miércoles, 28 de abril de 2010

Pequeñas cosas

Pequeñas cosas
Baleryns López

Sé que a veces o tal vez la mayoría de ellas, suelo ser fastidiosa con está escribidera de guevonadas pero no tengo más remedio, tengo que escribir de estas guevonadas, de estas pequeñas cosas tan importantes en mi vida, en la vida.

Volverán a llamarme como cuando escribí “un canto contra el pueblo” en defensa de Alí y el pueblo venezolano y nuestra dignidad, me llamarán otra vez vieja, sesentosa, moralista y comunista pero no me importa, si escribo lo que escribo no es para ganarme un premio o la benevolencia de algún... si alguien se arrecha, se pica y me insulta entonces el trabajo está hecho; para mi mejor, pues esto a mi entender da cuenta de que llegó e hirió suceptibilidades.

Que las y los escuálidos sean hembris-machistas no me importa, que las escuálidas se operen las tetas, la cara y el culo no me importa, que sus esposos escuálidos las coaccionen a esto porque si no se van con otra, no me importa; que se metan todas las hamburguesas de Mc'donals y se harten toda la Coca-cola del planeta, si se mueren a mi no me van a hacer falta.

Pero mis camaradas, con los que algún día, producto de esta contradicción que no podrá resolverse sino a través de la imposición de la mayoría, con los que algún día tomaremos las armas de la razón y de la practica justa y sistemática, mis camaradas no y esto lo he visto y lo sigo viendo lamentablemente. Con qué ejemplo ético-ideológico vamos nosotr@s a criticar y superar el capitalismo, cómo podemos hablar de socialismo, de marxismo, igualdad y democracia; de los poderes creadores del pueblo y los pueblos, del respeto, la solidaridad, la tolerancia y el amor si no hacemos una mínima reflexión de nuestras actitudes ante la vida en el día a día.

Pareciera que hay un momento del día para decir nuestro discurso y cuando tomamos la camioneta, nos montamos en el carro o la moto, cuando compartimos un café y nos vamos a casa todo se nos olvida y se instala nuevamente el monstruo primigenio del capitalismo el hembrismo-machismo que tanto mal nos ha hecho durante siglos. Escuchamos a l@s compañeros haciendo comentarios y chistes discriminatorios del hombre o la mujer, vemos a las camaradas sobornando a sus exmaridos para poder ver a sus hijos, compañeras que se operan y se auto flagelan y luego van a las comunidades a decirnos lo importante de reconocernos a nosotras mismas; compañeros que se alcoholizan viernes, sábados y domingos sin brindarle el amor que requieren sus familias, que les pegan a sus compañeras e hijos, que las mandan pa la cocina...

Bueno pero si nuestro comandante dijo públicamente, y lo dice cada vez que puede, que la revolución socialista es esencialmente feminista, si hasta tenemos un ministerio de la mujer, cuando ya contábamos con INAMUJER, esa es la igualdad y la no discriminación que profesamos, bueno deberíamos tener entonces un ministerio del hombre, otro de la niña y el niño, de negros, de eurodescendientes, de gente de la juventud prolongada, de gays... si está es la postura de nuestr@s líderes cómo pueden esperar la superación de estas contradicciones en la base. Lo cierto es que somos incosecuentes con nuestro profesar todos los días.

La mejor campaña para este proceso revolucionario es el ejemplo, que ni un militante tire un papel en el piso, que no tomen caña en la calle mientras tengan la camisa del partido o el carnet de funcionario, que no se coman la luz y se pongan el casco, que no se operen las tetas, y el buenas tardes y el hola cómo estas, si un vecino se enferma preguntarle cómo esta, y el darle el puesto al que lo necesite, ayudar a cruzar la calle, que no paren los carros en la Plaza Bolívar, que nadie se agarre un lápiz, que la lucha de los consejos comunales sea una lucha por la convivencia y no por los reales, que nadie tome decisiones por el pueblo, esos serían grandes pasos para avanzar en la revolución, en la vida, esas pequeñas cosas

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