lunes, 5 de abril de 2010

AMARILLO, AZUL Y ROJO

Amarillo, azul y rojo
Mucha es la gente joven que no sabe que en Venezuela se había perdido el amor por nuestros símbolos patrios, que hace 15 años quizá nadie se pondría una franela tricolor sin ser visto como ridículo.
Raúl Bracho
No se si alguien lo ha escrito, pero es un deber que se haga. Hay que escribirlo bien claro: una de las más grandes victorias de Hugo Chávez Frías en el desarrollo histórico de la Venezuela moderna es haber logrado restituir el amor de nuestro pueblo por estos tres colores: amarillo. Azul y rojo.

Mucha es la gente joven que no sabe que en Venezuela se había perdido el amor por nuestros símbolos patrios, que hace 15 años quizá nadie se pondría una franela tricolor sin ser visto como ridículo. Que aquí a nadie le importaba, tanto como importa hoy, los colores de nuestra bandera y la letra de nuestro himno nacional. Cualquier venezolano que tenga más de 30 años se los podrá ratificar. Hugo Chávez llegó a nosotros con el tricolor en una mano y con Bolívar en la otra, hoy la gran carga de amor por nuestra historia y por lo que es Venezuela ante el mundo nos hace lucir con orgullo nuestra bandera. El sentimiento patrio ha acompañado a Venezuela estos últimos 11 años de nuestra historia, las palabras de un nuevo Bolívar, bajado de los pedestales de las plazas públicas, dibujan a un libertador que vive nuevamente y cuya espada de nuevo libra hermosas batallas más allá de nuestras fronteras.

Hugo Chávez nos enseñó a cantar nuestro himno desde su primer discurso una vez electo nuestro presidente, el pueblo lo canta y lo siente. Lo asume.

Estas reflexiones las pensé luego de ver la entrevista que se le hiciera a Fuenmayor Toro en un programa llamado “entre Villegas” donde el profesor comentaba ante la proximidad de las elecciones para asambleistas y la presidencial del 2.012 que ahora Venezuela tenía más conciencia y amor patrio, así como si hubiese sido por ósmosis o por obra de un milagro. Fuenmayor no le reconocía este mérito a nuestro comandante presidente, hasta lo alertaba de que Venezuela ahora sabía más de Bolívar, como si esto no fuera obra del mismo Hugo Chávez. Para Fuenmayor nada de esto era producto de nuestra revolución, es más, allí dice bien claro que aquí no ha habido revolución alguna ni se marcha hacia el socialismo de ninguna nomenclatura y que tampoco le parece cierto, lo puso en duda con una irónica sonrisa, que estemos en la quinta república. En las bondades de la democracia cabe que cada quien piense y diga lo que quiera, así que le respeto ese derecho. Si en verdad tuve la curiosidad de ver un poco más de cerca la postura de este grupo de supuestos “revolucionarios sin Chávez” y de “frente con Venezuela” verlo más bien me tranquilizó. La verdad es que nunca había “visto” a Fuenmayor, si lo he venido leyendo desde hace unos dos años y su postura para nada me extraño pues todas las cosas por el escritas solo destilan y apuntaban a un gran conflicto de poder con el comandante; pero una cosa es escribir y otra pretender ser líder, palabra que nunca usó en la entrevista y a la que le resta importancia. En Venezuela y en el mundo, los procesos históricos generan liderazgos, mujeres u hombres que tienen un magnetismo especial que cautiva a las masas y que las masas apoyan para que los represente. La verdad es que ahora pienso que Fuenmayor Toro escribe mucho mejor que como habla. Decidí seguir observando su desarrollo con miras a que en algún momento, si es que les parece importante, publiquen su supuesto “proyecto de país” que a mi criterio debería ser lo primero que publicara cualquier grupo disidente y no las descaradas apetencias electorales de las que muy honestamente se hizo responsable. El pretende ser Presidente, el u otro de su grupo. ¡Que forma de no saber evaluar lo que es un líder! Eso de todos modos lo dejo a la historia. Ni es el primero ni será el último que veamos montándose en ese tren.

Lo que si me pareció obligatorio fue recordarle a Fuenmayor que nadie puede dejar de reconocerle a Hugo Chávez Frías el habernos despertado como pueblo, que la Venezuela de hoy a la que se refiere, nace desde aquel 4 de febrero de 1.992. Vino cargado de Bolívar y de tricolor patrio para levantar la esperanza de todo un pueblo que hoy por hoy sigue siendo aquel mismo pueblo que ya Fuenmayor perdió de vista. Un pueblo lleno de tricolor que muy a pesar de los esfuerzos por pretender reemplazarlo, que tenga Fuenmayor o Henry Falcón, seguirá dándoles palizas en cada proceso electoral y no cambiará su decisión de seguir apoyando a un líder que le es fiel a las cosas que nos ha prometido. Un pueblo que si acepta que ya la cuarta república es parte de un pasado, cosa que el señor Fuenmayor aun no asume, y que va de frente con la quinta, la de la República Bolivariana de Venezuela, en camino al socialismo.

Amarillo, azul y rojo, el tricolor con el que bajó Miranda de su barco y que ondeó por las montañas y llanos de todas las tierras de este continente, que hoy de nuevo se bate en los vientos de lucha y de cambio en toda nuestra patria. Amarillo, azul y rojo con ocho estrellas, octava de las cuales seguramente le molestará también a quienes pretenden desconocer nuestra revolución. Chávez es mucho más que el hombre que nos habla cada domingo, Chávez somos todos los que votaremos el 26 para que se entienda quien es quien manda en Venezuela.

De verdad que a quien ya dejó de creer en Chávez y se regodea en su egocéntrica aspiración a ser elegido como presidente, le debe importar muy poco el flaco servicio que nos hace, le debe hasta alegrar la idea de que se arriesguen los resultados de la elección parlamentaria. Creo que es mejor que de una vez hagan su tienda aparte y sepamos todos quienes son ellos.

Amarillo, azul y rojo. Venceremos Venezuela!!!!

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