A los 42 años del asesinato del Ché no podemos menos que enaltecer su ejemplo, su ética, su humanismo, su internacionalismo y su fe inquebrantable en la mujer y el hombre nuevos, aún en etapa de formación.
El Ché penetró la memoria colectiva de los pueblos que tan tercamente insisten en el derecho a la Utopía. Su presencia permanente y activa en nuestra vida cotidiana reclama lo que es justo y necesario reclamar: la transformación verdadera de las estructuras políticas, económicas, ideológicas y morales y de toda práctica capitalista que engendre la injusticia social.
El Ché es esa terca insistencia en la ética de la consecuencia política: la ética de decir lo que se piensa y hacer lo que se dice; la ética de una vida consagrada a una idea, a un sentimiento, a un proyecto. El Ché es eje que determina toda práctica revolucionaria de presente y futuro y la ética es una praxis cristalina que irrumpe en la conciencia de los hombres y las mujeres insurrectas contra todas aquellas estructuras caducas y opresoras.
El Ché nos regresa a la moral revolucionaria de la lucha por la construcción de una sociedad donde imperan los valores de la honradez, la responsabilidad, la solidaridad, la austeridad y la conciencia colectiva por encima de la mezquindad, la avaricia, el individualismo y la competencia. Es el reconocernos a nosotros mismos como proyecto inacabado, como la “arcilla fundamental” de la nueva sociedad; es el ejemplo de la lucha permanente por el hombre y la mujer como hacedores de la historia, por el socialismo como sistema de justicia, igualdad, de libertad, y verdadera emancipación y por la revolución como acto permanente de subversión e irreverencia del poder instituido. En fin, él representa a la revolución hecha ternura, él nos hace renacer la esperanza en un mejor destino para la humanidad, construyendo los caminos de nuevos amaneceres.
"...El dolor no ha matado la utopía..."
….Sabíamos bien, que ibas a volver, de cualquier lugar..."
Con mi eterno y sincero afecto, en este 8 de Octubre brindemos por la lucha y la victoria de nuestros pueblos, brindemos por la evolución de la Negra Mercedes y por la iluminación que desde allá, nos seguirán impartiendo todos los mártires de nuestra revolución continental.
Los quiero por siempre, Naile
El Ché es esa terca insistencia en la ética de la consecuencia política: la ética de decir lo que se piensa y hacer lo que se dice; la ética de una vida consagrada a una idea, a un sentimiento, a un proyecto. El Ché es eje que determina toda práctica revolucionaria de presente y futuro y la ética es una praxis cristalina que irrumpe en la conciencia de los hombres y las mujeres insurrectas contra todas aquellas estructuras caducas y opresoras.
El Ché nos regresa a la moral revolucionaria de la lucha por la construcción de una sociedad donde imperan los valores de la honradez, la responsabilidad, la solidaridad, la austeridad y la conciencia colectiva por encima de la mezquindad, la avaricia, el individualismo y la competencia. Es el reconocernos a nosotros mismos como proyecto inacabado, como la “arcilla fundamental” de la nueva sociedad; es el ejemplo de la lucha permanente por el hombre y la mujer como hacedores de la historia, por el socialismo como sistema de justicia, igualdad, de libertad, y verdadera emancipación y por la revolución como acto permanente de subversión e irreverencia del poder instituido. En fin, él representa a la revolución hecha ternura, él nos hace renacer la esperanza en un mejor destino para la humanidad, construyendo los caminos de nuevos amaneceres.
"...El dolor no ha matado la utopía..."
….Sabíamos bien, que ibas a volver, de cualquier lugar..."
Con mi eterno y sincero afecto, en este 8 de Octubre brindemos por la lucha y la victoria de nuestros pueblos, brindemos por la evolución de la Negra Mercedes y por la iluminación que desde allá, nos seguirán impartiendo todos los mártires de nuestra revolución continental.
Los quiero por siempre, Naile
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