jueves, 15 de abril de 2010

UN GRANO DE MAÍZ. LA FUERZA DEL ESPÍRITU

Un Grano de Maíz
La fuerza del espíritu

Por: Antonio Aponte

¿Cuál es la fuerza que mueve a los pueblos? La discusión es vieja y parece infinita. Unos postulan a lo material como el motor de la historia. Otros responden que es el espíritu el móvil de todos los móviles.

Nosotros pensamos que la fuerza que mueve a los pueblos depende del objetivo de la acción, de su calidad. Explicamos:

Si se trata de un reacomodo dentro del capitalismo, sin duda la fuerza será material. Si por el contrario se trata de una Revolución, de la superación del capitalismo, la fuerza tiene que ser el espíritu. Sólo el espíritu es capaz de conducir a los pueblos a las grandes hazañas.
Bolívar, cuando se refiere al Ejército Libertador, nos dice: “Se cubría con sus armas, porque no tenía uniformes; pereciendo de miseria, se alimentaba de los despojos del enemigo, y sin ambición no respiraba más que el amor a la patria”.

El espíritu, el amor a la patria era el volcán que habitaba el alma de esa tropa, el fuego sagrado que movía al Ejército Libertador de un Continente. No existe fuerza material capaz de impulsar esa hazaña. Las grandes obras de la humanidad no están permitidas a los mercenarios.
Ese espíritu encendió la llamarada que gritó en Alegría de Pío:“¡Aquí no se rinde nadie!”, cuando los rebeldes comandados por Fidel fueron sometidos a un bombardeo brutal que amenazaba extinción.

Es el mismo sentimiento altruista que llevó a Fabricio, a Argimiro, al Pica, a Saturno y a tantos jóvenes anónimos, a las montañas para constituirse en reserva moral de la patria.
Es el mismo amor de las jornadas de Abril, cuando el pueblo humilde, entre sollozos, proclamaba: “Con hambre y sin empleo con Chávez me resteo”.

Hoy en la Revolución Bolivariana se enfrenta el gran reto de construir el Socialismo, se discute cuál debe ser la palanca principal de la faena. La tentación de usar las armas melladas del capitalismo es inmensa.

Tenemos mucho tiempo sumergidos en la lógica capitalista, el estímulo material nos tienta. La política de la cuarta de repartir migajas y promesas en época de elecciones, ilusiona eficacia. Son métodos propios del capitalismo.

Es así que se asocia el resultado electoral con la bonanza. Si el Gobierno Revolucionario tiene problemas materiales, la oposición se alegra, piensan que el pueblo nos dará la espalda. ¡Qué poco conocen al pueblo heredero de los Libertadores!

Nosotros debemos afincar nuestra política en el espíritu, convocar al pueblo para lo grande, para la hazaña histórica. El apoyo a la Revolución y al Comandante debe nacer del corazón, y no del bolsillo.

Es necesario explicar la trascendencia de la batalla que libramos, situarla en el paisaje mundial, relacionarla con el destino de la humanidad, con el futuro de La ALBA, con la suerte de los humildes.

Simultáneamente debemos solucionar los problemas materiales, dar prueba de eficacia revolucionaria. Pero siempre atrevernos a convocar al pueblo para lo grande, para el Amor. El espíritu es la fuerza de la Revolución.
¡Chávez es Socialismo!

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