El guerrillero comunicacional
Por: Plácido R. Delgado
Por: Plácido R. Delgado
El guerrillero comunicacional no me informa, no me lee una sarta de mentiras edulcoradas y maquilladas para que me las trague sin sentir el acíbar que un dueño de medio excreta a diestra y siniestra. Yo creo en tu verbo popular, combatiente.
El guerrillero comunicacional debe cuidar sus pies porque siempre anda en la calle, caminando por los senderos populares, subiendo cerros, trepando escalinatas, escudriñando callejones y veredas. Además pisa el terreno minado del enemigo, sus restaurantes, sus hoteles, sus oficinas, sus casinos y sus demás guaridas; incluso allende los mares. El Che aconsejaba cuidar los pies tanto como las ideas.
El guerrillero comunicacional es chivo montaraz, por eso nunca lo arrean. Abre brechas de luz entre tanta sombra comunicacional y asoma el alma por encima de los cercos mediáticos. No hay escuálido ni traidor que no tiemblen ante tu carga por la verdad.
El guerrillero comunicacional siempre tiene en la mira al enemigo, conoce de sus andanzas, de sus mañas y costumbres capitalistas, sus conspiraciones y relaciones de albañal. Ve el camuflaje del hipócrita y del safrisco con suma facilidad entre la espesura de los montes periodísticos. Ladra y aúlla la jauría, pues la espantan antes de la meada.
El guerrillero comunicacional lleva irreverencia en la canana y lealtad en el corazón, cinto de palabras y boina de ideas. Granadas de sonrisas, obuses de amor, bastimento de versos. Marcha rápida la columna guerrillera, inasible, solo vista cuando ataca y su ataque es implacable. Muchas veces ni siquiera pueden levantar la pata los muy cánidos, cuando les cae la guerrilla en sus cubiles.
El guerrillero comunicacional va, como dice Silvio, matando canallas con su cañón de futuro. Voz del cerro y del campo que retumba en sus cloacas, derribadora de infamias. Tomadores por asalto del odio acuartelado.
El guerrillero comunicacional es la encarnación del espíritu de aquel 13 de abril que abatió con furia de titanes el vil egoísmo. Cuando uno de esos viles ve un guerrillero comunicacional, huye con la misma premura con la que salió de palacio hace siete años. ¡A cuerpos cobardes, cómo se menean!
El guerrillero comunicacional es vanguardia popular, es columna que serpentea por los caminos, es espinito y es rio crecido, es garante de que el silencio mediático no vuelva a ocurrir.
El guerrillero comunicacional no teme revelar sus fuentes: Es el Pueblo. No tiene que ocultar nada, sí mucho que develar. No crea artificiales matrices con aquello de: “Algunas personas dicen que…”
El guerrillero comunicacional ya ha ganado su primera batalla y el enemigo solo atina a lamer su renquera ante los medios. ¡Cuántos ladridos, camaradas!
El guerrillero comunicacional avanza, diluyendo las sombras del oscurantismo mediático.
El guerrillero comunicacional debe cuidar sus pies porque siempre anda en la calle, caminando por los senderos populares, subiendo cerros, trepando escalinatas, escudriñando callejones y veredas. Además pisa el terreno minado del enemigo, sus restaurantes, sus hoteles, sus oficinas, sus casinos y sus demás guaridas; incluso allende los mares. El Che aconsejaba cuidar los pies tanto como las ideas.
El guerrillero comunicacional es chivo montaraz, por eso nunca lo arrean. Abre brechas de luz entre tanta sombra comunicacional y asoma el alma por encima de los cercos mediáticos. No hay escuálido ni traidor que no tiemblen ante tu carga por la verdad.
El guerrillero comunicacional siempre tiene en la mira al enemigo, conoce de sus andanzas, de sus mañas y costumbres capitalistas, sus conspiraciones y relaciones de albañal. Ve el camuflaje del hipócrita y del safrisco con suma facilidad entre la espesura de los montes periodísticos. Ladra y aúlla la jauría, pues la espantan antes de la meada.
El guerrillero comunicacional lleva irreverencia en la canana y lealtad en el corazón, cinto de palabras y boina de ideas. Granadas de sonrisas, obuses de amor, bastimento de versos. Marcha rápida la columna guerrillera, inasible, solo vista cuando ataca y su ataque es implacable. Muchas veces ni siquiera pueden levantar la pata los muy cánidos, cuando les cae la guerrilla en sus cubiles.
El guerrillero comunicacional va, como dice Silvio, matando canallas con su cañón de futuro. Voz del cerro y del campo que retumba en sus cloacas, derribadora de infamias. Tomadores por asalto del odio acuartelado.
El guerrillero comunicacional es la encarnación del espíritu de aquel 13 de abril que abatió con furia de titanes el vil egoísmo. Cuando uno de esos viles ve un guerrillero comunicacional, huye con la misma premura con la que salió de palacio hace siete años. ¡A cuerpos cobardes, cómo se menean!
El guerrillero comunicacional es vanguardia popular, es columna que serpentea por los caminos, es espinito y es rio crecido, es garante de que el silencio mediático no vuelva a ocurrir.
El guerrillero comunicacional no teme revelar sus fuentes: Es el Pueblo. No tiene que ocultar nada, sí mucho que develar. No crea artificiales matrices con aquello de: “Algunas personas dicen que…”
El guerrillero comunicacional ya ha ganado su primera batalla y el enemigo solo atina a lamer su renquera ante los medios. ¡Cuántos ladridos, camaradas!
El guerrillero comunicacional avanza, diluyendo las sombras del oscurantismo mediático.
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