Alfredo Maneiro
Nace en Caracas el 30.1.1937. Muere en Caracas el 24.10.1982
Miembro fundador del partido Causa R y profesor universitario. Fueron sus padres Manuel Plácido Maneiro y Ana Leticia González. Era descendiente de los próceres de la Independencia Manuel y José Joaquín Maneiro. La educación primaria la realizó en la Escuela Experimental Venezuela y la secundaria en el liceo Andrés Bello de Caracas.
En su adolescencia ingresó en la juventud comunista, incorporándose a la lucha política contra el gobierno de Marcos Pérez Jiménez. Entre 1955 y 1959 estudió 2 años de derecho en la Universidad del Zulia, regresando a Caracas para continuar con el activismo político, logrando ascender hasta el Comité Central del Partido Comunista.
Dentro de las acciones ejecutadas por grupos estudiantiles liderados por Maneiro en la década de 1960, destaca por su trascendencia internacional el asalto al automóvil del embajador de Estados Unidos Teodoro Moscoso, y el secuestro con fines propagandísticos del agregado militar norteamericano. Iniciada la lucha guerrillera en el país, Maneiro tuvo su primera experiencia en La Azulita, estado Mérida, pero la escasa vocación para el combate militar y la negativa de los campesinos de la región a incorporarse a la guerrilla, hizo fracasar el intento.
En 1962 se creó el Frente Guerrillero Manuel Ponte Rodríguez en el oriente del país y asumió la jefatura del frente con el nombre de Comandante Tomás; la acción guerrillera se mantuvo por parte del Partido Comunista hasta mediados de 1966.
Acotar que Maneiro fue un teórico acechante de la praxis política es recuadrarlo de manera simplista. Fue en realidad un pragmático vitalista y entusiasta. Más que teorizar parece que disfrutó vivir la política desde la piel y la entraña. Para corroborar esto hay una anécdota que vale pena mencionar. Cuando Alfredo estuvo de vuelta en la vida mundana y silvestre continuaba conspirando. En ese trance consiguió dinero para adquirir armas. Viajó al exterior y realizó los contactos pertinentes.
Nace en Caracas el 30.1.1937. Muere en Caracas el 24.10.1982
Miembro fundador del partido Causa R y profesor universitario. Fueron sus padres Manuel Plácido Maneiro y Ana Leticia González. Era descendiente de los próceres de la Independencia Manuel y José Joaquín Maneiro. La educación primaria la realizó en la Escuela Experimental Venezuela y la secundaria en el liceo Andrés Bello de Caracas.
En su adolescencia ingresó en la juventud comunista, incorporándose a la lucha política contra el gobierno de Marcos Pérez Jiménez. Entre 1955 y 1959 estudió 2 años de derecho en la Universidad del Zulia, regresando a Caracas para continuar con el activismo político, logrando ascender hasta el Comité Central del Partido Comunista.
Dentro de las acciones ejecutadas por grupos estudiantiles liderados por Maneiro en la década de 1960, destaca por su trascendencia internacional el asalto al automóvil del embajador de Estados Unidos Teodoro Moscoso, y el secuestro con fines propagandísticos del agregado militar norteamericano. Iniciada la lucha guerrillera en el país, Maneiro tuvo su primera experiencia en La Azulita, estado Mérida, pero la escasa vocación para el combate militar y la negativa de los campesinos de la región a incorporarse a la guerrilla, hizo fracasar el intento.
En 1962 se creó el Frente Guerrillero Manuel Ponte Rodríguez en el oriente del país y asumió la jefatura del frente con el nombre de Comandante Tomás; la acción guerrillera se mantuvo por parte del Partido Comunista hasta mediados de 1966.
Acotar que Maneiro fue un teórico acechante de la praxis política es recuadrarlo de manera simplista. Fue en realidad un pragmático vitalista y entusiasta. Más que teorizar parece que disfrutó vivir la política desde la piel y la entraña. Para corroborar esto hay una anécdota que vale pena mencionar. Cuando Alfredo estuvo de vuelta en la vida mundana y silvestre continuaba conspirando. En ese trance consiguió dinero para adquirir armas. Viajó al exterior y realizó los contactos pertinentes.
Durante el viaje conoció a un viejo impresor europeo que estaba rematando una maquinaria de impresión Heidelberg. Sin pensarlo mucho cerro el trato con el impresor. Compró una arma poderosa: una imprenta. Cuando los bisoños camaradas le reclamaban su falta de visión, Alfredo sólo exclamaba: “Ustedes no podrían diferenciar una K-40 de una lavadora automática”
Era un Hombre que se destacaba por su bonhomía, su chispa frecuente, Alfredo siempre andaba con los zapatos sucios y sin amarrar; cuando se le decía sobre esas anormalidades, contestaba que esa era su cédula de identidad y si los lustraba no lo iban a conocer.
Su canción preferida era “Farolito” de Agustín Lara, sobre todo por aquello que decía “Sin llevarle más nada que un beso”
Alfredo decía que había que construir una organización no solamente eficaz, sino además con la suficiente calidad para mantener una militancia satisfactoria en este duro esfuerzo, y que refleje en su seno los cambios futuros. Alfredo vislumbra el futuro cuando nos dijo: “No hay dudas. El pueblo es paciente y confiado. Con razón o sin ella se siente dueño de los mecanismos de repuesta establecidos y confía en la capacidad de utilizarlos adecuadamente. Es empujado hasta el borde del desespero, más no se desespera; conserva la cabeza despejada para estar atento al diseño del porvenir sin caer en provocaciones”.
Maneiro fue un filósofo urbano y se le conoce como el fundador del movimiento siderúrgico de los matanceros y el nuevo sindicalismo. Su trabajo representó un movimiento de vanguardia que buscó dejar atrás la burocracia, la corrupción y otros vicios de las organizaciones políticas y laborales que existían para esos tiempos
Su trabajo lo enriqueció con la docencia en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela, aquejado de un colapso cardíaco se internó en el Hospital Clínico Universitario donde le sobrevino la muerte. Había contraído matrimonio con Ana Brumlik con quien tuvo 3 hijos.
Chávez y Maneiro, la revolución trabajadora
Por: Ildefonso Finol
Milité en La Causa R entre 1988 y 1994. Entré allí con el grupo Tendencia Revolucionaria que dirigía Alí Rodríguez. Pensábamos insuflarle a La Causa una dosis de convicción ideológica socialista, de la que carecía, a nuestro modo de ver, y contribuir a que esa emergente fuerza proletaria se enrumbara hacia la toma del poder.
A comienzos de 1991 me incorporan a la Dirección Nacional de La Causa R y comienzo a oír hablar de la insurrección cívico-militar que se preparaba desde tiempos de Alfredo Maneiro. Fue en un pequeño apartamento de una compañera llamada Paula. Yo era el único del Zulia en esa reunión secreta. Recuerdo que fue Róger Capella quien inició la tensa tertulia. Muy emocionante saber lo que allí se dijo. Estábamos metidos en un movimiento verdaderamente revolucionario.
La famosa “quinta pata” de la que habló Maneiro y de la que nunca se hablaba en público, se puso de manifiesto en aquella apretada salita donde veinte almas comenzaron un debate duro e intenso hasta horas de la madrugada. No hubo acuerdo. La primera conclusión que saqué era que La Causa estaba partida en dos. Los que estábamos a favor de la insurrección, por un lado, y, por el otro, Lucas Matheus y Andrés Velázquez, con la mayoría de Guayana, que no se animaban a darle protagonismo al elemento militar.
Desde entonces todo fue una corredera de un extremo a otro del país en una conspiración cuya fecha exacta sólo conocimos apenas unas horas antes de estar en marcha. Éramos muchos los civiles dispuestos, pero faltó coordinación.
Recuerdo estas cosas, ahora que veo a Chávez rodeado de trabajadores en una asamblea histórica que marca un hito en el proceso revolucionario venezolano. Toda esa jornada estuvo profundamente impregnada del espíritu de Alfredo Maneiro. El mismo Chávez, en una remembranza cargada de afectividad, así lo confirmó.
Relató entonces algo que Vladimir Ruíz Tirado, barinés contemporáneo del Presidente y amigo suyo de la infancia, nos contó hace ya veinte años. Que Maneiro se reunió con Chávez para hablar de la Revolución allá por 1978. Chávez relató hasta la manera tierna como Alfredo cargó a su pequeña hija María.
Pero más allá de las anécdotas, el hecho de fondo es que en ese acto con los trabajadores, y en todas estas medidas gubernamentales a favor de la clase obrera, aún en medio de la crisis presupuestaria por la baja del precio petrolero, Chávez retoma el camino radical que trilló el Comandante Alfredo Maneiro, para establecer en Venezuela un Gobierno de la Clase Trabajadora.
El método histórico del “encuentro de los iguales” se reivindica en esta asamblea con poder de decisión, donde el debate franco y abierto sobre los temas de la clase y el país, se resuelven con la libre exposición de las ideas y la búsqueda del consenso consciente del colectivo que es capaz de ver más allá que el individuo.
Con esta trascendente asamblea revolucionaria de la clase trabajadora, Chávez abre cauces a la verdadera revolución socialista. Maneiro ya no temblará en la tumba por la traición de los que secuestraron Su Causa R hasta degradarla a Causa Perdida. Maneiro se ha vuelto a encontrar con Chávez. Juntos triunfarán.
Ildefonso Finol
"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..." Simón Bolívar, El Libertador.
Nota de la Redacción:
Justo merecimiento, a un socialista integral como Alfredo Maneiro, quien nace en Caracas en 1937, luego a muy temprana edad se incorpora a la Juventud del Partido Comunista, y se convierte en un dirigente estudiantil de 1951 a 1954. Formó parte del Frente Juvenil de la Junta Patriótica, la cual dirigió el derrocamiento de la dictadura perezjimenista, con la insurrección del 23 de enero de 1958. Funda, en 1962 el Frente Guerrillero “Manuel Ponte Rodríguez”, en honor a quien fue Jefe Militar del alzamiento de la base naval en Puerto Cabello (El Porteñazo-1962). Asumió la jefatura del mismo con el nombre de Comandante Tomás; la acción guerrillera se mantuvo por parte del Partido Comunista hasta mediados de 1966, el cual decidió pacificarse. Fue el primer comandante del Frente. En el año de 1967 es detenido y encarcelado en el Cuartel San Carlos de Caracas, hasta el año 1969. Fue fundador y máximo dirigente de la Causa R, hasta su muerte ocurrida el 24 de octubre de 1982.
Chávez habla de Alfredo Maneiro
Los hermanos Ruiz me llevan a conocer a Alfredo Maneiro y a Pablo Medina. Conversé con Maneiro en un apartamentico donde yo vivía por allá en Maracay, yo tenía 25 años, era el año 1978.
Recuerdo a Maneiro clarito cuando me dijo: .Chávez, hemos conseguido la cuarta pata de la mesa.. Él hablaba de la clase obrera -la pata en Guayana-, de los sectores populares, los intelectuales y clase media y, la Fuerza Armada que era la cuarta pata. Y agregó: .Sólo le voy a pedir algo a usted: tiene que comprometerse conmigo en que cualquier cosa que aquí vayamos a hacer no es para ahora, es para mediano plazo, para una década..
A menudo recuerdo aquella tesis que manejaba de que en política había que tener dos cosas: Eficacia política y Calidad revolucionaria, cuando veo a muchos revolucionarios que no tienen eficacia política, no saben gerenciar, tu les das un cargo de gobierno y salen con las tablas en la cabeza, o consigues el otro tipo de gente que es muy eficaz pero no tiene calidad revolucionaria, no entiende el proyecto.
También, él hablaba del movimiento y sobre todo tenía clara la idea de la estrategia.
Mi encuentro con Maneiro y, por qué no decirlo, hicieron que me acercara más a La Causa R, sobre todo por su trabajo en el movimiento popular, que era vital para la visión cívico-militar de la lucha que comenzaba a germinar en mí.
Yo tenía entonces muy clara la idea del trabajo de masas en La Causa R yo olía a masas, lástima que sus herederos no hayan tenido esa misma visión.
Era un Hombre que se destacaba por su bonhomía, su chispa frecuente, Alfredo siempre andaba con los zapatos sucios y sin amarrar; cuando se le decía sobre esas anormalidades, contestaba que esa era su cédula de identidad y si los lustraba no lo iban a conocer.
Su canción preferida era “Farolito” de Agustín Lara, sobre todo por aquello que decía “Sin llevarle más nada que un beso”
Alfredo decía que había que construir una organización no solamente eficaz, sino además con la suficiente calidad para mantener una militancia satisfactoria en este duro esfuerzo, y que refleje en su seno los cambios futuros. Alfredo vislumbra el futuro cuando nos dijo: “No hay dudas. El pueblo es paciente y confiado. Con razón o sin ella se siente dueño de los mecanismos de repuesta establecidos y confía en la capacidad de utilizarlos adecuadamente. Es empujado hasta el borde del desespero, más no se desespera; conserva la cabeza despejada para estar atento al diseño del porvenir sin caer en provocaciones”.
Maneiro fue un filósofo urbano y se le conoce como el fundador del movimiento siderúrgico de los matanceros y el nuevo sindicalismo. Su trabajo representó un movimiento de vanguardia que buscó dejar atrás la burocracia, la corrupción y otros vicios de las organizaciones políticas y laborales que existían para esos tiempos
Su trabajo lo enriqueció con la docencia en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela, aquejado de un colapso cardíaco se internó en el Hospital Clínico Universitario donde le sobrevino la muerte. Había contraído matrimonio con Ana Brumlik con quien tuvo 3 hijos.
Chávez y Maneiro, la revolución trabajadora
Por: Ildefonso Finol
Milité en La Causa R entre 1988 y 1994. Entré allí con el grupo Tendencia Revolucionaria que dirigía Alí Rodríguez. Pensábamos insuflarle a La Causa una dosis de convicción ideológica socialista, de la que carecía, a nuestro modo de ver, y contribuir a que esa emergente fuerza proletaria se enrumbara hacia la toma del poder.
A comienzos de 1991 me incorporan a la Dirección Nacional de La Causa R y comienzo a oír hablar de la insurrección cívico-militar que se preparaba desde tiempos de Alfredo Maneiro. Fue en un pequeño apartamento de una compañera llamada Paula. Yo era el único del Zulia en esa reunión secreta. Recuerdo que fue Róger Capella quien inició la tensa tertulia. Muy emocionante saber lo que allí se dijo. Estábamos metidos en un movimiento verdaderamente revolucionario.
La famosa “quinta pata” de la que habló Maneiro y de la que nunca se hablaba en público, se puso de manifiesto en aquella apretada salita donde veinte almas comenzaron un debate duro e intenso hasta horas de la madrugada. No hubo acuerdo. La primera conclusión que saqué era que La Causa estaba partida en dos. Los que estábamos a favor de la insurrección, por un lado, y, por el otro, Lucas Matheus y Andrés Velázquez, con la mayoría de Guayana, que no se animaban a darle protagonismo al elemento militar.
Desde entonces todo fue una corredera de un extremo a otro del país en una conspiración cuya fecha exacta sólo conocimos apenas unas horas antes de estar en marcha. Éramos muchos los civiles dispuestos, pero faltó coordinación.
Recuerdo estas cosas, ahora que veo a Chávez rodeado de trabajadores en una asamblea histórica que marca un hito en el proceso revolucionario venezolano. Toda esa jornada estuvo profundamente impregnada del espíritu de Alfredo Maneiro. El mismo Chávez, en una remembranza cargada de afectividad, así lo confirmó.
Relató entonces algo que Vladimir Ruíz Tirado, barinés contemporáneo del Presidente y amigo suyo de la infancia, nos contó hace ya veinte años. Que Maneiro se reunió con Chávez para hablar de la Revolución allá por 1978. Chávez relató hasta la manera tierna como Alfredo cargó a su pequeña hija María.
Pero más allá de las anécdotas, el hecho de fondo es que en ese acto con los trabajadores, y en todas estas medidas gubernamentales a favor de la clase obrera, aún en medio de la crisis presupuestaria por la baja del precio petrolero, Chávez retoma el camino radical que trilló el Comandante Alfredo Maneiro, para establecer en Venezuela un Gobierno de la Clase Trabajadora.
El método histórico del “encuentro de los iguales” se reivindica en esta asamblea con poder de decisión, donde el debate franco y abierto sobre los temas de la clase y el país, se resuelven con la libre exposición de las ideas y la búsqueda del consenso consciente del colectivo que es capaz de ver más allá que el individuo.
Con esta trascendente asamblea revolucionaria de la clase trabajadora, Chávez abre cauces a la verdadera revolución socialista. Maneiro ya no temblará en la tumba por la traición de los que secuestraron Su Causa R hasta degradarla a Causa Perdida. Maneiro se ha vuelto a encontrar con Chávez. Juntos triunfarán.
Ildefonso Finol
"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..." Simón Bolívar, El Libertador.
Nota de la Redacción:
Justo merecimiento, a un socialista integral como Alfredo Maneiro, quien nace en Caracas en 1937, luego a muy temprana edad se incorpora a la Juventud del Partido Comunista, y se convierte en un dirigente estudiantil de 1951 a 1954. Formó parte del Frente Juvenil de la Junta Patriótica, la cual dirigió el derrocamiento de la dictadura perezjimenista, con la insurrección del 23 de enero de 1958. Funda, en 1962 el Frente Guerrillero “Manuel Ponte Rodríguez”, en honor a quien fue Jefe Militar del alzamiento de la base naval en Puerto Cabello (El Porteñazo-1962). Asumió la jefatura del mismo con el nombre de Comandante Tomás; la acción guerrillera se mantuvo por parte del Partido Comunista hasta mediados de 1966, el cual decidió pacificarse. Fue el primer comandante del Frente. En el año de 1967 es detenido y encarcelado en el Cuartel San Carlos de Caracas, hasta el año 1969. Fue fundador y máximo dirigente de la Causa R, hasta su muerte ocurrida el 24 de octubre de 1982.
Chávez habla de Alfredo Maneiro
Los hermanos Ruiz me llevan a conocer a Alfredo Maneiro y a Pablo Medina. Conversé con Maneiro en un apartamentico donde yo vivía por allá en Maracay, yo tenía 25 años, era el año 1978.
Recuerdo a Maneiro clarito cuando me dijo: .Chávez, hemos conseguido la cuarta pata de la mesa.. Él hablaba de la clase obrera -la pata en Guayana-, de los sectores populares, los intelectuales y clase media y, la Fuerza Armada que era la cuarta pata. Y agregó: .Sólo le voy a pedir algo a usted: tiene que comprometerse conmigo en que cualquier cosa que aquí vayamos a hacer no es para ahora, es para mediano plazo, para una década..
A menudo recuerdo aquella tesis que manejaba de que en política había que tener dos cosas: Eficacia política y Calidad revolucionaria, cuando veo a muchos revolucionarios que no tienen eficacia política, no saben gerenciar, tu les das un cargo de gobierno y salen con las tablas en la cabeza, o consigues el otro tipo de gente que es muy eficaz pero no tiene calidad revolucionaria, no entiende el proyecto.
También, él hablaba del movimiento y sobre todo tenía clara la idea de la estrategia.
Mi encuentro con Maneiro y, por qué no decirlo, hicieron que me acercara más a La Causa R, sobre todo por su trabajo en el movimiento popular, que era vital para la visión cívico-militar de la lucha que comenzaba a germinar en mí.
Yo tenía entonces muy clara la idea del trabajo de masas en La Causa R yo olía a masas, lástima que sus herederos no hayan tenido esa misma visión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario