domingo, 20 de septiembre de 2009

Yo te enjuicio, potentado criminal

YO TE ENJUICIO, POTENTADO CRIMINAL
Darío Botero Pérez
Los dolores vividos por la humanidad y Pacha Mama, tienen responsables claros y directos: los poderosos, los potentados, los plutócratas; que existen en todas las culturas y se arropan bajo todas las ideologías y todas las instituciones.
Pretender echarle la culpa a su principal víctima, que es el mismo mundo, o a los desamparados que sufren las persecuciones de lo que esos arrogantes llaman justicia, es hacerles el juego a los únicos culpables, los fariseos y sus amos, según la terminología cristiana, existentes en todas la épocas y en todas las latitudes.
El consumismo criminal que ha generado la extinción de tantas especies, la sopa de plástico que está convirtiendo los océanos en gigantescos basureros, o el deshielo de los polos, entre tantas calamidades ambientales; el ansia de poder que causa guerras, hambrunas, saqueo y arrasamiento; la sociedad clasista que desde antes de nacer les marca su destino a los humanos, atendiendo a privilegios de cuna en vez de al talento; toda la estructura social que ha construido la historia a partir de las vilezas de los poderosos, es la que está cuestionada y exige una transformación radical urgentemente.
Es hora de que las víctimas llamen a rendir cuentas a sus victimarios. Para juzgar con imparcialidad,tenemos que quitarnos las lagañas ideológicas que se esmeran en infundirnos a todos, los criminales “bondadosos” y “amorosos”, los sacrificados “pastores”, como el arzobispo de Caracas, resuelto a redimir a los desamparados del mundo a punta de oraciones que les permitan disfrutar la otra vida, mientras los potentados se reservan los placeres de ésta, a nuestras espaldas, para que no nos mate la envidia.
Cómo negar el amoroso empeño del santo jerarca venezolano, tan cauto y discreto. Sus palabras nos iluminan y demuestran claramente las posibilidades de redención que nos dejan los autodenominados representantes de Cristo. Dice el lúcido “enviado de dios”: “La Iglesia Católica debe oponerse a todo intento de homogeneizar la educación básica, porque esto sólo nos llevará al caos y a las guerras entre hermanos. Los niños de los estratos más pobres querrán acceder a las mismas posiciones que sus compañeros más afortunados, creándose la inconformidad y alimentándose la envidia. Los de los estratos superiores perderán motivación para estudiar y alcanzar el éxito. Con una educación talla única, lo que crearemos es una nación de envidiosos y conformistas”.
Las ideas de Jorge Urosa Sabino, Arzobispo de Caracas, expresadas con palabras admirables, de una bondad iluminada (quizás por el demonio, pues su anticristianismo es obvio), demuestran las canalladas de los presuntos redentores y su caducidad histórica. El texto del e_mail que anexo no deja lugar a dudas sobre la tergiversación absoluta de las ideas igualitarias de Jesús. De estar vivo, ah fuete que les daría a los traficantes de indulgencias, abusadores de las conciencias y defensores estratégicos de las miserias, las angustias y las diferencias que se esmeran en perpetuar hasta los tiempos de la resurrección de los muertos.
Los desastres de las guerras desatadas por los potentados, quedan claros con el archivo gráfico anexo: “Yo te enjuicio, mundo actual”, que señala problemas graves pero diluye arteramente la responsabilidad hasta el punto de asignársela a las víctimas. Algunas de las graves consecuencias ecológicas del consumismo irracional las pone en evidencia el otro archivo gráfico que incluyo: “Plastic-soup”.
Quizás sea evidente que lo sostenido es verdad. No admitirlo es condenarnos como cómplices de unos criminales caducos pero resueltos a lo que sea para conservar sus privilegios. Es asunto personal decidir si asumimos nuestra vida como una oportunidad para construir el Paraíso, o la dedicamos a servirles a los “superiores”, como el arzobispo mencionado, o el mimado de dios, a quien dios le ordenó asesinar musulmanes, George W. Bush, el peor impune de los criminales sobrevivientes en un mundo dirigido por criminales.
El dilema es trasformación o extinción. Su solución depende de quienes se consideren gente en vez de siervos de quienes sí lo serían, según los lavados ideológicos acostumbrados por tantas ideologías, como la del amoroso y bien avisado pastor de Venezuela. La cuestión es de agallas y dignidad. Vale la pena.

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