Frustrado y derrotado asalto al Cuartel San Carlos
Sublevación de los jóvenes oficiales del cuartel San Carlos, el palacio de Miraflores y los cadetes de la Academia Militar, con apoyo de los estudiantes, contra la tiranía de Juan Vicente Gómez
Este próximo 7 de abril de 2008 se cumplen ochenta y dos años del alzamiento militar ocurrido en la ciudad de Caracas en contra de la dictadura de Juan Vicente Gómez. Un grupo de jóvenes oficiales, cadetes y estudiantes universitarios decidieron tomar las armas para enfrentar la barbarie que gobernaba a Venezuela desde 1908.
Sublevación de los jóvenes oficiales del cuartel San Carlos, el palacio de Miraflores y los cadetes de la Academia Militar, con apoyo de los estudiantes, contra la tiranía de Juan Vicente Gómez
Este próximo 7 de abril de 2008 se cumplen ochenta y dos años del alzamiento militar ocurrido en la ciudad de Caracas en contra de la dictadura de Juan Vicente Gómez. Un grupo de jóvenes oficiales, cadetes y estudiantes universitarios decidieron tomar las armas para enfrentar la barbarie que gobernaba a Venezuela desde 1908.
Los acontecimientos políticos que rodearon, en febrero de ese año, la celebración de la Semana del Estudiante, habían colocado al régimen gomecista en una compleja situación política.
Inesperadamente, la tranquila sociedad caraqueña se vio alterada por violentos disturbios callejeros, elocuentes discursos juveniles, y una sorprendente solidaridad de amplios sectores sociales con la posición de rebeldía sostenida por los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela
Tal día como hoy, el 7 de abril de 1928, estalló la sublevación de los jóvenes oficiales del palacio de Miraflores (Caracas), el cuartel San Carlos y los cadetes de la Academia Militar, con el apoyo de la Federación de Estudiantes de Venezuela, contra la tiranía de Juan Vicente Gómez.
El principal dirigente fue el capitán Rafael Alvarado. En la madrugada del Sábado Santo, el teniente Rafael Barrios tomó el control del palacio de Miraflores, mientras el subteniente Leonardo Leefmans levantaba en rebeldía a los cadetes de la Academia Militar y el subteniente Agustín Fernández asumía el mando del cuartel San Carlos, donde se encontraba el arsenal del ejército.
La rebelión del San Carlos era indispensable a fin de armar a los estudiantes, quienes se habían concentrado en la plaza El Panteón y en una quebrada detrás del San Carlos. Cuando, después de tomar Miraflores, Alvarado y Barrios, con un contingente de soldados, se dirigían al cuartel San Carlos, donde Fernández debía abrirles las puertas a fin de distribuir el armamento, se les adelantó el general Eleazar López Contreras, jefe de la Guarnición de Caracas, quien se había enterado de la revuelta por una delación. López Contreras ordenó al centinela de guardia que le obedeciera y por sorpresa ingresó al cuartel y dominó la situación, después de un breve intercambio de disparos.
Los jóvenes oficiales comprometidos en la rebelión habían planificado su acción después de numerosas reuniones, en las cuales tuvieron un peso fundamental para tomar su decisión la entrega de Gómez de la riqueza petrolera a los estadounidenses en condiciones coloniales e indignas, así como las terribles condiciones económicas y de pobreza del pueblo.
Detenidos después de la rendición de San Carlos, los jóvenes oficiales fueron sometidos a brutales torturas en Villa Zoila, El Paraíso. En el libro de José Rafael Pocaterra “Memorias de un venezolano de la decadencia”, hay una dramática narración de los hechos.
Entre los estudiantes detenidos se encontraban Ernesto Silva Tellería, Miguel Otero Silva, Germán Tortosa, José Tomás Jiménez Arráiz, Carlos Irazábal, Rodolfo Quintero y Carlos Rovatti, quienes fueron enviados a los calabozos de La Rotunda, vieja cárcel situada donde hoy está la plaza La Concordia y al castillo Libertador en Puerto Cabello (Carabobo).
El principal dirigente fue el capitán Rafael Alvarado. En la madrugada del Sábado Santo, el teniente Rafael Barrios tomó el control del palacio de Miraflores, mientras el subteniente Leonardo Leefmans levantaba en rebeldía a los cadetes de la Academia Militar y el subteniente Agustín Fernández asumía el mando del cuartel San Carlos, donde se encontraba el arsenal del ejército.
La rebelión del San Carlos era indispensable a fin de armar a los estudiantes, quienes se habían concentrado en la plaza El Panteón y en una quebrada detrás del San Carlos. Cuando, después de tomar Miraflores, Alvarado y Barrios, con un contingente de soldados, se dirigían al cuartel San Carlos, donde Fernández debía abrirles las puertas a fin de distribuir el armamento, se les adelantó el general Eleazar López Contreras, jefe de la Guarnición de Caracas, quien se había enterado de la revuelta por una delación. López Contreras ordenó al centinela de guardia que le obedeciera y por sorpresa ingresó al cuartel y dominó la situación, después de un breve intercambio de disparos.
Los jóvenes oficiales comprometidos en la rebelión habían planificado su acción después de numerosas reuniones, en las cuales tuvieron un peso fundamental para tomar su decisión la entrega de Gómez de la riqueza petrolera a los estadounidenses en condiciones coloniales e indignas, así como las terribles condiciones económicas y de pobreza del pueblo.
Detenidos después de la rendición de San Carlos, los jóvenes oficiales fueron sometidos a brutales torturas en Villa Zoila, El Paraíso. En el libro de José Rafael Pocaterra “Memorias de un venezolano de la decadencia”, hay una dramática narración de los hechos.
Entre los estudiantes detenidos se encontraban Ernesto Silva Tellería, Miguel Otero Silva, Germán Tortosa, José Tomás Jiménez Arráiz, Carlos Irazábal, Rodolfo Quintero y Carlos Rovatti, quienes fueron enviados a los calabozos de La Rotunda, vieja cárcel situada donde hoy está la plaza La Concordia y al castillo Libertador en Puerto Cabello (Carabobo).
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