenidos perniciosos?
Creo que es un mensaje mercantilizado. Lo demuestran la indumentaria, los gestos, los movimientos, las palabras, la tarima. Encubre un sentido, un fin publicitario. Un mensaje con intencionalidad poco inocente, dudoso en el sentido de la hermandad y la paz, de aceptación del otro en su identidad e ideosincracia. Sin embargo y a pesar de ello, observamos que el frenesí de la multitud no fue unánime. Había escepticismo; curiosidad, quizás. Y ello es alentador. Los comandantes de la revolución, Fidel y Raúl están vigilantes. Los tiempos no son fáciles y avanzamos en el seno de las entrañas de un monstruo mortalmente herido por la crisis. Los mayameros ex cubanos hicieron lo suyo; destruyeron los discos de Juanes. Y Juanes conquistó mayor publicidad y público. Pero también participaron en el concierto Amaury, Silvio y otros, quiénes, con sus mensajes, menguaron el mensaje subliminal de los organizadores. Ciertamente, como dijo el Che “La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud: en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera”. (2006: 185-186).
Estoy convencida que la juventud cubana, hoy por hoy, porta la bandera de la Paz verdadera y duradera, de la Solidaridad, de la Integración latinocaribeña y mundial, de la Libertad, de la Plenitud, del Amor, del Hombre Nuevo, del Sacrificio de un pueblo forjado en la Plaza de la Revolución.
Elsy Rojas Parra

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