El golpe de 2002 tras bastidores
Mariandry Laclé
Tres días marcaron para siempre la historia de Venezuela. La ambición de poder de quienes lideraban los sectores privados del país no pudo más que la fuerza del pueblo revolucionario que, con coraje, salió sin descanso a defender la institución y las leyes de la República. Un recuento que pone a la luz pública una serie de hechos detrás del golpe de abril.
“Te dije que lo íbamos a lograr”, así celebraba el general Medina Gómez, vía telefónica, desde horas del mediodía del 11 de abril de 2002, el golpe fascista que aún no había sido consumado. Uno de los escoltas del general Vásquez Velasco, asegura haber presenciado dicha conversación.
Este hombre vivió muy de cerca todo el entramado de aquél día. “Alrededor de las 2:00 de la tarde nos dieron la orden de que nos vistiéramos de civil y le quitáramos las placas a los automóviles”, recordó. Para entonces, estaban reunidos un conjunto de generales en la oficina del comandante general de las Escuelas. “Yo observé como se pasaban el teléfono entre ellos y se decían 'toma, convéncelo tú, es Baduel que no quiere sumarse’. Debido a que el volumen en el teléfono era bastante alto, llegué a escuchar a Baduel decir 'eso no puede ser, es inconstitucional'”.
Según declaraciones de este escolta, quien prefirió no revelar su nombre por motivos de seguridad, el general González González planeaba ir a buscar al también general García Carneiro, por lo que dijo: “necesito un escolta al que no le tiemble el pulso”, y escogió a un hombre que, al saber cual sería su misión (asesinar a García Carneiro), sorprendió a todos cuando de manera firme les dio la respuesta menos esperada: “yo soy un escolta para proteger, no para matar”.
Posteriormente, algunos de los generales se encontrarían en el batallón Codazzi para ofrecer una rueda de prensa, en la que fueron convocados los medios privados, para hacer públicamente manifiesto su desacuerdo con el presidente constitucional, Hugo Chávez Frías. “En esa rueda de prensa tal era el interés de los medios privados, que los declarantes dijeron que necesitaban un microondas para poder transmitir y fue impresionante como sacaban uno de todas partes, porque, claro, les convenía, pues eran los generales en revelación”, indicó quien para entonces estaba encargado de la seguridad del disidente Vásquez Velasco.
Mientras estos acontecimientos se suscitaban, los contrarrevolucionarios habían convocado a sus seguidores a una marcha, cuya ruta iba desde las instalaciones del Parque del Este hasta, supuestamente, la sede de Pdvsa en Chuao, pero, una vez en el lugar, Carlos Ortega, Carmona Estanga, Molina Tamayo, entre otros, incitaron a la multitud a dirigirse a un nuevo destino: Miraflores, tal cual como la habían planificado.
Al respecto, la diputada Iris Valera refiere: “cuando me informan que la marcha iba hasta el Palacio de Gobierno, me fui para allá, pero nunca imaginé que se trataba de un golpe de Estado. Sin embargo, recuerdo que las pancartas decían “hasta hoy llegaste Chávez, vete ya”.
El presidente Chávez se pronunció en cadena nacional a las 3:45 de la tarde, pero su comunicación era constantemente saboteada por los medios privados. “Dividieron la pantalla en dos para mostrar la marcha de la oposición y, además, estos medios privados querían hacer creer que Chávez había mandado a dispersar con violencia la concentración de ellos”, relata la diputada Varela. Sin embargo, si hacemos recuento de las palabras pronunciadas por el mandatario venezolano encontramos lo siguiente:
“(...) Este llamado es a la reflexión y a buscar un camino de conciliación, en torno a la aceptación de lo que hay que comenzar aceptando: una constitucionalidad, un estado de derecho, unas instituciones legítimas entre ellas la Presidencia de la República. ‘calma y cordura’ decía algún venezolano en alguna época. Lo repito hoy: ‘calma y cordura a todos los venezolanos’ (...)”.
A la altura de Puente Llaguno, en Caracas, la Policía Metropolitana (PM) arremetía en contra de los simpatizantes del gobierno que se encontraban allí concentrados: “ La gente que estaba en Puente Llaguno se lanzaba al piso. Un compatriota se me acercó y me dijo ‘camarada nos están matando'. Yo intenté conversar con funcionarios, pero no me hicieron caso, porque estaban a la orden, entre muchos otros, de Alfredo Peña y Henry Vivas. Todo era parte de un plan preconcebido con francotiradores dispuestos en distintos puntos”, precisa la diputada.
Esa misma tarde, en el quinto piso de la Comandancia General del Ejército, estaban reunidos todos los generales que se habían revelado. “En el encuentro escuché al general Romer Fuenmayor decir: 'si Chávez no sale, vamos a bombardear a Miraflores’”, asegura el escolta de Vásquez Velasco.
La diputada Iris Varela comenta que entre mucha confusión llegó la noche de aquel 11 de abril. “En la noche observé a un hombre herido a quien los compatriotas acusaban de haberlo visto disparar, yo los convencí de que no lo lincharan, para que nos contara quienes lo habían mandado, y lo llevé para que le dieran asistencia médica en Miraflores. Allí le quité las credenciales y nos dimos cuenta de que pertenecía a una compañía de los Pérez Recao”, asegura.
La figura detrás del discurso de Carmona
El escolta de Vásquez Velasco asegura haber visto a Isaac Pérez Recao dejando por escrito lo que al día siguiente diría Carmona Estanga.
“En el escritorio del general Vàsquez Velasco, se encontraba Pérez Recao junto a Carmona, dictándole lo que diría al día siguiente y, este, a su vez, en un papelito iba copiando con atención lo que aquél joven le decía. A mi me impresionaba como todos le hacían caso a ese señor. Parecía que temblaban ante su presencia”, refiere el declarante.
“Esa basura vamos a sacarla del aire”
“…Esa basura, ¡asimismo! que se llama el Canal 8, vamos a sacarla fuera del aire, va fuera del aire...Esa es la advertencia que les digo, porque aquí no nos estamos chupando el dedo ni somos ningunos pendejos (...) el Canal 8 va en las próximas horas fuera del aire...”, de esta manera se refirió al canal del Estado, el entonces gobernador de Miranda, Enrique Mendoza.
Con estas palabras se puso, aún más en evidencia, la participación de Mendoza en el golpe y el apoyo que dieron los medios privados, vía que usó para vociferar sus amenazas. “...Los vamos a sacar de Miraflores, les quedan pocas horas y van a salir por las buenas o por las malas de Miraflores...”, decía frente a las cámaras.
No tardaron en cumplir su cometido. Las instalaciones del canal fueron tomadas policialmente, clausurando así su señal. De esta manera, el país quedaba sin un medio de comunicación de contrapeso que mostrara lo que a los medios privados no les convenía transmitir.
"Vayan a la resistencia"
Cerca de la media noche, tanquetas militares llegaron a Miraflores. Bajo amenaza de bombardeo, el presidente venezolano decide entregarse a los golpistas. “Observé cuando subieron al presidente Chávez por un ascensor, en compañía de dos norteamericanos. Recuerdo que mientras lo esperaban, el general González González decía: ‘no lo vamos a llevar para Cuba, que pague aquí mismo. Tráemelo, yo le caigo a golpes’. Ya arriba, pude ver cómo a mansalva se repartían cargos, y al llegar al auditorio de Inspectoría del Ejército, abrí la puerta. Se encontraba el presidente Chávez sentado con las manos estiradas y su boina a la izquierda, de pronto me tiran la puerta en la cara y quien lo hace era nada más y nada menos que el secretario general del Instituto de Previsión Social de la Fuerza Armada (Ipsfa), otro traicionero más”, relata el escolta de Vásquez Velasco.
Por su parte, Iris Varela comenta el acto de entrega de Chávez como una acción para evitar más violencia en el país. “Para salvarnos la vida a todos los que estábamos allí, el presidente Chávez accedió a irse con ellos. No olvido que nos dijo: “no voy a aceptar que haya más derramamiento de sangre, si ellos me quieren a mí, yo voy a ver que es lo que quieren conmigo”. Quedó secuestrado en Fuerte Tiuna de donde seria trasladado a Turiamo y posteriormente a La Orchila. Entre los personajes que se lo llevan se encontraba el general Rosendo y el ministro Hurtado Sucre.
Por su parte, William Lara, quien para entonces era el presidente de la Asamblea Nacional (AN), asegura que las últimas palabras que le dijo el presidente Chávez a su tren de gobierno antes de ser secuestrado fueron: "de acá, vayan a la resistencia".
12 -A: Ruptura del hilo constitucional
En la madrugada del 12 de abril, el Alto Mando anunció a través del general Lucas Rincón Romero que le habían solicitado la renuncia a Chávez, y que éste supuestamente había aceptado. El documento reza:
“Los miembros del Alto Mando Militar de la República Bolivariana de Venezuela deploran los lamentables acontecimientos sucedidos en la ciudad capital en el día de ayer. Ante tales hechos, se le solicitó al señor Presidente de la República la renuncia de su cargo, la cual aceptó. Los integrantes del Alto Mando ponen sus cargos a la orden, los cuales entregaremos a los oficiales que sean designados por las nuevas autoridades…”.
Una renuncia que posteriormente sería desmentida de manera contundente cuando el presidente Chávez desde Turiamo, escribe una nota donde indica: "No he renunciado al poder legítimo que el pueblo me dio".
El escolta de Vásquez Velasco relata que en horas del mediodía crecía la ambición de los golpistas por asegurar cargos dentro del gobierno. “Medina, quien fue presidente del circulo militar, le entregó un papel al ayudante de Vásquez Velasco y le dijo `estas son nuestras postulaciones, entrégaselas a mi general’”.
De igual manera, menciona: “En el batallón Ayala, donde hubo otra reunión, Martínez Vidal estaba diciéndole a los generales injurias de Chávez, mientras el general García Carnero le refutaba con comentarios como: ‘dígale la verdad a la gente, esto es un golpe de Estado’”.
Se juramenta Pedro Carmona, alias “el breve”
Alrededor de las 5:30 de la tarde, Pedro Carmona Estanga derogó la Carta Magna, cambió el nombre de República Bolivariana de Venezuela a República de Venezuela, disolvió el Poder Legislativo, destituyó a todos los diputados a la Asamblea Nacional, y concentró la suma del poder público en sus manos, esto luego de autojuramentarse presidente de la República, yendo en contra de los principios constitucionales:
Artículo 228. La elección del Presidente o Presidenta de la República se hará por votación universal, directa y secreta, en conformidad con la ley. Se proclamará electo o electa el candidato o candidata que hubiere obtenido la mayoría de votos válidos.
El pueblo, por su parte, continuaba bajando de los cerros para reclamar el retorno de Hugo Chávez. Muchos se concentraron en Fuerte Tiuna para ejercer presión. “El General García Carneiro me dijo que mantuviera a la gente allí porque ellos eran la garantía de que nos regresaran a nuestro presidente”, apuntó Iris Varela.
“Ése mismo 12, el diputado Rodolfo Gutiérrez me mete en su carro y me dice ‘diputada la están buscando para matarla. Yo la voy a llevar a donde esté segura'. Total que pasando por la Valle-Coche, en donde estaban un conjunto de compatriotas, me bajo. Ellos manifestaban que les habían dicho que nos habían asesinado”, comentó la diputada.
Estando en aquel lugar es la primera vez que Iris Varela recibe información del estado del comandante Chávez. “Estando allí, se me acercó un soldado y me dijo que tenía algo que entregarme, pero que debíamos alejarnos, fue entonces cuando recibo un acta de la Fiscal Militar, en la que deja constancia que el presidente se encontraba en buenas condiciones de salud, pero bajo de la firma decía, de puño y letra de la funcionaria, lo siguiente: ‘manifestó a esta fiscal militar que no ha renunciado’. De allí salió nuestra consigna ‘¡No ha renunciado, lo tienen secuestrado!’”.
Golpistas arremeten en contra de la embajada de Cuba
Los alcaldes para ese momento de los municipios Chacao y Baruta, Leopoldo López y Henrique Capriles Radonski, se encuentran activamente involucrados en el violento allanamiento a la Embajada de Cuba, ubicada en la urbanización Chuao, pues no sólo permitieron que los manifestantes de manera salvaje destrozaran seis vehículos que se encontraban en el consulado, que cortaran el servicio de agua y luz, y evitaran el suministro de alimentos a quienes allí se encontraban, sino que utilizaron a sus cuerpos policiales, que además se encontraban fuera de su jurisdicción, para realizar dichas acciones.
Cabe destacar que entre los vergonzosos atropellos en los que tuvo vinculación directa Henrique Capriles, se encuentra la detención ilegal al ex ministro de Relaciones Interiores y Justicia, Ramón Rodríguez Chacín, y el allanamiento ilegal contra su vivienda.
El Tribunal 11 de Primera Instancia en Funciones del Juicio del Circuito Judicial Penal de Caracas, a cargo del doctor Regulo Aponte Madrid, ha sido el encargado de llevar el caso.
En horas de la noche de aquel 12 de abril, la inmensa mayoría del pueblo venezolano continuaba reclamando la restitución del gobierno al cual habían confiado sus votos. “Hubo un estruendo de cacerolazos, de compatriotas que se fueron hasta con llaves de cruz a darle a los postes de luz para hacer el mayor ruido posible. El pueblo se concentró en los puntos estratégicos, porque tomó la determinación de no regresar al pasado”, sentencia la diputada Varela.
13-A: Se acentúa la “Operación Restitución de la Dignidad Nacional”
En la mañana del sábado 13 de abril, los sectores militares manipulados por los golpistas toman fuerzas propias y resurgen en apoyo a Hugo Chávez y, junto al pueblo, juegan un importante papel en la restitución del Gobierno Bolivariano. En este sentido, el general Raúl Isaías Baduel puso en marcha la “Operación Restitución de la Dignidad Nacional”.
Los generales en rebelión, movidos por el nerviosismo y la presión que les ocasionaba el pueblo, discutían sobre qué hacer.
“Como había muchísima gente en las afueras, el general Alfonso Martínez, en presencia de Vásquez Velasco, le dijo al general Rosendo 'saca el Plan Ávila que se nos va a meter esta gente para el Fuerte Tiuna’, pero, para su sorpresa, Rosendo le salió con una patada en su respuesta: ‘Tu sabes como es la cosa, cuando la gente protestó en Chuao, yo no les saqué ese plan y por eso me metí en problemas, ¿ahora para los pendejos sí hay Plan Ávila? Si tu quieres saca la Guardia Nacional y métete en problemas tú’”, relata el escolta del general Vásquez Velasco, quien en todo momento definió a este último como una marioneta más de los autores intelectuales del golpe.
Gracias a que el pueblo había tomado el Palacio para reestablecer la institucionalidad, los golpistas se vieron obligados a tener que abandonar Miraflores. De esta manera, gradualmente, los funcionarios revolucionarios comenzaron a regresar.
A las 9.30 de la noche, el presidente de la Asamblea Nacional, William Lara, le tomó juramento al vicepresidente Diosdado Cabello como nuevo mandatario, quien aceptó el cargo mientras Hugo Chávez regresaba. Asimismo, una señal confusa e inestable apareció en la pantalla del Canal 8, anunciando lo que para ese momento era un secreto a voces: el hilo constitucional de la República estaba siendo restituido.
Tensión: Chávez es trasladado a la isla La Orchila
En horas de la tarde del sábado 13 de abril, Hugo Chávez es trasladado a la Orchila. Allí, el Capitán de corbeta, José Gregorio Aguilera, quien comandaba en la isla el Apostadero Aeronaval “Coronel Antonio Díaz”, fue el encargado de alistar la casa presidencial de los Mangles, lugar donde estaría prisionero Hugo Chávez.
“Luego de que en horas de la madrugada había sido avisado por parte del Teniente de Fragata Cristian Medina Macero, adscrito a Casa Militar, de que trasladarían al supuesto ex presidente hacia la isla, me comuniqué con el Almirante Jorge Sierraalta, para manifestarle que no permitiría acciones en contra del orden constituido”, señala el capitán Aguilera en una entrevista exclusiva para YVKE Mundial.
Aguilera en todo momento estuvo presto a brindarle atención a Chávez, desde el momento en que arribaron los helicópteros de la Armada que lo trasladaban. “Me le acerqué, le di agua y le dije que en su habitación se encontraba papel y lápiz para que me escribiera cualquier cosa que necesitara, además de un teléfono celular, pero, para mi sorpresa, me respondió: ‘no me se ningún número al que pueda llamar’, esto me dejó pensando que sin duda el presidente es como cualquiera de nosotros, que bajo múltiples ocupaciones se nos pasan detalles tan importantes”, manifiesta.
El astuto capitán había obstaculizado la pista de aterrizaje, con el objetivo de poder controlar las aeronaves que ingresaban al área. “Yo le negué el aterrizaje a un Boeing 737 mejor conocido como “el camastrón”, cuyo piloto se identificó como Francisco Ramos, puesto que pretendía sacar el presidente al exterior”, apunta Aguilera.
No obstante, una segunda nave de siglas N165SC fue recibida en la pista, debido a que Aguilera presumió que se trataba de personas que fiscalizarían el trato que se le daba al comandante, ya que entre los pasajeros se encontraba el Cardenal Ignacio Velasco y el Director de los Derechos Humanos del Ministerio de la Defensa, el coronel Julio Ramírez.
“Me di cuenta de que esto se trataba de un secuestro cuando al escuchar la conversación entre ellos mencionaban su estrategia para presionar a Chávez y llevarlo a que renunciara a la Presidencia. Me percaté de que no venían en buenos términos”, señala.
José Gregorio Aguilera fue descubierto en sus intenciones de amabilidad con el presidente Chávez, por lo que fue amenazado de ser desarmado y arrestado por el Grupo de Comandos Especiales, pero una vez más tuvo que ingeniárselas y hablar en malos términos de Chávez. “Despotriqué del presidente y eso los hizo convencer de que estaba con ellos”, asegura.
“Mientras continuaban presionándolo para lograr la renuncia, intenté varias veces acercarme hasta que lo logré y le dije que la situación en el país estaba controlada, que no renunciara pero él estaba muy seguro en su posición, porque con serenidad me dijo ‘Tranquilo, no lo voy a hacer’”. Entre las llamadas que se hicieron presentes para constatar el estado del comandante Chávez, Aguilera recuerda la que hiciera Ronald Blanco la Cruz al caer la tarde del 13.
En la noche, Aguilera presionaba con las imágenes que mostraban que el pueblo revolucionario estaba ya controlando la situación para que liberaran al comandante Chávez. “El oficial encargado, Sherto Romero, accedió a librarlo y de inmediato, para no dar pie a arrepentimientos, procedimos a poner en marcha la operación de vuelta a Caracas”, precisa.
“Curiosamente, antes de que llegaran los helicópteros oficiales que regresarían al presidente, intentaron aterrizar avionetas con pilotos de bragas oscuras, que no se descarta que fuesen de procedencia estadounidense, puesto que por informes de inteligencia se conoce que había presencia militar de ese país alrededor de La Orchila”, menciona Aguilera.
“No lo vi llorar, sino reflexionar”
Aún bajo el ambiente hostil en el cual se encontraba el presidente Chávez, en todo momento reflexionó junto a quienes lo tenían apresado acerca de lo que debía ser su compromiso con la nación.
“El presidente es muy conversador y en todo momento dejaba en claro lo que estaba sucediendo, la responsabilidad que tenían los involucrados en lo que hacían, el compromiso con el pueblo, en general, hizo reflexiones inspiradas en el deber ser”, recuerda el Capitán Aguilera.
“Yo no lo vi llorar, en todo momento lo observé reflexionar, aún yéndose del lugar, con los militares que lo rodearon mientras estuvo secuestrado”, finaliza Aguilera.
En horas del la madrugada arribó el presidente Chávez a Caracas y el pueblo lo recibió con emotividad, pues la Revolución Bolivariana salía nuevamente victoriosa de otra batalla en contra del fascismo y la oligarquía que sólo buscaba el beneficio de pocos a costa del atropello de la gran mayoría del pueblo venezolano.
Mariandry Laclé
Tres días marcaron para siempre la historia de Venezuela. La ambición de poder de quienes lideraban los sectores privados del país no pudo más que la fuerza del pueblo revolucionario que, con coraje, salió sin descanso a defender la institución y las leyes de la República. Un recuento que pone a la luz pública una serie de hechos detrás del golpe de abril.
“Te dije que lo íbamos a lograr”, así celebraba el general Medina Gómez, vía telefónica, desde horas del mediodía del 11 de abril de 2002, el golpe fascista que aún no había sido consumado. Uno de los escoltas del general Vásquez Velasco, asegura haber presenciado dicha conversación.
Este hombre vivió muy de cerca todo el entramado de aquél día. “Alrededor de las 2:00 de la tarde nos dieron la orden de que nos vistiéramos de civil y le quitáramos las placas a los automóviles”, recordó. Para entonces, estaban reunidos un conjunto de generales en la oficina del comandante general de las Escuelas. “Yo observé como se pasaban el teléfono entre ellos y se decían 'toma, convéncelo tú, es Baduel que no quiere sumarse’. Debido a que el volumen en el teléfono era bastante alto, llegué a escuchar a Baduel decir 'eso no puede ser, es inconstitucional'”.
Según declaraciones de este escolta, quien prefirió no revelar su nombre por motivos de seguridad, el general González González planeaba ir a buscar al también general García Carneiro, por lo que dijo: “necesito un escolta al que no le tiemble el pulso”, y escogió a un hombre que, al saber cual sería su misión (asesinar a García Carneiro), sorprendió a todos cuando de manera firme les dio la respuesta menos esperada: “yo soy un escolta para proteger, no para matar”.
Posteriormente, algunos de los generales se encontrarían en el batallón Codazzi para ofrecer una rueda de prensa, en la que fueron convocados los medios privados, para hacer públicamente manifiesto su desacuerdo con el presidente constitucional, Hugo Chávez Frías. “En esa rueda de prensa tal era el interés de los medios privados, que los declarantes dijeron que necesitaban un microondas para poder transmitir y fue impresionante como sacaban uno de todas partes, porque, claro, les convenía, pues eran los generales en revelación”, indicó quien para entonces estaba encargado de la seguridad del disidente Vásquez Velasco.
Mientras estos acontecimientos se suscitaban, los contrarrevolucionarios habían convocado a sus seguidores a una marcha, cuya ruta iba desde las instalaciones del Parque del Este hasta, supuestamente, la sede de Pdvsa en Chuao, pero, una vez en el lugar, Carlos Ortega, Carmona Estanga, Molina Tamayo, entre otros, incitaron a la multitud a dirigirse a un nuevo destino: Miraflores, tal cual como la habían planificado.
Al respecto, la diputada Iris Valera refiere: “cuando me informan que la marcha iba hasta el Palacio de Gobierno, me fui para allá, pero nunca imaginé que se trataba de un golpe de Estado. Sin embargo, recuerdo que las pancartas decían “hasta hoy llegaste Chávez, vete ya”.
El presidente Chávez se pronunció en cadena nacional a las 3:45 de la tarde, pero su comunicación era constantemente saboteada por los medios privados. “Dividieron la pantalla en dos para mostrar la marcha de la oposición y, además, estos medios privados querían hacer creer que Chávez había mandado a dispersar con violencia la concentración de ellos”, relata la diputada Varela. Sin embargo, si hacemos recuento de las palabras pronunciadas por el mandatario venezolano encontramos lo siguiente:
“(...) Este llamado es a la reflexión y a buscar un camino de conciliación, en torno a la aceptación de lo que hay que comenzar aceptando: una constitucionalidad, un estado de derecho, unas instituciones legítimas entre ellas la Presidencia de la República. ‘calma y cordura’ decía algún venezolano en alguna época. Lo repito hoy: ‘calma y cordura a todos los venezolanos’ (...)”.
A la altura de Puente Llaguno, en Caracas, la Policía Metropolitana (PM) arremetía en contra de los simpatizantes del gobierno que se encontraban allí concentrados: “ La gente que estaba en Puente Llaguno se lanzaba al piso. Un compatriota se me acercó y me dijo ‘camarada nos están matando'. Yo intenté conversar con funcionarios, pero no me hicieron caso, porque estaban a la orden, entre muchos otros, de Alfredo Peña y Henry Vivas. Todo era parte de un plan preconcebido con francotiradores dispuestos en distintos puntos”, precisa la diputada.
Esa misma tarde, en el quinto piso de la Comandancia General del Ejército, estaban reunidos todos los generales que se habían revelado. “En el encuentro escuché al general Romer Fuenmayor decir: 'si Chávez no sale, vamos a bombardear a Miraflores’”, asegura el escolta de Vásquez Velasco.
La diputada Iris Varela comenta que entre mucha confusión llegó la noche de aquel 11 de abril. “En la noche observé a un hombre herido a quien los compatriotas acusaban de haberlo visto disparar, yo los convencí de que no lo lincharan, para que nos contara quienes lo habían mandado, y lo llevé para que le dieran asistencia médica en Miraflores. Allí le quité las credenciales y nos dimos cuenta de que pertenecía a una compañía de los Pérez Recao”, asegura.
La figura detrás del discurso de Carmona
El escolta de Vásquez Velasco asegura haber visto a Isaac Pérez Recao dejando por escrito lo que al día siguiente diría Carmona Estanga.
“En el escritorio del general Vàsquez Velasco, se encontraba Pérez Recao junto a Carmona, dictándole lo que diría al día siguiente y, este, a su vez, en un papelito iba copiando con atención lo que aquél joven le decía. A mi me impresionaba como todos le hacían caso a ese señor. Parecía que temblaban ante su presencia”, refiere el declarante.
“Esa basura vamos a sacarla del aire”
“…Esa basura, ¡asimismo! que se llama el Canal 8, vamos a sacarla fuera del aire, va fuera del aire...Esa es la advertencia que les digo, porque aquí no nos estamos chupando el dedo ni somos ningunos pendejos (...) el Canal 8 va en las próximas horas fuera del aire...”, de esta manera se refirió al canal del Estado, el entonces gobernador de Miranda, Enrique Mendoza.
Con estas palabras se puso, aún más en evidencia, la participación de Mendoza en el golpe y el apoyo que dieron los medios privados, vía que usó para vociferar sus amenazas. “...Los vamos a sacar de Miraflores, les quedan pocas horas y van a salir por las buenas o por las malas de Miraflores...”, decía frente a las cámaras.
No tardaron en cumplir su cometido. Las instalaciones del canal fueron tomadas policialmente, clausurando así su señal. De esta manera, el país quedaba sin un medio de comunicación de contrapeso que mostrara lo que a los medios privados no les convenía transmitir.
"Vayan a la resistencia"
Cerca de la media noche, tanquetas militares llegaron a Miraflores. Bajo amenaza de bombardeo, el presidente venezolano decide entregarse a los golpistas. “Observé cuando subieron al presidente Chávez por un ascensor, en compañía de dos norteamericanos. Recuerdo que mientras lo esperaban, el general González González decía: ‘no lo vamos a llevar para Cuba, que pague aquí mismo. Tráemelo, yo le caigo a golpes’. Ya arriba, pude ver cómo a mansalva se repartían cargos, y al llegar al auditorio de Inspectoría del Ejército, abrí la puerta. Se encontraba el presidente Chávez sentado con las manos estiradas y su boina a la izquierda, de pronto me tiran la puerta en la cara y quien lo hace era nada más y nada menos que el secretario general del Instituto de Previsión Social de la Fuerza Armada (Ipsfa), otro traicionero más”, relata el escolta de Vásquez Velasco.
Por su parte, Iris Varela comenta el acto de entrega de Chávez como una acción para evitar más violencia en el país. “Para salvarnos la vida a todos los que estábamos allí, el presidente Chávez accedió a irse con ellos. No olvido que nos dijo: “no voy a aceptar que haya más derramamiento de sangre, si ellos me quieren a mí, yo voy a ver que es lo que quieren conmigo”. Quedó secuestrado en Fuerte Tiuna de donde seria trasladado a Turiamo y posteriormente a La Orchila. Entre los personajes que se lo llevan se encontraba el general Rosendo y el ministro Hurtado Sucre.
Por su parte, William Lara, quien para entonces era el presidente de la Asamblea Nacional (AN), asegura que las últimas palabras que le dijo el presidente Chávez a su tren de gobierno antes de ser secuestrado fueron: "de acá, vayan a la resistencia".
12 -A: Ruptura del hilo constitucional
En la madrugada del 12 de abril, el Alto Mando anunció a través del general Lucas Rincón Romero que le habían solicitado la renuncia a Chávez, y que éste supuestamente había aceptado. El documento reza:
“Los miembros del Alto Mando Militar de la República Bolivariana de Venezuela deploran los lamentables acontecimientos sucedidos en la ciudad capital en el día de ayer. Ante tales hechos, se le solicitó al señor Presidente de la República la renuncia de su cargo, la cual aceptó. Los integrantes del Alto Mando ponen sus cargos a la orden, los cuales entregaremos a los oficiales que sean designados por las nuevas autoridades…”.
Una renuncia que posteriormente sería desmentida de manera contundente cuando el presidente Chávez desde Turiamo, escribe una nota donde indica: "No he renunciado al poder legítimo que el pueblo me dio".
El escolta de Vásquez Velasco relata que en horas del mediodía crecía la ambición de los golpistas por asegurar cargos dentro del gobierno. “Medina, quien fue presidente del circulo militar, le entregó un papel al ayudante de Vásquez Velasco y le dijo `estas son nuestras postulaciones, entrégaselas a mi general’”.
De igual manera, menciona: “En el batallón Ayala, donde hubo otra reunión, Martínez Vidal estaba diciéndole a los generales injurias de Chávez, mientras el general García Carnero le refutaba con comentarios como: ‘dígale la verdad a la gente, esto es un golpe de Estado’”.
Se juramenta Pedro Carmona, alias “el breve”
Alrededor de las 5:30 de la tarde, Pedro Carmona Estanga derogó la Carta Magna, cambió el nombre de República Bolivariana de Venezuela a República de Venezuela, disolvió el Poder Legislativo, destituyó a todos los diputados a la Asamblea Nacional, y concentró la suma del poder público en sus manos, esto luego de autojuramentarse presidente de la República, yendo en contra de los principios constitucionales:
Artículo 228. La elección del Presidente o Presidenta de la República se hará por votación universal, directa y secreta, en conformidad con la ley. Se proclamará electo o electa el candidato o candidata que hubiere obtenido la mayoría de votos válidos.
El pueblo, por su parte, continuaba bajando de los cerros para reclamar el retorno de Hugo Chávez. Muchos se concentraron en Fuerte Tiuna para ejercer presión. “El General García Carneiro me dijo que mantuviera a la gente allí porque ellos eran la garantía de que nos regresaran a nuestro presidente”, apuntó Iris Varela.
“Ése mismo 12, el diputado Rodolfo Gutiérrez me mete en su carro y me dice ‘diputada la están buscando para matarla. Yo la voy a llevar a donde esté segura'. Total que pasando por la Valle-Coche, en donde estaban un conjunto de compatriotas, me bajo. Ellos manifestaban que les habían dicho que nos habían asesinado”, comentó la diputada.
Estando en aquel lugar es la primera vez que Iris Varela recibe información del estado del comandante Chávez. “Estando allí, se me acercó un soldado y me dijo que tenía algo que entregarme, pero que debíamos alejarnos, fue entonces cuando recibo un acta de la Fiscal Militar, en la que deja constancia que el presidente se encontraba en buenas condiciones de salud, pero bajo de la firma decía, de puño y letra de la funcionaria, lo siguiente: ‘manifestó a esta fiscal militar que no ha renunciado’. De allí salió nuestra consigna ‘¡No ha renunciado, lo tienen secuestrado!’”.
Golpistas arremeten en contra de la embajada de Cuba
Los alcaldes para ese momento de los municipios Chacao y Baruta, Leopoldo López y Henrique Capriles Radonski, se encuentran activamente involucrados en el violento allanamiento a la Embajada de Cuba, ubicada en la urbanización Chuao, pues no sólo permitieron que los manifestantes de manera salvaje destrozaran seis vehículos que se encontraban en el consulado, que cortaran el servicio de agua y luz, y evitaran el suministro de alimentos a quienes allí se encontraban, sino que utilizaron a sus cuerpos policiales, que además se encontraban fuera de su jurisdicción, para realizar dichas acciones.
Cabe destacar que entre los vergonzosos atropellos en los que tuvo vinculación directa Henrique Capriles, se encuentra la detención ilegal al ex ministro de Relaciones Interiores y Justicia, Ramón Rodríguez Chacín, y el allanamiento ilegal contra su vivienda.
El Tribunal 11 de Primera Instancia en Funciones del Juicio del Circuito Judicial Penal de Caracas, a cargo del doctor Regulo Aponte Madrid, ha sido el encargado de llevar el caso.
En horas de la noche de aquel 12 de abril, la inmensa mayoría del pueblo venezolano continuaba reclamando la restitución del gobierno al cual habían confiado sus votos. “Hubo un estruendo de cacerolazos, de compatriotas que se fueron hasta con llaves de cruz a darle a los postes de luz para hacer el mayor ruido posible. El pueblo se concentró en los puntos estratégicos, porque tomó la determinación de no regresar al pasado”, sentencia la diputada Varela.
13-A: Se acentúa la “Operación Restitución de la Dignidad Nacional”
En la mañana del sábado 13 de abril, los sectores militares manipulados por los golpistas toman fuerzas propias y resurgen en apoyo a Hugo Chávez y, junto al pueblo, juegan un importante papel en la restitución del Gobierno Bolivariano. En este sentido, el general Raúl Isaías Baduel puso en marcha la “Operación Restitución de la Dignidad Nacional”.
Los generales en rebelión, movidos por el nerviosismo y la presión que les ocasionaba el pueblo, discutían sobre qué hacer.
“Como había muchísima gente en las afueras, el general Alfonso Martínez, en presencia de Vásquez Velasco, le dijo al general Rosendo 'saca el Plan Ávila que se nos va a meter esta gente para el Fuerte Tiuna’, pero, para su sorpresa, Rosendo le salió con una patada en su respuesta: ‘Tu sabes como es la cosa, cuando la gente protestó en Chuao, yo no les saqué ese plan y por eso me metí en problemas, ¿ahora para los pendejos sí hay Plan Ávila? Si tu quieres saca la Guardia Nacional y métete en problemas tú’”, relata el escolta del general Vásquez Velasco, quien en todo momento definió a este último como una marioneta más de los autores intelectuales del golpe.
Gracias a que el pueblo había tomado el Palacio para reestablecer la institucionalidad, los golpistas se vieron obligados a tener que abandonar Miraflores. De esta manera, gradualmente, los funcionarios revolucionarios comenzaron a regresar.
A las 9.30 de la noche, el presidente de la Asamblea Nacional, William Lara, le tomó juramento al vicepresidente Diosdado Cabello como nuevo mandatario, quien aceptó el cargo mientras Hugo Chávez regresaba. Asimismo, una señal confusa e inestable apareció en la pantalla del Canal 8, anunciando lo que para ese momento era un secreto a voces: el hilo constitucional de la República estaba siendo restituido.
Tensión: Chávez es trasladado a la isla La Orchila
En horas de la tarde del sábado 13 de abril, Hugo Chávez es trasladado a la Orchila. Allí, el Capitán de corbeta, José Gregorio Aguilera, quien comandaba en la isla el Apostadero Aeronaval “Coronel Antonio Díaz”, fue el encargado de alistar la casa presidencial de los Mangles, lugar donde estaría prisionero Hugo Chávez.
“Luego de que en horas de la madrugada había sido avisado por parte del Teniente de Fragata Cristian Medina Macero, adscrito a Casa Militar, de que trasladarían al supuesto ex presidente hacia la isla, me comuniqué con el Almirante Jorge Sierraalta, para manifestarle que no permitiría acciones en contra del orden constituido”, señala el capitán Aguilera en una entrevista exclusiva para YVKE Mundial.
Aguilera en todo momento estuvo presto a brindarle atención a Chávez, desde el momento en que arribaron los helicópteros de la Armada que lo trasladaban. “Me le acerqué, le di agua y le dije que en su habitación se encontraba papel y lápiz para que me escribiera cualquier cosa que necesitara, además de un teléfono celular, pero, para mi sorpresa, me respondió: ‘no me se ningún número al que pueda llamar’, esto me dejó pensando que sin duda el presidente es como cualquiera de nosotros, que bajo múltiples ocupaciones se nos pasan detalles tan importantes”, manifiesta.
El astuto capitán había obstaculizado la pista de aterrizaje, con el objetivo de poder controlar las aeronaves que ingresaban al área. “Yo le negué el aterrizaje a un Boeing 737 mejor conocido como “el camastrón”, cuyo piloto se identificó como Francisco Ramos, puesto que pretendía sacar el presidente al exterior”, apunta Aguilera.
No obstante, una segunda nave de siglas N165SC fue recibida en la pista, debido a que Aguilera presumió que se trataba de personas que fiscalizarían el trato que se le daba al comandante, ya que entre los pasajeros se encontraba el Cardenal Ignacio Velasco y el Director de los Derechos Humanos del Ministerio de la Defensa, el coronel Julio Ramírez.
“Me di cuenta de que esto se trataba de un secuestro cuando al escuchar la conversación entre ellos mencionaban su estrategia para presionar a Chávez y llevarlo a que renunciara a la Presidencia. Me percaté de que no venían en buenos términos”, señala.
José Gregorio Aguilera fue descubierto en sus intenciones de amabilidad con el presidente Chávez, por lo que fue amenazado de ser desarmado y arrestado por el Grupo de Comandos Especiales, pero una vez más tuvo que ingeniárselas y hablar en malos términos de Chávez. “Despotriqué del presidente y eso los hizo convencer de que estaba con ellos”, asegura.
“Mientras continuaban presionándolo para lograr la renuncia, intenté varias veces acercarme hasta que lo logré y le dije que la situación en el país estaba controlada, que no renunciara pero él estaba muy seguro en su posición, porque con serenidad me dijo ‘Tranquilo, no lo voy a hacer’”. Entre las llamadas que se hicieron presentes para constatar el estado del comandante Chávez, Aguilera recuerda la que hiciera Ronald Blanco la Cruz al caer la tarde del 13.
En la noche, Aguilera presionaba con las imágenes que mostraban que el pueblo revolucionario estaba ya controlando la situación para que liberaran al comandante Chávez. “El oficial encargado, Sherto Romero, accedió a librarlo y de inmediato, para no dar pie a arrepentimientos, procedimos a poner en marcha la operación de vuelta a Caracas”, precisa.
“Curiosamente, antes de que llegaran los helicópteros oficiales que regresarían al presidente, intentaron aterrizar avionetas con pilotos de bragas oscuras, que no se descarta que fuesen de procedencia estadounidense, puesto que por informes de inteligencia se conoce que había presencia militar de ese país alrededor de La Orchila”, menciona Aguilera.
“No lo vi llorar, sino reflexionar”
Aún bajo el ambiente hostil en el cual se encontraba el presidente Chávez, en todo momento reflexionó junto a quienes lo tenían apresado acerca de lo que debía ser su compromiso con la nación.
“El presidente es muy conversador y en todo momento dejaba en claro lo que estaba sucediendo, la responsabilidad que tenían los involucrados en lo que hacían, el compromiso con el pueblo, en general, hizo reflexiones inspiradas en el deber ser”, recuerda el Capitán Aguilera.
“Yo no lo vi llorar, en todo momento lo observé reflexionar, aún yéndose del lugar, con los militares que lo rodearon mientras estuvo secuestrado”, finaliza Aguilera.
En horas del la madrugada arribó el presidente Chávez a Caracas y el pueblo lo recibió con emotividad, pues la Revolución Bolivariana salía nuevamente victoriosa de otra batalla en contra del fascismo y la oligarquía que sólo buscaba el beneficio de pocos a costa del atropello de la gran mayoría del pueblo venezolano.
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